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El conflicto en la empresa AESA se inició hace dos meses por un recorte salarial que derivó en la paralización de una millonaria obra. La medida tomada en asamblea nunca fue avalada por la intervención de la UOCRA La Plata a cargo de Carlos Vergara. La empresa respondió con más de 100 despidos y suspensiones contra quienes encabezaban los reclamos.

Al percibir que la escalada de un conflicto, la CGT regional decidió intermediar para evitar despidos masivos y plantearon el tema al cosecretario general de la central sindical, Héctor Daer que a su vez se comunicó con el titular de la UOCRA a nivel nacional, Gerardo Martínez, a quien responde Vergara.

A fines de agosto se acordó una reunión entre el interventor y los delegados de los trabajadores que no se concretó porque se produjeron los primeros enfrentamientos que incluyeron disparos de armas de fuego frente a la sede de la UOCRA en calle 50 entre 3 y 4, a pocos metros del Ministerio de Seguridad.

La CGT volvió a intervenir y se pactó que la UOCRA se iba a poner al frente del conflicto y que reclamaría ante el Ministerio de Trabajo por los puestos laborales para lograr la conciliación obligatoria.

Sin embargo, en la audiencia se terminó resolviendo una mediación que amplió a 200 la cantidad de despedidos y suspendidos. AESA pretendió reiniciar la obra sin dejar ingresar a los afectados.

La actuación de Vergara desconcertó a las autoridades de la CGT regional. “Acordamos un impasse, limamos asperezas en los dos sectores pero después nos encontramos con un proceder totalmente distinto”, señaló un dirigente sindical a Info BLANCO SOBRE NEGRO.

Los trabajadores están afectados a la primera etapa de una millonaria obra encargada por YPF a AESA para mejorar los procesos de refinado del combustible.

Por cómo se fueron desencadenando los hechos, no son pocos los que sospechan que en este contexto de incertidumbre económica, en realidad la empresa pretende suspender el proyecto y esperar cierta estabilidad para retomarlo. Con esa intención podrían estar usando la “interna sindical” como excusa.

A pesar de que los Medina quedaron señalados como los líderes del conflicto, el único que estuvo presente los últimos días frente a la Destilería fue Brian Medina, nieto de “El Pata”, mientras que su hijo Agustín aclaró que “se mantiene totalmente al margen”. En realidad, los reclamos fueron iniciados por trabajadores que tienen más de 20 años antigüedad realizando obras en el Complejo Industrial La Plata.

Desde la intervención aseguran que en la audiencia en el Ministerio de Trabajo se había acordado reabrir la obra y luego reincorporar en forma paulatina los trabajadores marginados. Sin embargo, esta resolución no quedó plasmada en ninguna acta y a los pocos días incrementó la cantidad de despidos y suspensiones.

El jueves, al llegar a la Puerta 4, unos 220 trabajadores se enteraron que no podían ingresar a la planta que amaneció cercada por un cordón policial. Minutos después se desencadenaron los disturbios que trascendieron en todos los medios a nivel nacional. Si la obra se suspende, serán más de 900 los despidos.