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Información General | 17 oct 2017

Permitiría reemplazar importaciones

Científicos platenses desarrollan una vacuna nacional contra la rabia más económica y segura

Investigadores del Conicet La Plata desarrollaron un mecanismo novedoso para producir una vacuna contra la rabia más económica. Actualmente, las dosis son importadas lo que implica un alto costo para el país.


Investigadores platenses realizaron un avance preliminar para la producción nacional de una vacuna contra la rabia, una enfermedad transmitida por la mordedura de perros y otros animales que causa cerca de 60 mil muertes humanas por año en el mundo.

En Argentina existen problemas en la producción de vacunas antirrábicas. “El alto costo de importar vacunas hace imprescindible que se investigue en el desarrollo de vacunas eficaces contra la rabia y que sean económicas, ya que esta enfermedad se encuentra mayormente en países pobres”, indicó a la Agencia CyTA-Leloir Leandro Picotto, del Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (CINDEFI), dependiente del CONICET y de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

Picotto y un equipo de colegas insertaron un gen en una levadura (Pichia pastoris) para que produzca una proteína del virus de la rabia. Una vez logrado ese paso, los autores del estudio realizaron cultivos en un biorreactor de pequeña escala que se basan en aumentar la cantidad de masa de levadura hasta lograr el producto deseado en escala de laboratorio.

De cara al futuro, los investigadores están trabajando en el estudio de la capacidad que tiene la proteína obtenida para desarrollar una respuesta inmune eficaz en animales de laboratorio. “Si se obtienen los resultados esperados, buscaremos producirla en gran escala para que pueda ser considerada como una vacuna alternativa a la actual”, afirmó Picotto que también integra la Cátedra de Virología de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNLP.

Además de ser más económico, una ventaja importante del método es que no se manipula al virus en su estado activo, “lo que hace que sea un proceso seguro para los operarios y el medio ambiente”, concluyó el investigador.

Del avance también participaron Hernán Sguazza, Marco Tizzano, Carolina Vita y Marcelo Pecoraro, de la UNLP, así como Sebastián Cavalitto, del CONICET y de la UNLP.

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