Estuvieron todos los que tenían que estar: el gabinete municipal a pleno, funcionarios de menor rango, los concejales (incluida Sabrina Rodríguez, ex soldado de Raúl Pérez que había incursionado por el Movimiento Evita de Emilio Pérsico), los delegados comunales, los candidatos en todas las categorías y por supuesto Pablo Bruera, el orador principal.

Al Intendente se lo vio animado. Su desafío principal, por estas horas, es el de encender el clima triunfalista que solía caracterizar al bruerismo.

Por eso, el jefe comunal usó la retórica de los vencedores: “Muchos pensaron que nosotros no íbamos a aguantar el chubasco, que ya estábamos para otra cosa. Pero el domingo pasado empezamos a reconstruir un elemento extraordinario. Para nosotros fue comenzar de nuevo en la política, porque la lista de Gabriel Bruera concejal fue la más votada de la ciudad de La Plata. Y eso fue algo que nos llenó de orgullo, porque allí se está reconociendo que lo que se necesita en una ciudad es gente que pone el pecho, gente que ante la adversidad tiene fuerzas para seguir luchando. Y es lo que estamos haciendo nosotros en este enorme plenario”, dijo.

En ese instante Atenas estalló. Bruera convertía el clima pesimista que se había instalado en parte de su tropa en un llamado a la acción, apuntaba centralmente a remover las aguas mansas del PJ local. Así, a la debilidad que flotaba en el aire del club, el Intendente le daba una tonada optimista.

“A poner huevos que tenemos que ganar, a poner huevos que tenemos que ganar” replicaban los militantes presentes, parados sobre sus sillas, saltando en las gradas, reventando sus gargantas, con los puños en “ve”. Se observaba la imagen de una tribuna futbolera que está cerca del empate, jugando once contra once, y de local. El gesto colectivo bruerista estaba expresando que todavía quedan muchos minutos por jugarse.