Todo fue muy prolijo, sin nada de folclore peronista. La ocasión lo ameritaba, ya que si bien Pichetto no anunció esta tarde formalmente el lanzamiento de su campaña a Presidente, en los hechos lo fue. Y no habría combinado con el tono del acto que el lugar estuviera rodeado de militantes, bombos y redoblantes.

Más bien fue un gesto de legitimación de sus aspiraciones de competir como candidato presidencial para representar al peronismo que no está contenido por el liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner.

La presencia de dirigentes locales configuraba el borde político de la convocatoria. Podían verse los dirigentes massistas Juan Amondarain y José Arteaga, los randazzistas Santiago Martorelli, Paula Lambertini, Ariel Pasini y Ramón Galache, entre otros.

Pero en la línea de butacas más cercana al senador del PJ se ubicaron dirigentes de renombre en el plano de la política nacional: el diputado nacional Diego Bossio y el senador de la Nación Carlos Alberto Caserio, junto a dirigentes de otras provincias.

El discurso del jefe de la bancada de senadores nacionales del PJ estuvo dirigido a marcar la cancha donde pretende acumular política con vistas a los próximos comicios. De entrada marcó diferencias con Unidad Ciudadana, cuando apenas habían pasadoalgunos minutos desde comenzada su exposición.

Con la visita de Pichetto a La Plata, la campaña electoral de cara a 2019 tuvo un cambio de ritmo inesperado, mientras aún resuenan los cruces por el debate sobre el aborto. En el acto que encabezó, el dirigente expresó su deseo de apurar el ritmo siestero con el que el peronismo no kirchnerista venía agrupándose. Los tramos del discurso que compartimos en los videos que acompañan esta nota dan cuenta de ello.

Un dato: no se vio una sola bandera partidaria en todo el teatro, ni en las adyacencias al lugar. Fue como una suerte de conferencia magistral que el entrono del precandidato presidencial cuidó celosamente. Y mal no les salió.