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Información General | 8 sep 2019

"Firpo, Perón ... y Merlo"

La increíble historia de un Agregado Obrero de Berisso y la ayuda solidaria de Argentina a Washington

Por una gestión de un dirigente gremial de Berisso, Argentina envió ayuda solidaria a los Estados Unidos durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón. Un testimonio que describe aquel Estado que hizo posible "los días más felices", por lo menos para las mayorías.


La figura del agregado obrero simbolizaba “la transformación desde el lugar de la fábrica hasta la representación en el orden político, en el cual la idea de que fueran obreros los representantes diplomáticos tiene el poder simbólico de irrumpir en lo que eran espacios más consolidados, protegidos y tradicionales de las elites argentinas”, explicó el periodista Ernesto Semán cuando en julio de 2018 presentó en la UNAJ su investigación sobre los Agregados Obreros del gobierno peronista.

Agustín Américo Merlo era vecino de Berisso, y pertenecía al Sindicato Obrero de la Industria de la Carne. Había sido uno de los trabajadores que participaron activamente de aquella histórica pueblada del 17 de octubre de 1945.

Durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón, el gremio recibió una invitación para que designara a un precandidato al cargo de “Agregado obrero” en embajadas argentinas en el exterior. Propusieron 3 nombres: Julio César Villada, Raúl Santagostino y el de Agustín Américo Merlo. Tras un debate, la organización obrera designó a Merlo, el vecino de Berisso. Tuvo que recibir un curso de capacitación que duró entre 4 y 5 meses.

Finalmente, el destino de Agustín Merlo fue ocupar ese cargo en los Estados Unidos. Con su familia (por entonces integrada por su esposa María Isabel Ricci y su primer hijo, Ángel Hugo “Lito” Merlo), se embarcó el 16 de febrero de 1947 y un mes después llegó a Nueva York. A los pocos días se trasladó a Washington, donde funcionaba la Embajada Argentina.

Lo que contamos en esta nota forma parte de las memorias del ex dirigente sindical berissense, registradas en su diario personal, y al que tuvo acceso Info BLANCO SOBRE NEGRO por gentileza de otro de los hijos de Merlo, Oscar. “Escribía muchísimo, tenía cientos de carpetas”, recuerda nuestra fuente. Y agrega: “Lo hacía más en pos de dejar un legado familiar que por ambiciones de ser escritor”.

En aquellos años de la posguerra, y en un contexto de consolidación de un estado social en Argentina y en muchos países del mundo, el agregado obrero que había viajado al gran país del norte desde la mítica Berisso trabajó intensamente enviando informes de la situación social y gremial. Hacía también algunas publicaciones “aclarando o desvirtuando algunas informaciones inexactas”, cuenta su familia.

También pronunció alguna charla en un ciclo organizado por la embajada de nuestro país (destinada a su personal) sobre el Plan Quinquenal, y una conferencia sobre “Objetivos Sociales de la Revolución”.

Además, en 1948 fue observador a la Conferencia Internacional del Trabajo realizada en San Francisco y durante su estadía tuvo la oportunidad de compartir algunos trabajos con el joven Antonio Cafiero, que por entonces era Consejero Económico en la embajada y redactaba un boletín con noticias del ambiente económico-financiero, donde colaboraba aportando información sobre la actividad laboral.

Era 1949 y se aproximaba fin de año. Merlo dejó testimonio en su diario personal sobre “un aspecto especial de su actuación como Agregado Obrero”. En aquellos tiempos era costumbre que las entidades benéficas procuraran obtener ayuda de personas o instituciones con motivo de la Navidad y la llagada del año Nuevo.

“Llegaron entonces hasta la embajada circulares de varias entidades benéficas pidiendo nuestra colaboración, lo conversé con el embajador Remorino y las autoridades máximas de la Embajada evaluaron canalizar hacia el gobierno argentino el pedido de ayuda", cuenta Merlo en sus memorias.

Y relata con más detalles: “Elegimos dos solicitudes: de un asilo de ancianos llamado Sunset Home, y de una sociedad de beneficencia para niños necesitados, Children and Society. Se me indicó que ofreciera ayuda a los niños ‘pobres’ (unos 500 niños de ambos sexos). Me comuniqué con la dirección de las entidades y les pedí que me formalizaran el pedido por escrito. Así lo hicieron y al tiempo llegaron a Washington varios bultos conteniendo la ropa”.

En otro párrafo, el libro de Merlo detalla: “Al comunicarle a la Sra. de Waters (el matrimonio Waters estaba al frente de esa entidad) que al día siguiente llevaría los bultos y que iría con un fotógrafo para documentar la entrega, me contestó alborozada que ‘ella daría la noticia a la prensa’. Así lo hizo, y ya esa misma tarde, al llegar a mi casa, los títulos de los vespertinos, la radio y los noticiosos se referían a la ‘Ayuda de la Sra. de Perón para los niños necesitados de Washington’”. Se armó un alboroto tan grande que el matrimonio Waters se asustó y me pidió que dejara sin efecto la entrega”.

“Nosotros, acosados por el periodismo, nos ateníamos a que ‘estábamos ayudando de buena fe a una entidad reconocida que nos había pedido nuestra colaboración’. Intervino el Departamento de Estado aconsejando a los Waters a que ‘recibieran la ayuda con el mismo espíritu con que se brindaba’ y cuando llegamos con los bultos, la cuadra era un espectáculo: chicos, coches, periodistas, vecinos, nos estaban esperando. Un periodista respondiendo a un comentario mío me dijo ‘canchero: ’Esto le va a costar un ascenso’. Noticieros radiales, televisivos, editoriales en los principales diarios del país, vecinos que me llamaban para aconsejarme – incluso alguno para manifestaba su disconformidad- me hicieron ‘tan popular’ que un Consejero de nuestra embajada comentó: ‘En adelante, la Argentina va a ser en este país: Firpo, Perón … y Merlo’. Una exageración por supuesto”, cuenta el diario del sindicalista de Berisso escrito para su familia, y que todavía puede leerse claramente pese al paso del tiempo.

Después de ese episodio Merlo relata los días de su regreso, una propuesta de ocupar el mismo rol en Montevideo, y su decisión final: regresar a su terruño para apoyar al gobierno de Juan Domingo Perón.

Quería ser parte de aquel proceso viviéndolo y haciendo su aporte pero en su propia patria y en su querido Berisso, como miles de trabajadores y trabajadoras de esta región.

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