En las calles son cada vez más los chicos que piden monedas para comer, y menos los que lo hacen para construir un muñeco de fin de año. Los realizadores más antiguos aseguran que la crisis económica y la complejidad que adquirió el trámite para construir un momo está “matando a la tradición”.

El grupo “La Tradición” que todos los años armaba su momo en 32 y 25, frente al Estadio Único, no construirá un muñeco por primera vez en 17 años. “Estas fiestas no vamos a hacer muñeco, y la verdad es que muy triste. Cada vez hay menos en todos los barrios por distintas razones, una de ellas es lo económico”, aseguró Karina Saco, una de sus integrantes.

Este viernes culminarán los plazos para realizar la preinscripción vía web y en el listado aparecen sólo 31 momos registrados. Seguramente, viendo la flaca convocatoria las autoridades municipales extenderán los límites por unos días para al menos no quedar tan lejos de la cantidad de muñecos que se inscribieron el año pasado.

“El año pasado se anotaron 75 muñecos, que ya era un número muy bajo. Pero este año viene mucho peor. Es muy triste ver que la tradición va muriendo y el municipio parece colaborar para que eso suceda”, remarcó Joel, un integrante de otro reconocido grupo.

Al problema de la crisis económica se suman otros condimentos que no colaboran. La competencia que organiza la Municipalidad a través de un sistema de votación vía SMS (un servicio que ya casi no se usa) reparte premios económicos entre los más elegidos por los vecinos. Sin embargo, los pagos los realiza con gran demora. Los ganadores del año pasado recién cobraron en septiembre, en un país donde la devaluación del peso hace estragos.

“A esa altura del año ya tenés que haber arrancado el muñeco nuevo. No pueden pagar tan tarde, no se entienden las razones por las cuales tardan nueve meses en liquidar una suma que para el presupuesto del municipio es un vuelto ”, reflexionó enojado el vecino.

A este factor se suman otro tipo de trabas que obstaculizan el deseo de armar el muñeco. A las regulaciones lógicas en seguridad (como las dimensiones y la no colocación de fuegos artificiales dentro de las estructuras) se agregan otras que son criticadas por la mayoría de los vecinos.

“No dejan armar los muñecos en la calle, estamos obligados a tener un lugar particular y sacarlos faltando poco. Muchos no tienen esa posibilidad y tampoco dinero para alquilar un galpón”, explicaron.

“Este año está muerto, y la verdad es que es muy doloroso porque es una marca de identidad de nuestra ciudad”, remarcaron.