viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº -1962

Información General | 1 abr 2019

Entrevista a Hugo Robert

El presidente del CECIM sobre Malvinas: "La fantochada mediática de grandes abrazos me revuelve las tripas"

¿Por qué hubo tantos caídos en las islas que hicieron la conscripción en La Plata? ¿Qué mirada tiene el CECIM la causa de Malvinas 39 años después? Dialogamos con uno de los fundadores y referentes del centro de ex combatientes que agrupa a los ex soldados platenses.


“No tolero esto que pasó con el ex combatiente y ex futbolista Luis Escobedo, que fue detenido por desplegar una bandera argentina en el cementerio de Malvinas. El lugar queda en una zona alejada, está a 80 kilómetros de Puerto Argentino, lo que hizo no fue para nada una provocación. Lo detuvieron y le secuestraron sus pertenencias. Cancillería al menos debería haber emitido una carta de protesta o algo, pero no hizo nada. Esta cancillería es lo peor que nos pudo haber pasado, son lo más entreguistas que hay”. Hugo Robert, presidente del CECIM La Plata, respondió a la pregunta inicial. Info BLANCO SOBRE NEGRO le había pedido una reflexión sobre el caso del ex soldado apresado días atrás en nuestras islas por exhibir una bandera celeste y blanca. Fue , como explicó , un gesto íntimo en medio de un escenario desierto, alejado, sin ningún kelper a la vista. El episodio tuvo escasa repercusión en los medios.

¿Percibís que en este aniversario hay una “gestualidad reconciliante” más intensa que años atrás?

Yo planteo que esto no es un partido de fútbol, no es que terminó la guerra y somos todos amigos, porque mataron a nuestros compañeros. Contra los soldados ingleses no tengo nada, pero tampoco me despiertan nada. Nos tocó participar en esa guerra, estuvimos en el mismo tiempo y lugar, pero la fantochada mediática de grandes abrazos me revuelve las tripas. Cada uno que siga con su dolor y su respeto.

¿Cómo reivindica el CECIM la causa de Malvinas 39 años después?

Ser malvineros no es contar la guerra mil veces, es denunciar la base militar británica, es pensar qué va a hacer Argentina con todo el Atlántico Sur, que no lo explota. Cómo vamos a tejer relaciones para aislar y sacarle las caretas a los ingleses, que están con la única razón de la fuerza. Malvinas es hablar, concientizar a la gente, contar toda la verdad y no contar siempre el mismo melodrama.

Hablemos del melodrama. ¿Percibís que en esta fecha abundan las notas sensibleras?

Claro, y cuentan la de Rambo inclusive. Tengo un primo que vive en las Islas Canarias y me siempre me dice que cuando le llegan notas referidas a Malvinas parece que ganamos. Y cuando escuchás a esos que van a entrevistas al programa de (Alejandro) Fantino a la noche pensás que con todos los tiros que les tiramos a los ingleses pareciera que hubiéramos sido nosotros los vencedores. En su libro, el general Oscar Jofre, jefe de la Brigada X, en las últimas 10 páginas cuenta que hicieron todo bien. Esa guerra no me gasto en contarla porque no contribuimos así a esta lucha por la soberanía argentina en el Atlántico Sur y en Malvinas. Todos los años vienen a pedirnos la nota de color, y no la negamos, porque siempre es lindo también dar testimonio y contar anécdotas, pero no nos quedamos sólo en eso.

¿Por qué hubo tanto caídos en combate que hicieron la colimba en La Plata?

El grueso de los combatientes salió del Regimiento 7, donde ahora es Plaza Malvinas, y desde el comando de la Brigada 10, donde funciona el Instituto Malvinas, en diagonal 80 frente al Bingo. Esas son las dos unidades militares que participaron de la Ciudad. Hubo tantos soldados que salieron de La Plata porque hacer el servicio militar en alguna de esas unidades o en el Batallón 601 de City Bell permitía seguir con la vida cotidiana. Todos tratábamos de que nos pidan de alguna de estas unidades. Así salíamos de franco el viernes y te quedabas en tu casa.

