

El lunes a las 7 de la mañana, Hermann Müller caminaba por diagonal 76 entre calle 16 y 42 para ir a trabajar. De repente escuchó: “Ese es puto, hay que matarlo” y al instante sufrió el impacto de una patada voladora en la cara. “Por suerte no me caí y pude salir corriendo, sino no la contaba”, aseguró a Info BLANCO SOBRE NEGRO el joven de 30 años.
Luego del ataque, la víctima se dirigió a la Comisaría Segunda para radicar la denuncia. “La oficial que me atendió no prestó mucha atención y parecía no entender que había sufrido un ataque homofóbico. Encima llegó una inspección que hizo demorar todo, por lo que decidí irme. Esta mañana formalicé la presentación en Fiscalía”, detalló el joven de Lincoln, que vive desde hace 12 años en La Plata.
Sobre los atacantes, aseguró: “No los conocía. A uno de los chicos puedo identificarlo y al otro no porque tenía anteojos ahumados”, y agregó: “Algo habían tomado, estaban re duros”.
“Eran chicos bien vestidos, y el que me tiró la patada debía saber artes marciales, porque me pegó una patada voladora y quedó parado. No pudieron tirarme y por eso zafé de que me dieran una golpiza terrible que quizás no podría contar”, comentó el joven.
Consultado sobre si en alguna otra oportunidad había sufrido un ataque similar, Hermann confesó: “Yo estaba al tanto de que estas cosas pasaban pero jamás lo había tenido que vivir. Yo era de los gays que no iban a la ‘Marcha del Orgullo’ porque ya éramos iguales y no había más por qué marchar”.
“Evidentemente somos iguales en cuanto a derechos civiles pero todavía hay un sector de la sociedad que es intolerante. Más que el golpe en la cara me duele darme cuenta de que todavía hay gente así que no soporta a las minorías”, reflexionó.
Y concluyó: “Me replantéo la postura que tenía, el colectivo se ganó un militante comprometido. Estoy contando lo que me pasó porque a estos casos hay que visibilizarlos, porque todavía rige la heteronorma patriarcal”.