En diálogo con Blanco sobre Negro, el coordinador de la cooperativa “La Falcone” ubicada en 600 y 141, Cesar Villanueva, aseguró: “La calidad de la recolección es un desastre. Nos llegan residuos orgánicos, bolsas negras y hasta animales muertos. Además no hay campaña de difusión y se está perdiendo la costumbre de separar la basura porque la gente ve que el sistema no funciona”.

Durante la gestión anterior, el sistema de recolección de la bolsa verde era combinado: una parte era realizada por las mismas cooperativas de reciclado con camiones propios y la restante por Esur. Con el nuevo gobierno, la totalidad del servicio quedó en manos de la empresa que firmó una ampliación de su contrato por 18 millones de pesos mensuales extras.

“Cuando se firmó el convenio con ESUR nos habían dejado sin recorrido y nos quedamos de trabajo. Nos ofrecieron 2 mil pesos de salario hasta con la promesa de equiparar nuestros salarios al del resto de los cooperativistas pero eso nunca sucedió. Ahora, con el material que comercializamos llegamos a sueldos de apenas 4 mil pesos, no nos alcanza para nada”, expresó Villanueva.

En la protesta de este miércoles, los representantes de las tres cooperativas que se manifestaron (La Falcone, San Ponciano de Altos de San Lorenzo y Sol Plat de Los Hornos) fueron recibidos por funcionarios de la Secretaría de Gobierno que se comprometieron a conformar una mesa de trabajo con participación de Esur, la Municipalidad y las cooperativas. La primera reunión fue pautada para el próximo martes.

“Desde que la recolección quedó a cargo de Esur Llega mucho menos residuo y de mucha peor calidad. Como no les alcanza los camiones con caja usan los compactadores y así rompen las bolsas, queda todo enfardado y mezclado. La basura toma olor y mugre y se termina trabajando con basura orgánica. A nosotros nos llega el vidrio roto y encima trabajamos sin ningún tipo de protección ni elemento de seguridad”, aseguró el coordinador de “La Falcone”.

“Tampoco vemos que haya una campaña de difusión y se pierde la costumbre de separar residuos. Ahora difundieron un esquema en el que por los barrios pasan sólo tres días cuando antes se pasaba seis veces por semana”, agregó.

“Antes hacíamos todo el esquema productivo y lográbamos llevar directamente el material a las fábricas consiguiendo un mejor precio. Además estábamos trabajando con la UNLP en un proyecto de transferencia tecnológica para por ejemplo moler el telgopor que sirve como insumo en la construcción o moler las botellas de plástico pet y dejarlo en forma de escamas, dándole un mayor valor agregado. Todo eso se cayó”, concluyó Villanueva.