La gran mayoría del Regimiento 7 era platense, por eso la Región La Plata, Berisso y Ensenada es la que más ex combatientes entregó a la causa Malvinas. La compañía B del Regimiento 7 fue asignada a Monte Longdon, por eso tiene la mayor cantidad de muertos. Era un regimiento de infantería en medio de una ciudad universitaria. Siempre fue preparado para la represión interna. Por otro lado, en el sur, en Río Gallegos, hay otro regimiento muy grande como en todas las ciudades de la Patagonia. Lo más lógico era que los regimientos de allá, acostumbrados al frío y con indumentaria especial, fueran los destinados a combatir en Malvinas. Pero el general Jofre era uno de los presidenciables de la dictadura. El tipo mandó a la décima a Malvinas y a los que estaban preparados los dejó en el continente. En el fondo quería destacarse por internas de las Fuerzas Amadas.

¿Por qué además de platenses, tantos correntinos y chaqueños combatieron?

Todo lo que hicieron fue ilógico, hicieron todo mal. La Provincia que más ex combatientes aportó fue Buenos Aires, la segunda Corrientes y la tercera Chaco. Los correntinos no entendían nada, venían de temperaturas de 43 grados. Yo viajé de vuelta al continente con un correntino de 18 años que no hablaba, estaba aterrado. Había llegado más cerca del final, no había tenido ni adaptación a los bombazos.

¿Quién era este general Jofre? Porque evidentemente tuvo un rol importante en el destino de los soldados nacidos en nuestra ciudad.

Jofre era un auténtico general de escritorio. Vivió otra guerra que la que vivimos los soldados. Estaba en los cuarteles de los Royal Marines en Mody Brook. Cuando Argentina recuperó las Islas, desalojaron a los ingleses y varios generales se asentaron ahí. El Regimiento 7 estaba a varios kilómetros, en Monte Longdon. Nosotros teníamos 20 años y mucho sobre la dictadura militar no sabíamos. Uno, a esa edad, lo que esperaba de un superior es que al menos viniera para arengarnos, o para dialogar con nosotros. Jofre pasaba revista en helicóptero, nunca bajó a la montaña. La primera vez nos avisaron que iba a pasar y todos nos metimos en la trinchera como para mostrar que estábamos alertas. La segunda vez ya nos hinchó las pelotas, y la tercera directamente salíamos de la trinchera, y fumábamos mirándolo desde lo lejos.

¿Nunca dialogaste con él?

Una vez bajé al pueblo y lo crucé, estaba arreglado y perfumado. Él, por supuesto. Tuve el impulso de decirle que nos estábamos cagando de hambre, y pensé que me fusilaba. Yo estaba buscando a Pablo Valdés, un amigo que siempre me tiraba algo de comer. Estaba golpeando para encontrarlo, y en eso llegó un jeep. Para junio, los soldados del regimiento 6 y 7 estábamos todos arapientos, tiznados de negro, barbudos y sucios. En eso baja el tipo perfumado y afeitado. Yo me cuadré, me puse firme y le hice el saludo militar “soldado clase 62 Robert”, me preguntó de qué batallón era y me dijo qué hacía ahí. Me miró de arriba abajo, se puso como paternal el hijo de puta y me preguntó cómo estábamos en el monte. Le dije la verdad , que nos estamos cagando de hambre, que no teníamos para comer. Me dijo si nos afeitábamos y le dije que no teníamos maquinitas, pero era mentira. El agua estaba helada y lo único que queríamos era comer. Yo me fui pesando 66 kilos y volví con 52. Cuando uno tiene hambre no podés pensar en otra cosa, no te importa ni que te vayan a matar. Había comida pero no la llevaban, no había logística, eso te sacaba la cabeza.

¿Y cómo siguió la conversaciòn?

Le expliqué que comíamos una sola vez por día y una sopa que era solo agua caliente. Me dio pie para que le cuente todo, estuve como 5 minutos, no me puedo sacar de la nariz el perfume que llevaba. Terminamos de hablar, ya oscurecía y me dijo que vuelva. Después me dijo: “Quédese tranquilo, va a tener noticias mías”. Me encontré con mis compañeros para volver a nuestra posición y les conté. Llegamos a las trincheras de noche. Al otro día, nada, al otro a la mañana vimos llegar a dos soldados con una bolsa cada uno y nos había mandado maquinitas de afeitar. Eso fue todo lo que había mandado. Esos son los que lleva Fantino. A los milicos le sirve que todos sean vistos como héroes. Yo vi tipos irse antes, y nunca les hicieron juicio.

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