Las altas temperaturas de principios de diciembre y el déficit hídrico en la mayor parte de la pampa húmeda habían alertado a los productores rurales, que comenzaron a preocuparse por los sembrados de maíz y soja, principalmente.

Concretamente, hace 15 días atrás, la Bolsa de Cereales de Entre Ríos planteó un panorama crítico en la provincia debido a la escasez de precipitaciones que atentaba contra los rendimientos futuros de los cultivos de la cosecha gruesa.

El panorama no era muy distinto al de gran parte de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, en los últimos días algunos municipios del noroeste bonaerense recibieron algunas precipitaciones que atenuaron la ausencia de agua.

Además de los productores, los funcionarios del Gobierno Nacional también observan con precisión el mapa climático del país debido a que los dólares de la cosecha gruesa nutrirán las arcas nacionales en los próximos meses.

En las últimas horas, las lluvias registradas en algunas ciudades que integran la zona productiva bonaerense entusiasmaron también a los productores y comerciantes de maquinarias agrícolas.

“Veníamos muy complicados con la falta de agua. Las plantaciones de maíz lo estaban sufriendo bastante”, declaró a Info BLANCO SOBRE NEGRO un ingeniero agrónomo de Carlos Casares, que aseguró que el déficit de agua estaba 200 milímetros por debajo de la media.

Entre el viernes y el lunes, en algunos distritos del noroeste bonaerense ya llovieron más de 100 milímetros y se esperan nuevas precipitaciones en las próximas horas.