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Información General | 25 jun 2016

El cristinismo, en llamas

La salida del Movimiento Evita del FPV sacudió también el escenario político en La Plata

La decisión del Movimiento Evita de apartarse de la bancada kirchnerista y conformar el bloque "Peronismo para la Victoria" produjo un nuevo tembladeral en el FpV. Dialogamos con dirigentes de esta Región que integran el espacio que conduce Emilio Pérsico: "El problema es recuperar al peronismo como fuerza transformadora, y ese debate es el importante, no en qué grupo de legisladores nos encuadramos", dijo a Blanco sobre Negro el legislador y referente local Gustavo Di Marzio.


Vale consignar que los seis diputados nacionales que integrarán este nuevo bloque Peronismo Para la Victoria son los legisladores Leonardo Grosso, Andrés Guzmán, Lucila De Ponti, Remo Carlotto, Araceli Ferreyra y Silvia Horne.

El jueves patearon el tablero del peronismo K y, sin metáforas ni subterfugios, marcaron diferencias con las fuerzas políticas que (sin mediastintas y con absoluta disciplina) esperan el regreso de la ex presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, para encabezar el “Frente Ciudadano” que prometió conducir cuando regresara de su descanso, o repliegue táctico, de las gélidas geografías de la Patagonia.

Los dirigentes del Evita, luego de la reunión que su referente nacional Emilio Pérsico mantuvo con la ex primera mandataria en Calafate, dudan de su regreso. Y sostienen que se trata sólo de una especulación. “En todo caso, puede ser que vuelva para mantener reuniones, cumplir con alguna citación judicial, o participar de algo episódico. Su regreso definitivo para ponerse a la cabeza de la reconstrucción del movimiento nacional es una fantasía que utilizan los cuadros más importantes de las organizaciones cristinistas para mantener a su tropa esperanzada”, aseguran.

Esa sensación (la de que CFK no quiere, no puede o no tiene decidido volver) impactó en Pérsico luego del encuentro (“Cálido” según aclaran todas las partes) que mantuvieron ambos en el lugar que la ex presidenta eligió para vivir estos primeros seis meses de gobierno macrista. “Pero aunque ella decidiera regresar con la energía que se necesita para intentar revitalizar al peronismo, lo que taxativamente sostuvimos en el documento que tomó estado público es suficiente para hacer un replanteo profundo de cómo interpreta cada espacio o dirigente la coyuntura que atraviesa el campo popular”, aclaró Di Marzio a Blanco sobre Negro.

Veamos un fragmento del documento que despertó la indignación efepeviana: “Quienes ocuparon y ocupan un lugar en la función pública deben estar a disposición de la justicia. Nosotros sabemos que no tenemos nada que ocultar, que tuvimos un gobierno que amplió los derechos de las mayorías de este país. Si hubo corruptos, que se investigue a fondo. Nos debemos a nuestra base social, en donde los problemas que enfrentan todos los días los trabajadores y los humildes tienen que ver con la feroz embestida neoliberal aplicada por este gobierno. Por eso, no podemos quedarnos en la discusión política interna, mientras se llevan puestas las conquistas de estos últimos años”.

El viernes, las palabras “traidor” , “traidores” y “traición”, circulaban con desparpajo y vehemencia en las redes sociales, siempre, obviamente, en cuentas identificadas con el núcleo duro del cristinismo, es decir, La Cámpora y Nuevo Encuentro, básicamente. También se reclamaba, como esta mañana publicaron los medios más importantes de boca de diana Conti, “que devuelvan las bancas”.

Ese viejo argumento de que las bancas son de los apoderados de las listas o de los jefes políticos que las arman, se da de patadas con el camino que siguió, precisamente, Diana Conti, cuando contribuyó, y mucho, a cristalizar el Grupo de los 8, que fue un grupo de diputados que armó rancho aparte (el proto- Frente Grande), y que ni por un segundo pensaron en renunciar a los lugares obtenidos gracias a la boleta que encabezaba Carlos Menem en 1989. Tampoco vale como argumento porque el kirchnerismo se nutrió durante una década de legisladores que pegaban el salto en sentido inverso, y a nadie le daba asco.

La bronca, que sin filtros expresó Luis D’Elía atacando a Fernando “Chino” Navarro, tiene dos aristas. Una, es el tenor del documento. Allí se menciona como causa principal el problema de la transparencia, y, se sabe, en el mundo K nadie respira oxígeno puro, parece insuficiente. La otra arista, y que los más fervorosos seguidores de la ex presidenta sienten como una afrenta, es que con este salto hacia adelante el Movimiento Evita pone al kirchnerismo como una parte más, no la central, no la ordenadora, no la vertebradora, no la exclusiva, no la única, del ancho y siempre difuso espacio de lo nacional y popular .

En el fondo, aunque no muy veladamente, se puso en debate la centralidad de CFK, pero más aún: se platea el fin del ciclo kirchnerista como eje ordenador para reconstruir una alternativa al macrismo.

“Nuestra tarea tiene que estar enfocada en la unidad del campo nacional y popular para construir la mayoría política que permita transformar la realidad de la Argentina, levantando las banderas históricas: Cada derecho se conquista y se defiende en la calle”, señalaron los legisladores que suscribieron el documento. Entretanto, en La Cámpora afloran matices cada vez más contrapuestos, y, en el plano local, una visible bifurcación de estrategias pre electorales entre los sectores más visibles, ahora en cuarto menguante. Nuevo Encuentro, el espacio de Martín Sabatella, de tradición más centralizada, y estructurado desde la cabeza a los pies con disciplina de acero, resiste la diáspora con grandes esfuerzos. Entre esos dos grupos estará la columna vertebral del kirchnerismo del segundo semestre. El año que viene, sólo Dios sabe. Esto es Argentina.

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