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Información General | 20 jul 2018

Ciclo "La Orquesta Estable y sus Solistas"

En el Teatro Argentino brindarán un concierto sinfónico con obras de Mozart, Debussy, Ravel y Hindemith

El domingo 22 de julio , a las 18.30, en la Sala Astor Piazzolla del Teatro Argentino de La Plata se realizará el segundo concierto del Ciclo La Orquesta Estable y sus Solistas.


Con la dirección de Pablo Druker, interpretarán el poema sinfónico Preludio a la siesta de un fauno de Claude Debussy; la Sinfonía concertante para violín, viola y orquesta, en Mi bemol mayor, K. 364/320d , de Wolfgang Amadeus Mozart (con la participación como solistas del violinista Federico Mouján y del intérprete de viola Ricardo Bugallo); el Concierto para trompeta, fagot y orquesta de cuerdas de Paul Hindemith (con la intervención como solistas del trompetista Dante Vargas Portal y el fagotista Manuel López Leal) y la Suite Ma Mère l’Oye (Mi madre la oca) , de Maurice Ravel.

Las entradas generales tienen un valor de $ 200 y podrán adquirirse en la boletería del Teatro Argentino (habilitada de martes a sábados, de 10 a 20; los domingos, de 10 a 17 y los días de función hasta el horario de comienzo del espectáculo). Las personas con discapacidad cuentan con acceso gratuito y su acompañante abona la mitad del precio.

Las obras que integran el repertorio

Inspirado en los versos homónimos de Stéphane Mallarmé, el poema sinfónico Preludio a la siesta de un fauno (Prélude à l’après-midi d’un faune) de Claude Debussy (1862-1918) se estrenó en París, el 22 de diciembre de 1894, con la dirección de Gustave Doret. Junto a La mar es una de las obras para orquesta más conocidas del padre del impresionismo sonoro. En apenas diez minutos, la pieza evoca, de manera muy libre, la displicencia con la que un fauno reposa sobre el volcán Etna. En el comienzo hay un célebre tema de flauta, misterioso y sensual, que con variantes reaparece a lo largo de toda la partitura. La obra marcó un hito histórico y significó, para una opinión tan calificada como la de Pierre Boulez, el verdadero inicio de la música moderna.

Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) compuso su Sinfonía concertante para violín, viola y orquesta en 1779. Es un género híbrido, entre la sinfonía y el concierto, a través del cual el genio de Salzburgo volvió a poner de manifiesto su talento impar. Las exigencias planteadas a los intérpretes demuestran que los conjuntos europeos de la época eran cada vez más competentes, tal como el músico había podido comprobar al escuchar por aquellos años a la Orquesta de la Corte de Mannheim. Los tres movimientos que integran la pieza son Allegro maestoso, Andante y Presto.

Paul Hindemith (1895-1963) nació en Alemania, aunque tuvo que exiliarse en Estados Unidos durante el nazismo. Considerado entre los compositores más influyentes de la primera mitad del siglo XX, su producción abarcó prácticamente todos los géneros y recorrió una variedad de estilos, desde el expresionismo hasta el neoclasicismo. Si bien en sus primeros trabajos se acercó a las vanguardias, recurriendo a la atonalidad y convirtiéndose en un emblema de la nueva objetividad, opuesta a la revelación de los estados de ánimo, viró más tarde al neoclasicismo, regresando a la tonalidad clásica y renegando del dodecafonismo. A su última época pertenece el Concierto para trompeta, fagot y cuerdas, escrito en 1949. Más allá de los ataques que los admiradores de sus inicios experimentales le dirigieron, acusándolo de recaer en un academicismo conservador y retrógrado, la obra es una muestra más de su capacidad técnica y de la gran calidad compositiva que lo caracterizó durante toda su carrera, al margen de la corriente a la que ocasionalmente adscribiera.

Maurice Ravel (1857-1937) compuso originalmente Ma Mère l’Oye (Mi madre la oca) entre 1908 y 1910 como un conjunto de piezas para piano a cuatro manos. Las escribió para los hijos de sus amigos Ida y Cipa Godebski, llamados Mimie y Jean. Los primeros en ejecutar la obra en público, en París, el 20 de abril de 1910, fueron Christine Verger y Germaine Duramy, de 6 y 10 años de edad respectivamente. Jacques Charlot, amigo de Ravel, realizó ese mismo año una transcripción para solo de piano. Estas “cinco piezas infantiles” (inspiradas en fábulas y cuentos para niños de Charles Perrault, la Condesa de Aulnoy y Jeanne-Marie Leprince de Beaumont, entre otros) constan de igual número de partes denominadas Pavana de la Bella Durmiente; Pulgarcito; Niñita fea, Emperatriz de las Pagodas; Conversación de la Bella y la Bestia y El jardín encantado. En 1911 el propio Ravel se encargó de orquestar la obra y más tarde, ese mismo año, la convirtió en un ballet. Éste último se estrenó en París el 28 de enero de 1812 y la suite orquestal tuvo su première el 8 de noviembre de ese año con el concurso de la Sinfónica de Nueva York.

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