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Información General | 28 may 2016

El Arzobispo de La Plata pidió “borrón y cuen

Otra vez Aguer: “Es curioso el celo por acusar y juzgar delitos cometidos 40 años atrás”

Fiel a su costumbre, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, volvió a verter palabras que representan la visión más retrógrada y conservadora de la Argentina. En el tradicional tedeum del 25 de mayo, el eclesiástico aseguró que la política de memoria, verdad y justicia era una forma “pomposa” de nombrar al “rencor y la venganza”. Además, se disfrazó de economista y criticó al “consumo insensato financiado por el fisco”.


El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, uno de las autoridades eclesiásticas que representa el ala más conservadora de la Iglesia argentina, presidió en la catedral local el solemne tedeum por el 25 de Mayo. Sin dudas, sus palabras más polémicas se dieron cuando habló de los crímenes de lesa humanidad perpetrados durante la última dictadura cívico militar.

Cada vez que se le presenta la oportunidad, el religioso platense aprovecha para hacer gala de un discurso extremadamente reaccionario, como cuando tildó de “abominación amparada por la ley” a la homosexualidad y criticó al Estado por fomentar la educación sexual y el uso de preservativos.

En sus palabras, el prelado se refirió a tres cuestiones: “la necesidad de refundar la educación; de generar empleo genuino y no endeudarse porque sí; y de cerrar definitivamente las heridas de la década del setenta con paz, olvido, borrón y cuenta nueva".

En primer término aseguró que “hoy se habla de hacer una revolución educativa” cuando en realidad hay que “refundar la educación argentina”, al afirmar que no exagera si dice que “los chicos que terminan la escuela primaria de la gestión estatal no saben leer ni escribir correctamente".

Sobre la necesidad de generar empleo genuino y no vivir endeudados, sostuvo que "no es un ideal deseable vivir pagando y morir debiendo. A propósito vale esta pregunta: ¿por qué los argentinos no traen espontáneamente el dinero que tienen depositado en el exterior? Estamos presenciando en las últimas semanas hasta qué extremos ha llegado durante la última década lo que el Apóstol Pablo llamaba pleonexía: avaricia, codicia, u otra vez amor al dinero (que es cosa e’ mandinga), mientras los más pobres pagan los platos rotos”.

“El empleo estatal improductivo, innecesario, disimulaba la falta de trabajo genuino y el estancamiento de un país lanzado al consumo insensato financiado por el fisco y para medro de funcionarios y punteros. Por no hablar del trabajo esclavo impuesto por las mafias, problema político, judicial y policial”; opinó el polémico arzobispo.

En el tramo más insidioso de su misa, Aguer sostuvo: "Se habla en estos días de una ‘política de memoria, verdad y justicia’. ¿No se llama así, pomposamente, al rencor y a la venganza? La memoria argentina ha sido más bien desmemoriada, o hemipléjica. Es curioso el celo por acusar y juzgar delitos cometidos cuarenta años atrás, cuando hubo y hay tanta distracción y lenidad para juzgar delitos del presente. Se dice que los crímenes aquellos fueron de lesa humanidad, esto es, literalmente, de humanidad herida”.

“El término es usado equívocamente; que así lo hagan periodistas que hablan de todo e ignoran el derecho, vaya y pase, pero que lo manipulen juristas y jueces supremos es el colmo y ese desliz no augura nada bueno. Necesitamos paz, olvido, borrón y cuenta nueva. Olvido, sí”, aseveró.

Y agregó: “En varios pasajes de la Sagrada Escritura para indicar que Dios perdona nuestros pecados se dice que se olvida de ellos. Tomás de Aquino escribió que la justicia sin misericordia es crueldad y la misericordia sin justicia es la madre de la disolución”.

“Lo terrible es que la disolución de la sociedad argentina, la relajación y rompimiento de los vínculos sociales proceda de una justicia que tiene tapado un solo ojo. En este Año Jubilar de la Misericordia establecido por un Papa argentino, ¿no podemos los argentinos abrir la inteligencia y el corazón al don divino de la misericordia, y dárnosla los unos a los otros?", concluyó el arzobispo.

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