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Información General | 3 jun 2019

Turismo

Buenos Aires: "la Reina del Plata" ofrece bellezas naturales y una cultura cosmopolita única

Es una de las megápolis más importantes del mundo. Por su tamaño, su cultura híbrida (latinoamericana y con fuerte presencia de culturas europeas), su arquitectura, y también por el símbolo que la representa a nivel global: el tango.


Los visitantes de la capital argentina van a encontrar una ciudad con características diferentes a las capitales latinoamericanas, con excepción únicamente de la vecina Montevideo (capital de la República Oriental del Uruguay). Los parecidos entre ambas ciudades tienen una razón muy simple: ambas fueron el punto de llegada de millones de inmigrantes europeos y de otros continentes que generaron la oleada inmigratoria más importante del cono sur desde la segunda parte del Siglo XIX hasta la mitad del Siglo XX.

Quien visite Argentina tendrá muchos sitios que ver en Buenos Aires . Hallará una ciudad que posee una arquitectura en la que coexisten joyas de la Belle Époque y modernas construcciones. El patrimonio arquitectónico de la capital del tango constituye uno de sus orgullos más valiosos.

El centro de la ciudad “porteña” (denominada de esa manera debido a la influencia del poderoso puerto que fue vía de salida de la producción agropecuaria durante dos siglos, y la de entrada de gran cantidad de manufacturas europeas hasta mediados de los años 50) es un deleite para quienes aman la arquitectura.

El Obelisco (inaugurado con motivo del Centenario de la Argentina en 1910 y punto de referencia obligado para los turistas que la visitan) ubicado en la avenida 9 de Julio, convoca a miles de viajeros a diario. Desde allí parten muchos circuitos para conocer la bella Buenos Aires. Y también otros puntos de atracción como La Plata, una moderna ciudad (de 1882) planificada por un arquitecto francés (Pedro Benoit) y lugar de interés para urbanistas de todo el mundo, por su diagonales combinadas por anchas calles arboladas y una de las joyas del famoso arquitecto suizo Charles-Édouard Jeanneret-Gris, más conocido a partir de la década de 1920​ como Le Corbusier: la Casa Curutchet, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Los barrios “La Boca” (donde se emplaza la mítica “Bombonera”, cancha del Club Atlético Boca Juniors) y San Telmo son los preferidos por los viajeros. En ambos puede hallarse la vieja Buenos Aires, que representa la transición desde la Colonia al Estado – Nación, y la posterior presencia de los inmigrantes que dejaron su marca indeleble en la cultura argentina, no sólo en su capital.

A cinco cuadras del Obelisco, en pleno centro, los edificios hacen sentir al viajero que camina por alguna vieja avenida española. La arquitectura y la gran cantidad de bares gallegos son una delicia para los ojos y sitios de descanso entre circuito y circuito. Recorrerla es como caminar por una ciudad anclada en el tiempo. Incluso todavía se mantiene un tablado que visitó el gran escritor Federico García Lorca en varias oportunidades.

Pero si el visitante ocasional camina unas diez cuadras hacia el norte de esa avenida, comenzará a encontrarse con los clásicos palacetes de la Belle Époque, cuando en la capital Argentina el tango irrumpía en los salones de las clases medias y altas (su origen es propio de los barrios más bajos de inicios del siglo pasado) y la ciudad era (junto a Norteamérica) el símbolo del mentado “sueño americano”. Ahora en su mayoría son embajadas y edificios públicos, con algunas excepciones.

En la orilla del Río de la Plata, que baña con sus aguas marrones (de ese color por la arenilla que se mezcla con el agua) la costanera, se levanta Puerto Madero, un barrio donde la gastronomía y el confort de las ciudades más importantes del mundo podrían compararse sin notarse contrastes de alguna naturaleza.

Es la zona preferida por la mayoría de los turistas, porque su belleza no tiene igual: se trata de un conjunto de viejos edificios reciclados que servían como hoteles para los inmigrantes que llegaban de a miles en cada día, y en decenas de barcos europeos. Ahora convertido en un poderoso lugar de oficinas, locales gastronómicos y departamentos con vista al río, Puerto Madero tiene otra particularidad: está ubicado a espaldas de la Casa de Gobierno argentina, llamada Casa Rosada, otro lugar de interés.

En síntesis, Buenos Aires concita la atención de miles de turistas en cada temporada, y desde su “Aeroparque” parten vuelos constantemente hacia las otras maravillas argentinas.

Por ejemplo, el Glaciar Perito Moreno, las Cataratas del Iguazú, la ciudad balnearia Mar del Plata, la Península Valdés (sitio de avistamiento de una importante cantidad de ballenas y de colonias de pingüinos, lobos y elefantes marinos), y hacia la imponente Bariloche, una ciudad donde la cordillera de Los Andes ofrece la posibilidad de disfrutar de hermosos paisajes de estilo alpino, y en la que también se puede conocer el imponente “Camino de los 7 Lagos”. Este último se trata un circuito que tiene dos aeropuertos internacionales y en el que conviven costumbres del norte de Europa (hay mucha influencia de la cultura alemana) y comunidades indígenas del pueblo mapuche, descendientes de tribus pre colombinas de la Patagonia.

Esta última ofrece muchos lugares de interés, y desde Buenos Aires parten vuelos diarios hacia el lugar más austral del continente: Tierra del Fuego, lo más recóndito de la Patagonia, y donde el océano Atlántico baña a la increíble Ushuaia. donde sus habitantes se jactan de vivir en el sitio más “al sur del sur”.

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