“Se suicidó otro, no lo puedo creer”, contó a Info BLANCO SOBRE NEGRO una trabajadora del Hospital de Melchor Romero que pidió resguardar su identidad para miedo a represalias por parte de los directivos de la institución.

Esta mañana, un paciente psiquiátrico de 36 años identificado como Mariano Eceiza falleció al ser arrollado por un camión en Avenida 520 y 175, justo a la altura del ingreso al hospital. Según testigos, el hombre se arrojó debajo de las ruedas traseras del vehículo de alto porte que avanzaba con el semáforo en verde.

Por ahora, la causa a cargo de la UFI N°14 quedó caratulada como “homicidio culposo” pero quienes presenciaron el trágico momento coinciden en que se trató de un suicidio. El episodio generó aún más conmoción entre quienes frecuentan el hospital porque hace menos de una pasada otra persona murió en el mismo lugar y en una situación similar.

El jueves, otro paciente psiquiátrico de 54 años identificado como Claudio Castro falleció luego de ser atropellado por un camión mixer. Testigos aseguran que el hombre se arrojó al asfalto cuando pasaba el vehículo.

El hospital tiene dependencias en ambas manos de la Avenida y es habitual que los pacientes y los trabajadores crucen de un lado al otro para realizar algún trámite.

“Lo más grave es que en el lugar hay un puente peatonal que no usa nadie. Desde la dirección no hay ninguna orden de usar ese paso elevado”, comentó la trabajadora que se contactó con este portal.

En el primer caso, al momento de su muerte el paciente era acompañado de un cuidador terapéutico. “Los pacientes suelen cruzar con algún enfermero. La verdad es que los trabajadores hacen lo que pueden en un hospital que funciona con una desidia total”, remarcó la mujer.

“Todos vemos a pacientes crónicos pidiendo monedas en las puertas del hospital y en los semáforos. Las condiciones de internación son paupérrimas y lo poco que funciona es gracias a los trabajadores que todavía tienen algo de voluntad”, agregó.

La actual directora del Hospital, Carina Torres, ingresó a la institución como interventora luego de la muerte de dos pacientes. Los trabajadores aseguran que en los últimos años, el funcionamiento de la institución empeoró, y que lo único que hizo fue una “pintada de cara” a la fachada del edificio y la renovación de la guardia.