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Información General | 25 jul 2018

El domingo sufrió un incendio

CITA, la cooperativa más antigua de la Argentina, ya no produce y sus trabajadores sobreviven de alquileres

Se trata de la Cooperativa Industrial Textil Argentina (C.I.T.A) inaugurada en 1952 por el propio Juan Domingo Perón en un acto en Casa Rosada. Es por el aumento de los costos, la caída del consumo y la desigual competencia de los productos importados. la fábrica ubicada en el barrio platense El Mondongo hace más de un año que tiene sus máquinas paradas. Los trabajadores apenas sobreviven del alquiler de algunos galpones y esperan que “cambie la mano” para volver a producir. Encima, el domingo sufrieron un incendio en una de sus dependencias.


La fábrica textil C.I.T.A está ubicada en calle 115 entre 61 y 62, en el barrio El Mondogo. El domingo pasado, uno de sus galpones que utilizaban como cochera sufrió un incendio que afectó a cuatro vehículos y algunos insumos que los trabajadores guardaron porque a pesar del mal momento no pierden la esperanza de poder volver a producir.

En diálogo con Info BLANCO SOBRE NEGRO, el presidente de la Cooperativa CITA, Sergio Yosko, explicó: “En el galpón había vehículos particulares de vecinos. Parece que una camioneta hizo un corto y se inició el incendio que afectó a cuatro vehículos. También se prendió fuego un lugar donde teníamos algunos insumos, cartas de colores y algunas balanzas de precisión”.

C.I.T.A. siempre se dedicó a producir telas planas de algodón que se usan para ropa de trabajo, ropa hospitalaria, sabanas, guardapolvos, entre otras prendas. Conformada en 1952, a partir de la quiebra de la sociedad anónima que la había fundado en 1926, fue la primera cooperativa de trabajo del país. Su inauguración se realizó en Casa Rosada, en un acto encabezado por el entonces presidente Juan Domingo Perón.

“Hace más de un año que estamos con las máquinas paradas, sin producir nada. Cada tanto hablamos con los clientes pero ninguno tiene intención de volver a producir y nosotros no tenemos capital para reactivar. Además creo que tampoco es rentable porque el tema tarifario es mortal”, contó Yosko.

Y agregó: “Estamos juntando el mango como podemos. Nos estamos manteniendo con el alquiler de un galpón a la Municipalidad y otro que se lo alquilamos a un centro cultural. También un negocio minorista en el que vendemos algunas mercadería que nos ha quedado y cada tanto compramos otros productos para revender”.

“Los socios de CITA somos 30 pero los que estamos participando actualmente somos 12, pero nos llevamos muy poca plata por semana. Los otros se la están rebuscando de alguna otra manera. Todavía estamos pagando un convenio para cancelar una deuda de 200 mil pesos con Edelap”, contó el presidente de la emblemática cooperativa platense.

Sobre las perspectivas a futuro, el trabajador comentó: “Estamos aguantando, esperando que pase el mal momento, cambie la mano y podamos volver a producir. Nosotros integramos la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT) y le prestamos nuestra instalación a una cooperativa que hace confección de ropa de trabajo. La idea es que en algún momento nosotros podamos producir la tela y llegar a hacer un polo textil”.

Y agregó: “El volumen de capital que se necesita para producir telas es mucho más grande que el necesario para confeccionar prendas. Nosotros necesitamos producir 80 mil metros de tela por mes para ser viables. El tema también es dónde ubicar esa cantidad de mercadería en un contexto donde la tela importada es mucho más barata”.

Durante los ’90, la textil atravesó una situación similar que la terminó llevando a una convocatoria de acreedores. A pesar de que lograron recuperarse en los últimos años, sus 30 socios que actualmente la componen no pudieron revertir esa situación legal y financiera.
“Nosotros no tirábamos manteca al techo pero hasta principio del 2016 tuvimos trabajo y los números cerraban. Tenemos insumos importados y otros como el algodón que están dolarizados”, contó Yosko.

Y concluyó: “Hay gente que depende exclusivamente de esto. Los compañeros tienen 20 años haciendo esto y son fenómenos en su trabajo, pero en la calle es duro. Personas de entre 40 y 50 años a los que se nos complica mucho. Igual estamos tratando levantar la cabeza y aguantar. Este incendio fue un mazazo pero no vamos a bajar los brazos, ya pasamos muchas y esta será una más”.

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