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Información General | 24 abr 2017

Opinión

La Plata necesita crear un Consejo de las Juventudes para escuchar las demandas silenciadas

La propuesta tiene como objetivo visibilizar los colectivos sociales de jóvenes que en la actualidad no son contenidos por el Estado. El papel de los clubes de barrio como aglutinadores sociales ante un contexto económico social complicado.


Por Jerónimo Larsen, impulsor del Frente Amplio Vecinal, La Plata

Juventud, divino tesoro. En la voz rasposa de Luca Prodan esas palabras cobran un sentido unívoco. Más allá del gusto musical que se pudiera tener, nadie podría estar en desacuerdo en que la juventud, que nuestros jóvenes, son el futuro. Al menos es lo que nos vienen diciendo los dirigentes políticos desde hace varias décadas. Pero del dicho al hecho siempre hay un gran trecho. Sobre todo en tiempos de contracción económica en los cuales los que más sufren la falta de empleo y oportunidades son, precisamente, los más jóvenes.

Es por ello que la creación de un Consejo de las Juventudes, que dependa de la Municipalidad de La Plata, se convertirá en la herramienta fundamental para canalizar todas las demandas y preocupaciones de los diferentes colectivos sociales de los miles de jóvenes que habitan nuestra ciudad. Allí se dará lugar a un espacio que se interese por las problemáticas de los distintos grupos sociales que conforman los jóvenes platenses y también de aquellos que no son parte de ningún colectivo en particular.

Esto último tiene relación con el espíritu que deberá tener el Consejo de las Juventudes. Primara por sobre todo el respeto a la diversidad y al disenso, dejando de lado cualquier tipo de estigmatización. Porque aquellos jóvenes que no pueden asistir a algún club de barrio, sociedad de fomento, ONG o colectivo social que los aglutine, corren un serio riesgo de quedar a la deriva en cuanto a la contención social. Sobre todo teniendo en cuenta la delicada situación financiera por la que atraviesan muchas de estas instituciones de nuestra ciudad. Y es allí donde el Estado debe tomar las riendas y traccionar políticas públicas con aquellas instituciones que funcionan como punto de encuentro en nuestra comunidad para de esa manera evitar que miles de jóvenes queden afuera del tejido social.

Y todo aquello que queda afuera del tejido social tiende a ser excluido, dejado de lado. Se cae entonces en la culpabilizacion de todos los males de la sociedad, sobre todo en tiempos donde se reclama por mayor seguridad, de los jóvenes que quedaron “afuera” del sistema. Para no caer en un pensamiento pendular que vaya de la estigmatización de los jóvenes hasta su ponderación como los grandes promotores del verdadero cambio que necesitamos como sociedad, es necesario que se habiliten los resortes del Estado que atiendan esta situación de fragilidad por la que pasan los que en unos años se convertirán en adultos. Porque una de las enseñanzas que los jóvenes le dejan a la sociedad es su capacidad para no quedarse quietos, de explorar el mundo que los rodea, de curiosear en busca de algo que los haga emocionar.
Vivimos en una ciudad donde prima lo joven, lo inquieto, lo renovador, donde las plazas, nuestra arquitectura y la Universidad, entre otras, nos tiñen de gala para ser una ciudad modelo.

Por eso, no podemos dejar pasar este tren y promoviendo el Consejo de las Juventudes que también sea un orgullo para la ciudad de La Plata.

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