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Información General | 19 oct 2019

Los detalles

Diego Flores, campeón argentino de ajedrez, cerca del récord de Najdorf

Siete veces representante olímpico de Argentina


Hace apenas un par de semanas que Diego Flores, de 36 años, ganó un nuevo Campeonato Argentino de ajedrez, derrotando a Diego Valerga. Una hazaña que ya había logrado en seis ocasiones anteriores; porque, sí, Diego ha ganado ya siete campeonatos en 14 años. Y todavía tiene más mérito, ya que hace poco más de 20 años que descubrió a fondo el ajedrez, con lo que podemos, sin duda, hablar de una carrera meteórica.

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Este hito lo coloca a sólo un campeonato del récord del ajedrecista de origen polaco Miguel Najdorf, que alcanzó el título de Gran Maestro Internacional y que obtuvo, en 1980, el premio Kónex de platino al más importante ajedrecista de la historia de Argentina. Aún, dos años más tarde de recibir el premio, con ya 72 años se enfrentaría al que iba a ser campeón mundial Gary Kasparov.

Najdorf, con ocho títulos, ostenta el récord desde 1975; aunque, viendo la progresión y la juventud de Diego, es más que probable que consiga desbancarlo. Por su parte, nuestro protagonista hace gala de su sencillez y modestia y considera que, sea cual sea el resultado de los próximos campeonatos, no puede compararse con el maestro de origen polaco, al que considera inmensamente superior a él.

Source: Photo by Bert Verhoeff / Anefo, License: CC0 1.0

Flores, nacido en Gran Canaria, España y residente en Argentina desde 1986, se ha coronado campeón en los años 2005, 2009, 2012, 2013,2016, 2017 y, ahora, en el 2019, y también ha sido siete veces representante olímpico de Argentina para esta disciplina.

Y las noticias que relacionan a Argentina y el ajedrez no se limitan al éxito de sus contendientes; también la afición y la pasión de sus practicantes es notoria: De hecho, hace unos meses conocíamos el caso de Horacio Tomás Amil Meilán, un hombre de 96 años que continúa practicando, a su edad, el ajedrez. Horacio Tomás llegó a ganar al propio Najdorf y en los años 70 tuvo el honor de jugar contra Bobby Fisher. Incluso el año pasado ganó un torneo en la modalidad de ajedrez Ping-pong.

Como apasionado fue también el caso del periodista y escritor Rodolfo Walsh, y por ello, y en su honor, la Facultad de Periodismo de la UNLP celebró un torneo de ajedrez el pasado mes de junio, como informamos en su momento desde aquí.

Diego Flores no es el único caso de jugador argentino de ajedrez que trasciende las fronteras. Leo Fernández, miembro del equipo PokerStars Pro llegó a ser ajedrecista semi-profesional, alcanzó el nivel de máster de la FIDE (Federación Internacional de Ajedrez) y continúa practicándolo a gran nivel, al igual que le ocurrió con el Backgammon. La habilidad y concentración que ambas actividades requieren hace que la práctica de cualquiera de ellas pueda resultar un buen entrenamiento para la otra, y Leo es bien conocedor de ello, y considera básico el entrenamiento mental para este tipo de actividades.

Y es que el ajedrez representa un ejercicio mental que nos permite mantener el cerebro en forma, y suma para adquirir destrezas en otras actividades de habilidad; y, en este punto, hay que reconocer que desde diversas entidades públicas argentinas se está potenciando su aprendizaje a través de diversas iniciativas a lo largo del país; iniciativas que abarcan desde los más jóvenes a los más veteranos aficionados, para abarcar los diferentes beneficios que puede reportar según el momento vital del practicante.

Para los nobeles, puede aportar un enfoque diferente a la hora de afrontar problemas: trabaja el análisis de la situación, la creación de estrategias, solventar obstáculos, la empatía respecto del rival, la gestión de las emociones… En el otro extremo, según afirman algunos expertos, puede retrasar el deterior cognitivo en los más mayores, e incluso su práctica se está utilizando en tareas de rehabilitación neurológica.

Así pues, no podemos más que felicitarnos por ambos aspectos; de un lado, los triunfos de Diego Flores, y la representación internacional que hace de nuestro país; y, por otra parte, de la apuesta decidida por introducir el ajedrez como una afición en personas de todas edades y condiciones, por todo lo que puede aportarles en su vida y su salud física y mental.

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