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Información General | 7 may 2019

Llega el invierno y no tienen calefacción ni

“En Abasto hace más frío que en Siberia”: en los institutos de menores ponen rejas pero falta el gas

En el complejo “Villa Nueva Esperanza” donde funcionan cinco institutos de menores no hay gas desde el invierno del 2016. El gobierno bonaerense comenzó a enrejar todo el perímetro del predio pero por ahora la obra para devolver este servicio esencial deberá seguir esperando. Un trabajador de Niñez relató a Info BLANCO SOBRE NEGRO las duras condiciones de vida que imperan en estos centros que tienen como misión la reinserción de los jóvenes.


Todo el predio “Villa Nueva Esperanza” está sin gas desde mediados del 2016. Allí funcionan los centros de menores semiabiertos Carlos Pellegrini, Gambier, el COPA y el Legarra, y el instituto cerrado conocido como “El Castillito”. En total, se alojan más de 300 adolescentes y trabajan unos 60 opereadores de Niñez.

“El gas lo cortaron en 2016 y nunca más volvió. Dicen que hay que cambiar una pieza que cuesta 25 millones de pesos”, relató a Info BLANCO SOBRE NEGRO un trabajador del COPA que pidió mantener en reserva su nombre. “Estamos en medio del campo, en Abasto hace más frío que en Siberia”, ironizó.

A pesar de los reclamos de los trabajadores para que se mejoren las condiciones edilicias, los arreglos para devolver el gas siguen sin aparecer. “Las ventanas son de plástico, entra viento por todos lados. Nos calentamos con una estufas eléctricas que son un peligro y los pibes se bañan con esas mochilas que se enchufan un rato antes para calentar el agua”, detalló el agente.

En los últimos días, el gobierno bonaerense comenzó a colocar un vallado en todo el perímetro del predio. Antes había avanzado con la colocación de cámaras. Sin embargo, el gas sigue cortado y los trabajadores viven con angustia la inminente llegada de un nuevo invierno.

“Dormimos arriba de una goma espuma en una cama que tiene una puerta de elástico, o a veces directamente en el suelo. En estas condiciones tenemos que resocializar a pibes que tuvieron problemas con la ley, es imposible”, comentó el trabajador.

A fines de marzo, realizaron una protesta frente al predio para exigir mejores condiciones de alojamiento y laborales. La medida se originó luego de un grave incidente que puso en peligro la vida de muchos jóvenes y trabajadores. Por ahora la situación no mejoró. El sistema penal juvenil depende del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia.

“Hay un gran faltante de personal. Eso más los salarios bajos nos obliga a hacer horas extras en forma permanente. Ya existe un código entre compañeros de quedarse en las guardias porque si no somos muy pocos y quedamos muy expuestos”, contó en ese momento el trabajador Juan Ramón Martínez.

Y agregó: “A pesar de los reiterados reclamos no existe una mesa de diálogo. Ningún funcionario se acercó a hablar con nosotros y escuchar nuestra realidad. Cuando pedimos más recursos nos pusieron cámaras de seguridad que son más para controlarnos a nosotros que para darnos seguridad”.

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