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Información General | 2 nov 2018

Preocupado por la situación social

Jerónimo Larsen: "En los barrios los políticos aparecen en época electoral"

El coordinador de la organización comunitaria Frente Amplio Vecinal, Jerónimo Larsen, analizó la situación social, compartió sus preocupaciones e instó a construir una ciudadanía más comprometida. "En general somos un pueblo solidario, pero muchas veces sólo nos unimos frente a las catástrofes", sostuvo en diálogo con este portal.


¿Cómo analizás la situación social?

Hay dos cosas que me preocupan y me angustian: por un lado, las desigualdades que se están profundizando, y por otro, el individualismo que muchas veces reina en nuestra sociedad. Es decir, los problemas estructurales de nuestro país como la pobreza, el desigual acceso a la salud, la educación o la vivienda, según datos públicos, se han reforzado. A su vez, creo que hay un doble proceso, por un lado mundial, donde todas nuestras actividades tienden a encerrarnos en nosotros mismos, principalmente a causa de las nuevas tecnologías, y en segundo orden, un camino más específico que está recorriendo nuestro país que, al alcanzar cada día menos la plata, necesitamos trabajar más horas. Eso empieza a resquebrajar todos nuestros vínculos, incluso con nuestras familias, con las que con suerte nos vemos un rato a la noche. Y digo ‘nos vemos’ porque eso no significa necesariamente escucharnos de manera comprometida. Es un proceso que se inició hace tiempo, que avanza a paso firme de manera silenciosa y que desemboca en un modo de vida que no nos enseña a convivir, sino a sobrevivir. Para visualizar esto, los invito a prestar atención cómo nos relacionamos los que pasamos por 7 y 50 cerca del mediodía. Así vivimos.

¿Pensás que la ciudad de La Plata está viviendo una situación de progreso o de deterioro?

Es una ciudad finamente planificada, modelo en el siglo XIX, pero que actualmente es el distrito con más asentamientos de toda la provincia de Buenos Aires,eso claramente da cuenta de un inmenso deterioro. Muchas calles están intransitables, los servicios de agua, luz y gas no son los mejores, el patrimonio histórico se lo ve cada vez peor (si es que no fue reemplazado por edificios monstruosos), mientras que no hay políticas públicas para fomentar la expansión económica local a través del turismo o potenciando la producción del cordón flori fruti hortícola. Ni hablar del desarrollo artístico y deportivo, en general impulsado por instituciones voluntaristas con poco o nada de acompañamiento estatal.

¿Con qué te has encontrado sobre la problemática de los vecinos recorriendo diferentes barrios?

Notamos una histórica ausencia del Estado y, principalmente, apariciones de muchos políticos sólo en época electoral, motivo por el que la gente, cansada de reclamar y de que la estafen, ya no sabe a quién acudir. Nosotros tratamos de ocupar ese vacío para que no se sientan más solos e insistir a las autoridades de manera colectiva, intentando contrarrestar lo que decía al principio respecto del individualismo. Es difícil porque implica ir contra la corriente, más que nada cuando no recibimos ningún tipo de financiamiento, aunque la satisfacción de cumplir nuestros objetivos trabajando de corazón y a pulmón, sin deberle nada a nadie, es inmensa. Hace exactamente un año acompañábamos a 10 barrios, hoy superamos los 30, y nuestro objetivo es llegar a los 100. Resalto que “acompañamos” porque lo nuestro es un rol secundario, las protagonistas son las vecinas y los vecinos. Actualmente, estamos a la espera de una respuesta a nuestros pedidos, por parte del gobierno municipal, que se comprometió a recibirnos nuevamente en los próximos días.

¿Cómo es tu militancia política?

Para mí la política es una de las herramientas más nobles que tiene el ser humano para transformar la realidad, pero otra cosa muy distinta son los políticos. Sé que tengo cierta resistencia de algunos sectores porque soy demasiado crítico con ellos, pero nuestro deber es denunciar lo que está mal y, por supuesto, celebrar lo que está bien. Me genera demasiada bronca cuando cobran fortunas, no le dan una mano a nadie y después aparecen mendigando votos para mantener sus quioscos. Obviamente no todos son iguales, pero noto en la gente una gran desilusión con la dirigencia política y eso no se dio mágicamente._

¿Creés que puede haber una renovación de cara a 2019?

Lamentablemente no. Hay algunas caras nuevas circulando pero que detrás esconden viejos mañosos de la política que lograron encontrar un gil que ponga la cara. Después hay otros que, como tienen plata, un día se despertaron con ganas de jugar a ser políticos y de repente son candidatos. Nunca militaron desinteresadamente, jamás laburaron y les termina interesando un cargo para mantener sus privilegios. Por eso digo que necesitamos una ciudadanía más comprometida, que no se quede sólo en la crítica, y empiece a correr, poco a poco, a toda esa gente. Si bien creo que en general somos un pueblo solidario, siento que muchas veces sólo nos unimos frente a las catástrofes, y no podemos darnos ese lujo cuando existen tantas catástrofes sociales que resolver. Pienso que lo importante es no permanecer indiferentes, sobre todo cuando hay tantas personas con experiencia, voluntad y buenas intenciones; el tema es lo difícil de llegar cuando los dueños de la pelota son siempre los mismos.

¿Pensás que la juventud podría tener un rol más protagónico?

Nuestra fecha de nacimiento no dice nada. Conocí jóvenes con hábitos funestos y personas grandes con ímpetu joven. Aunque también, si estamos como estamos, no pueden echarnos la culpa de todo a los más pibes. Hay un sector que debe hacerse cargo de cómo votó y cómo se comprometió con lo social durante toda su vida. Sin embargo, me parece que necesitamos construir marcos de unidad transversales, porque sino nos seguimos fragmentando. Precisamos el compromiso de los clubes de barrio, los centros de fomento, y todos esos espacios que promueven el intercambio de experiencias. Es cierto que por momentos todo esto roza lo utópico, pero también es verdad que nuestros sueños son los que nos movilizan y, para quedarnos con lo ‘real’, ya tenemos demasiado con la realidad que contamos, que bastante jodida es.

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