Por: @martinmazzoleni
Las cooperativas bonaerenses que integran el Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas por los Trabajadores realizan una muestra de los productos que elaboran frente a la Cámara de Senadores de la provincia. Piden por una ley de expropiaciones masivas que les otorgue entidad jurídica plena. “Ahora salen por goteo, 3 o 4 por año”, explicó ante infoblancosobrenegro.com un operario de la fábrica “Cadenas Ancla” de Avellaneda.

“Venimos a mostrar las cosas que nosotros hacemos. Para demostrar que nosotros somos capaces de manejar nuestras empresas”, comentó un trabajador de la panificadora “El Aguante” de Vicente López.

El movimiento nació el 22 de agosto de 2000, cuando la ex Gip-Metal S.R.L. de Sarandí presentó quiebra. Ese día los trabajadores recibieron los telegramas de despido, pero advirtieron algo raro porque todo estaba normal hasta el día anterior. Entonces tomaron la decisión de ingresar a la planta para permanecer en forma pacífica en el lugar. Luego vino el intento de desalojo, la resistencia, la formación de la Cooperativa de Trabajo Unión y Fuerza Limitada, el alquiler de las maquinarias y la primera ley de expropiación de una planta fabril, en diciembre del 2000.

Hoy lo integran más de 130 cooperativas de todo el país, de las cuales más de la mitad son de la provincia de Buenos Aires. Buloneras, fábricas de grisines y medios de prensa son algunos de la amplia variedad de rubros a los que se dedican las asociaciones que forman parte del movimiento. “Necesitamos las leyes de expropiación para poder exportar y poder hacer grandes inversiones”, cuenta Germán de la fábrica de pinturas “Cintoplom”.

“Hemos demostrado que podemos gestionar las empresas mejor que los dueños que las quebraron” afirmó Raúl de “Grintek”, cooperativa que fabrica huesitos de cuero para perros. “Es un problema de ideología, no creen que los trabajadores podamos hacernos cargo de las empresas porque tienen miedo que el movimiento se generalice”, remató el trabajador.

Si bien los cooperativistas reconocen ayuda gubernamental a la hora de recuperar fábricas que quiebran, dicen que falta un paso más: la expropiación. “Piensan que el Estado va a tener que pagar por las expropiaciones, pero lo que no tienen en cuenta es que muchos dueños antes de irse dejaron tantas deudas con los empleados que prácticamente los que deben plata son ellos”, comentó un trabajador de la fábrica de tapas para empanadas “La mocita”.