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Información General | 23 sep 2017

En la Legislatura de la Provincia

Atrapamuros, la revista sobre cárceles y testimonios del encierro recibió un importante reconocimiento

Con la presencia del diputado bonaerense Gustavo Di Marzio y la Campaña contra la violencia institucional, la revista sobre cárceles Atrapamuros fue declarada de interés cultural y educativo. En el evento se expuso sobre la educación en contexto de encierro y las implicaciones que ésta tiene durante la condena para las personas detenidas.


La jornada se llevó adelante el día viernes en el anexo de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires. Jorgelina Caruso, integrante de Atrapamuros, explicó que la revista busca “poner en discusión la realidad que se vive hoy en las cárceles de la provincia”. Si bien en la última edición el tema central fue la experiencia de salir en libertad, en el evento se puntualizó sobre el aspecto educativo. “Muchas veces, los pibes y las pibas empiezan un proceso educativo y quieren continuarlo afuera, pero se encuentran con problemáticas bien concretas como los trabajos precarios por los antecedentes penales, la recomposición de lazos familiares y el estigma social de haber estado en el encierro”, dijo.

Por su parte, el diputado Gustavo Di Marzio afirmó que “presentar un proyecto para declarar de interés provincial la revista, es a la vez declarar un abrazo a esa tarea que realizan desde Atrapamuros. Hay que construir la solidaridad que necesitamos desde la organización popular en temáticas tan sensibles y tan importantes como son las pibas y los pibes que lamentablemente tienen que atravesar una situación difícil dentro de la cárcel, que es difícil después afuera, cuando no hay un Estado presente trabajando la inclusión”.

Marcelo Magallanes, estudiante de sociología ex detenido, dijo que “a través del estudio uno se puede plantar de otra manera frente a las autoridades que lo tienen encerrado. Ese arma que es la educación te permite reclamar los derechos que tenés por ser un ser humano, más allá de los delitos por los que estés detenido y por los que no tenés plata para pagar para irte. Porque también hay que sumar eso: mucha gente comete delitos y al tener plata puede salir automáticamente y olvidarse de los antecedentes penales”.

“Dicen que salen de estar presos y agarran el camino más fácil y vuelven a chorear. A mí la policía me para desde antes de tener antecedentes penales sólo por ser de la villa. Ahí vemos el rol que cumple la policía en torno a la segregación, la discriminación. Eso te va empujando a la marginalidad. No podés buscar laburo porque no te toman, y ahí lo más fácil es que la policía te venda un arma. Y no es el camino más fácil, es el camino a donde te empujaron”, agregó.

Por otra parte, Santiago Lamboglia, integrante del Programa de acompañamiento a estudiantes privados de la libertad (PAEPL) que funciona en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad, explicó que los objetivos del trabajo que llevan a cabo se relacionan con generar vínculos entre los estudiantes en contexto de encierro, que éstos puedan mantener la regularidad en la carrera y que también puedan seguir estudiando al salir en libertad. “Aparece la paradoja de que las personas que están detenidas tienen mucho más tiempo para estudiar que estando en libertad, sobre todo por las condiciones socioeconómicas que se viven una vez afuera de la cárcel”, dijo. “La educación en contexto de encierro es una forma de incluir a los sectores populares que históricamente han estado excluidos de la educación pública”, concluyó.

Por último, Indiana Reyes, quien recientemente se recibió como profesora en comunicación social, carrera que comenzó dentro de la cárcel, explicó que los avances en la educación en contexto de encierro “marcan un camino para que las personas que vienen atrás lo puedan tener”, pero plantean el desafío de pensar la educación al salir en libertad. “Yo salí y me faltaban cuatro materias para recibirme. Pero no tenía casa, no tenía plata, no tenía trabajo, no tenía nada”, dijo. Y agregó: “La cárcel no está excluida de la sociedad: es parte de ella y no tenemos que mirar para otro lado. El puente que la Facultad tiende con la cárcel es reconocer que esa parte de la sociedad existe”.

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