viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº -1941

Información General | 18 oct 2014

En el cierre del Sínodo de familia

El Papa Francisco habló de "tensiones" internas y dijo que su deber es "garantizar la unidad"

El Papa calificó de tentaciones las proclamas de los *"tradicionalistas o miedosos",* pero también a aquellos que definió como "denominados progresistas y liberales". Además dijo que la Iglesia no debe mirar a la sociedad desde una "torre de cristal"


El papa Francisco proclamó hoy, al final del Sínodo extraordinario sobre la familia, que en esta asamblea no se ha puesto en entredicho la “verdad fundamental” del “sacramento del matrimonio: la indisolubilidad”.

Así lo afirmó el Papa en un discurso pronunciado ante los participantes en el Sínodo, a quienes dijo que su papel como líder de la Iglesia Católica es el de “garantizar la unidad”, tras los debates en los que se abordaron cuestiones como la acogida a los homosexuales o a los divorciados vueltos a casar.

Además, el papa dijo que la Iglesia Católica “no mira a la humanidad desde una torre de cristal para juzgar o clasificar a las personas”.

El papa recordó a los participantes en el Sínodo que su función es la de “recordar a los pastores que su primer deber es alimentar al rebaño (…) que el Señor les ha confiado y buscar acoger con paternidad y misericordia y sin falsos miedos a las ovejas descarriadas”.

“Aquí me he equivocado. He dicho acogerlas: ir a buscarlas”, matizó el pontífice, que llamó a los obispos y otros participantes en el Sínodo a “practicar una caridad sincera y activa”.

“Esta es la norma suprema de conducta de los ministros de Dios, un amor incondicional como el del Buen Pastor, lleno de alegría, abierto a todos, atento al prójimo y solícito con los que están lejos”, agregó.

En otro momento de su intervención, el papa explicó que la Iglesia Católica no debe “tener miedo de comer y beber con las prostitutas y los publicanos”, en alusión al Evangelio de San Lucas.

TENSIONES Y TENTACIONES

Bergoglio admitió que en los debates en el Sínodo se pudieron apreciar “tensiones y tentaciones”, entre las cuales mencionó la tentación de la “rigidez hostil”, que resumió en la actitud de “querer encerrarse en lo que está escrito (la letra) y no dejarse sorprenderse por Dios, por el Dios de las sorpresas”.

Y advirtió contra la “tentación” que plantean los que calificó como “tradicionalistas” o “miedosos”, pero también a aquellos que definió como “denominados progresistas y liberales”.

Las palabras del papa, que este domingo pondrá punto final con una misa en San Pedro al Sínodo extraordinario cuyos trabajos concluyeron hoy, fueron recibidas con un cerrado aplauso de los congregados que duró unos cinco minutos. (EFE)

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