Está claro que en esta nueva novela de la política argentina, como en los últimos capítulos, el protagonismo se acumula en tierras kirchneristas. Y cómo.

Habitantes de todas las regiones que componen ese vasto pedregal ya aparecen en el que promete ser, quizá junto al que corresponde a la investigación por la voladura de la AMIA, el expediente judicial más grande de la historia argentina.

Pero, como se sabe, la corrupción atraviesa a todos los estamentos sociales y a todos los partidos políticos.

Habrá quien diga: “No vale generalizar, porque se licuan las responsabilidades de los máximos responsables” . Y podría agregarse: “El kirchnerismo es el culpable del ‘sistema recaudatorio’ que está quedando al desnudo”. Puede ser parte de la verdad, pero todavía está por verse si explica acabadamente todo lo que se esconde tras bambalinas .

También es legítimo afirmar que no existen bordes marcados, bien separados, entre los distintos sectores político-partidarios. Hubo componendas y acuerdos indecibles en todo momento y en cualquier período de nuestro pasado. Y nadie tendría demasiadas razones para pensar, o creer, que en la última década y media hubiera alguna excepción a esa constante histórica.

Luego de que José López pidió ser parte del proceso de delaciones que dirige Bonadío, y tras utilizar su lengua con explosiva fruición, comenzaron las especulaciones en torno de un posible giro que no deslinde responsabilidades en el kirchnerismo, sino que las amplíe.

Info BLANCO SOBRE NEGRO mantuvo diálogos con dirigentes del peronismo kirchnerista y del PJ no kirchnerista. En ese continente partido en dos, lo que unifica es el miedo de lo que el ex Secretario de Vivienda de la Nación, que articuló una parte de la obra pública con municipios y provincias, pueda haber declarado ante Bonadío. Ya nadie se atreve a fantasear sobre las derivaciones que tanga la causa penal.

El rumor que circula en algunos ámbitos políticos y judiciales desde la estruendosa última presentación de López es que en el expediente se menciona a opositores de varios partidos.

La misma versión indica que habría habido dádivas desde el Estado (a cargo de Lopecito) a dirigentes impensados de mantener con el kirchnerismo vínculos ideológicos o “comerciales”. En concreto, el rumor que se apodera lentamente en sectores políticos y judiciales es que habría habido financiamiento ilegal y con dinero sucio para candidaturas con diversos intereses y estrategias convergentes.

Lo que podría haber declarado el “arrepentido” más famoso de todos, es que ofició de contacto con opositores cuyo destino electoral estaba ligado indirectamente al kirchnerismo.

“Por ejemplo, donde el FpV competía con otra fuerza, los responsables de campaña de otros sectores pasaban la gorra para fortalecer económicamente a sus listas, y así el oficialismo dividía el bando opositor”, nos explicó una fuente cercana a un dirigente de Cambiemos de la CABA.

Es un truco más viejo que la injusticia. Por ejemplo, quienes están informados del Lado B de la política platense saben que durante la década de los 90 varias listas opositoras al PJ desarrollaron costosas campañas electorales pagadas por vayasaberquién. Divide y reinarás, se sabe que es así.

El ejemplo doméstico y vecinal es a modo ilustrativo. Acá de lo que se habla es de que Bonadío acumula sin parar un poder que crece exponencialmente, y que por estos días son muy pocos los dirigentes que duermen sin potentes ansiolíticos. Incertidumbre es la palabra que mejor describiría el estado de ánimo del kirchnerismo.

En ese contexto, en estas horas, apareció la versión que contamos acá. No mencionaremos detalles hasta que la causa avance y se angoste el margen de error. Acudimos a fuentes fiables de la política y del Poder Judicial.

Nos propusieron seguir una pista: las elecciones de 2013, 2009 y 2007, cuando el kirchnerismo no estaba tan solo, y mientras pequeños partidos ascendían al escenario mayor. Qué ocurrió, cómo el flamante (por aquellos días) Frente Renovador irrumpió en la escena política, y cómo se podría haber pergeñado alguna maniobra para evitar la conformación de un fuerte polo opositor.

“Seguí las cuentas de Twitter de fulano, de fulana, de mengano, y de ..” , repetía uno de nuestros interlocutores, ni alegre ni triste, pero fascinado por una causa que como un Pacman va comiéndoselo todo. “Mirá el mensaje que me mandó este”, mostraba temerariamente en su teléfono celular. “Acordate de la campaña de XX del 2013, que estuvo llena de guita y le sacó unos cuantos votos a Massa”, susurraba. El thriller de Bonadío se abre como una talaraña y avanza a los saltos mientras agranda cada vez más el reparto. Útil palabra para la ocasión.