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Información General | 17 mar 2019

"Plantaron un arma y armaron una causa"

Un crimen de película: un policía mató a su ex cuñado por error y denunció al hermano de la víctima

El 1 de abril de 2017 hubo una persecución policial a dos jóvenes que viajaban en una moto por el barrio Malvinas, de la localidad platense de San Carlos, ubicada en la periferia de la capital bonaerense. Fue tras un radiollamado que advertía de una denuncia telefónica por un robo en otro lugar: en la Plaza Islas Malvinas, que está ubicada a 4 cuadras de la Catedral de La Plata. La confusión y el gatillo fácil hicieron el resto. Pero eso no es todo: el uniformado responsable del crimen descubrió a quién había matado en la persecución: era su ex cuñado. Denuncian que luego siguió lo de siempre: un arma plantada, el lento accionar de la justicia y hasta una causa penal fraguada contra el otro pibe que iba con el que mataron.


Parece una historia que trascurre en película tragicómica con humor negro del peor, si no fuera otro caso de gatillo fácil donde el dolor, la violencia policial y la desgracia, se funden en una sola causa penal.

Primer capítulo

Rodrigo Laurent patrullaba la zona oeste de la ciudad de La Plata junto a un compañero en la noche del 1 de abril de 2017.

Mientras hacían su tarea, comenzaron una persecución con su móvil policial para atrapar a dos jóvenes que iban en una moto por el barrio Malvinas (San Carlos), una zona de gente humilde y trabajadora.

Por radio le habían informado a Laurent de una denuncia que había sido realizada al 911 por un robo en la Plaza Malvinas, a pocas cuadras de la Municipalidad y la Catedral de La Plata.

Por razones que se desconocen, el uniformado confundió (según alega) el sentido de la comunicación: en lugar de comprender que el robo había sido en la plaza Malvinas creyó que había sido en el barrio Malvinas.

En la persecución los policías se pusieron a disparar al estilo Chocobar. En el expediente judicial que se tramita por este caso hay constancia de que lanzaron varios balazos contra los pibes. Le quitaron la vida a Nicolás Vargas y dejaron herido a su acompañante. El ex cuñado del uniformado (de Rodrigo Laurent, el suboficial que había disparado a mansalva) fue trasladado a un hospital gravemente herido “y encima, sabiendo de quién se trataba, Laurent ocultó la identidad de la víctima, y lo ingresó a la guardia del Hospital San Martín como NN”, señalaron desde tribunales las mismas personas que hicieron la instrucción y dialogaron con este portal.

Segundo capítulo

El autor de los disparos, el agente Rodrigo Laurent , descubrió que acababa de matar a su ex cuñado, Nicolás Vargas. Tomó su teléfono y le envió un mensaje por WhatsApp al hermano de Nicolás, la víctima, contándole de lo que había ocurrido por error. De acuerdo a lo que Info BLANCO SOBRE NEGRO pudo averiguar, el audio comenzó, palabras más palabras menos, así: “Escuché un radiollamado, me mandé una cagada y maté a Nicolás”.

De acuerdo a lo que se sospecha, el policía simula no comprender qué había ocurrido, e incluso desconocer a quién acababa de matar, pese a que el joven asesinado llevaba su DNI en el bolsillo de su pantalón. “Ahí le plantan un arma para justificar el homicidio”, explicaron los abogados.

El otro pibe que viajaba en la moto quedó herido en el pavimento. “Entonces, le armaron una causa por robo los mismos uniformados que lo habían baleado un rato antes”, explicaron funcionarios que accedieron al expediente judicial. Las mismas fuentes aseguran que “es insólito que no separen los dos causas”.

Tercer capítulo

El hermano de la víctima (y ex cuñado del victimario) lo llamó y comenzó a insultarlo duramente, con amenazas y promesas de vengar a su hermano, aseguró más tarde el matador. Entonces, el policía que había dejado sin vida a uno de los jóvenes que viajaban en la moto en la mencionada persecución a tiro limpio, denunció por “amenazas” al hermano de la víctima, que, como explicamos, había sido su cuñado. Antes, según denuncian, “plantaron” un arma en la ropa de la víctima para ocultar el asesinato, el desparpajo violento, la balacera feroz, es decir, la repetida y cuestionada doctrina Chocobar .

Luego de un intenso intercambio de mensajes, el matador se apersonó en la Fiscalía 5 a cargo de Leyla Aguilar, e intervino inmediatamente la jueza de Garantías Marcela Garmendia (Juzgado de Garantías N° 5).

El final sin final

La “Campaña Nacional contra la Violencia Institucional” es un organismo integrado por abogados, abogadas y un numeroso voluntariado que interviene ante casos como este.

Durante la semana dialogamos con una letrada que integra la entidad, que nos edlantó que van a pedir que se separen las dos causas: la del crimen y “la que inventaron los policías para justificar la persecusión”.

Y nos explicó: “Actualmente toda la investigación se encuentra en una misma causa papel, y lo que denunciamos como organización es que sorprende que no deslinden las investigaciones y se aboquen al homicidio centralmente”.

Y agregó: “Ahí es donde está el bien jurídico tutelado de mayor importancia para cualquier persona. Con su proceder la Fiscal legitima el accionar del policía que todavía se encuentra en libertad y en funciones como efectivo de la fuerza”.

“Además, la Fiscal se dedica a investigar las otras dos denuncias, mostrando una absoluta connivencia con la policía y su accionar. También hay que aclarar que el acompañante que sobrevivió a la persecución permanece todavía detenido por una pistola plantada por la policía para legitimar su accionar, puesto que no se encontró un solo casquillo del arma encontrada, no así de la 9 mm de la policía que realizó varios disparos poniendo en riesgo a todo vecino y vecina, dentro y fuera de su hogar y terminando con la vida de Nicolás”, agregó la entrevistada, que prefirió hablar en nombre del organismo defensor de los DD.HH. por razones de seguridad en su trabajo .

Por último, aseguró a Info BLANCO SOBRE NEGRO: “Desde la Justicia se balbucea una legítima defensa de parte del policía. La causa cambió de Fiscalía, antes intervenía Leyla Aguilar (quien como castigo a los casos de corrupción judicial ya no trabaja en esa fiscalía), y es completamente inverosímil pensar en una legitima defensa cuando los pibes no habían hecho nada y sólo fueron perseguidos y acribillados con un tiro en la cabeza por haber escuchado mal un radiollamado y estar cebados por sectores que celebran la muerte en caso como este”.

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