viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº -1941

Información General | 19 dic 2014

Opinión: Eduardo Di Cola

Fuga de Divisas: La historia se repite

Di Cola, ex Presidente de la Comisión Especial investigadora de la Fuga de Divisas creada en la Cámara de Diputados de la Nación durante el año 2002, escribió un trabajo donde vuelca la experiencia que vivió integrando el grupo de que analizó el feroz proceso de fuga de capitales operado durante la década del 90.


Fuga de Divisas: La historia se repite

Parte I

La información de más de 4000 cuentas de argentinos ocultadas en el HSBC de Ginebra y la consecuente iniciativa de crear una comisión parlamentaria para su investigación, me retrotraen a doce años atrás cuando a la luz de la debacle del 2001 y como respuesta a una iniciativa de mi parte, en el seno de la Cámara de Diputados de la Nación se creó una Comisión Especial Investigadora de la Fuga de Divisas. La comisión comenzó su funcionamiento en feb/2002 y emitió dictamen en octubre/2003.

No se trata de un mero ejercicio de memoria. Podremos apreciar como la historia se repite y revela la existencia de un sector importante del empresariado nacional que estructuralmente fuga capitales del país, en complicidad con parte del sector bancario que facilita el camino para la salida de los fondos provenientes de la evasión fiscal y otros ilícitos.

En el “Informe sobre desarrollo mundial” de julio de 1985 el Banco Mundial mencionaba: “En los primeros años del decenio de 1980, la fuga de capitales en gran escala fue un factor que influyó considerablemente en las presiones sobre la balanza de pago en varios países…”.

A su vez en marzo de 1986 en la publicación denominada “World Financial Markets” del Morgan Guaranty Trust de New York decía: “La salida de capitales es un problema serio en muchos países en vías de desarrollo, puesto que los priva de recursos para el desarrollo económico y porque simboliza errores de política y desempeño que contribuyen a agravar los problemas de la deuda externa”.

Si hacemos un análisis de lo sucedido en Argentina con relación a la fuga de divisas nos encontramos que los capitales locales acumulados en el exterior (stock) en 1970 ascendían a U$S 921 M. En tanto en 1989 ese importe había crecido a 43.078 M (2). Dentro de las dos décadas mencionadas el período comprendido entre 1975 y 1983 es donde se produce el crecimiento exponencial.

De capitales por 3.566 M de dólares acumulados por argentinos en el exterior saltó a 32.214 M. Es el período que coincide con la interrupción democrática por parte del proceso militar, que con el argumento que era imprescindible generar las condiciones para las inversiones contó con el apoyo del empresariado y las grandes corporaciones económicas de la industria, el campo y las finanzas. No solo no invirtieron sino que además fueron los protagonistas excluyentes de una fenomenal fuga de divisas.

Hay coincidencia generalizada que más del cincuenta por ciento de todos los activos equivalentes a U$S 33.862 M que tenían los argentinos en el exterior hacia el año 1986 fueron acumulados entre 1980 y 1983.

Si tomamos en cuenta el tipo de cambio existente a la época en que desarrollamos el trabajo de la comisión y nos paramos en ese momento, año 2002, el PBI argentino era menor que el total de activos externos que tenían los argentinos en el exterior. Esto es, los argentinos fugaron el equivalente a todas las exportaciones desde 1997 hasta 2001 incluido. O dos veces y media la recaudación del Estado nacional o cinco veces lo recaudado por privatizaciones desde 1990.

Esto marca lo pernicioso que resultó para le economía de nuestro país en los aspectos: impositivo, de financiamiento a la producción, de mayores tasas de interés e incremento del déficit fiscal con fuerte crecimiento de la deuda externa, entre otros.

Parte II (_publicada en Ramble Tamble)

Dada la volatilidad e incertidumbre que se generan en etapas de crisis, es habitual en cualquier país del mundo, Argentina incluida, que se produzca una considerable fuga al exterior de capitales de residentes locales.

De todos modos en nuestro país corresponde adicionar la existencia de un fenómeno estructural que va más allá de las coyunturas y que se relaciona fundamentalmente con el comportamiento de los sectores concentrados del capital local. Es así como durante los años de la convertibilidad la fuga asumió montos sumamente elevados.

La variación de los activos externos registrada entre 1992 y 2001 según distintos analistas se situó entre los U$S 60.412M y los U$S 73.332M, de tal forma que el total de los activos externos en el año 2001 se ubicaba entre U$S 114.154M y U$S 127.074M.

Para que se tenga una idea, tomando en cuenta buena parte de los ’90 podemos afirmar que por cada dólar invertido por empresas extranjeras, hubo 90 centavos de dólar pertenecientes a residentes que se fugó de la economía. Es decir, el proceso de “inversión” se pareció más a un mero canje de activos que a una verdadera expansión del horizonte productivo del país.

Es así que a la luz de los acontecimientos del 2001 en el seno de la Cámara de Diputados se crea una comisión especial para realizar un pormenorizado estudio del fenómeno de la salida de divisas y el consiguiente comportamiento del sistema financiero.

Relevamos un total de 62.148 operaciones vinculadas al sector privado no financiero excluyendo las operaciones de comercio exterior, la información procesada correspondió a 58 entidades bancarias que representaban el 69,4% del total de los activos financieros hacia fines del año 2001.

Resultó evidente que el sector privado no financiero fue el agente más dinámico de la fuga de divisas mientras los bancos operaron como autopista que vehiculizaron la salida de capitales.

Durante el 2001 hasta el 2 de diciembre fecha de la instauración del “corralito”, en promediolas personas físicas realizaron 137 operaciones por 12 millones de dólares por día, en tanto las empresas realizaron en promedio 126 operaciones por 51 millones dólares también por día. El record lo constituye el 30 de noviembre vísperas del anuncio del corralito. En esa jornada se realizaron 1.337 operaciones, lo que demuestra la complicidad del sistema bancario filtrando información y facilitando los mecanismos para la fuga de las divisas.

Del total del monto transferido el 16,57% lo hizo a través de la banca privada nacional en tanto la banca extranjera explicó nada menos que el 75,19%. Entre ambas concentraron el 91,76% de los montos que salieron de la economía a través de los 90 bancos relevados. El Citibank, Banco Río de la Plata, Galicia y HSBC fueron los bancos más utilizados por las empresas y las personas físicas para sus transferencias al exterior.

Como puede apreciarse la actitud del HSBC evidenciada en estos días no es nueva ni original. La investigación puesta en marcha en el parlamento tiene en la tarea que realizamos hace una docena de años un formidable antecedente para consultar(1).

Parte del dictamen fue publicado por la Editorial Siglo Veintiuno en un trabajo conjunto con FLACSO en el libro titulado “Fuga de Divisas en la Argentina. Informe Final Comisión Especial de la Cámara de Diputados 2001”

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