Pero esta gestión comunal no anda con chiquitas. Comenzó en un tórrido verano apaleando y disparando contra empleados despedidos. Luego dejó que la Ciudad rebalsara de basura. Más adelante permitió que las calles se convirtieran en intransitables por la falta de bacheo (los famosos “pozos de Garro”). El transporte funciona cada vez peor. Salieron eyectados una veintena de funcionarios, algunos con causas penales normales, pero para los barras bravas, no para funcionarios comunales.

Incluso un delegado de Altos de San Lorenzo del PRO fue imputado de haber robado el Mc Donnalds de 8 y 50. Brutal. La lista de déficits, anuncios falsos, problemas y críticas desde diferentes sectores es interminable. Ahora, para sacar algún voto más, Garro hace este tipo de operativos de cuarto nivel, tercermundanos y paúpérrimos, y los comunica en forma aún peor.

Primero: un municipio no debe usar jerga policial para dirigirse a sus vecinos. Es impropio porque reproduce en el discurso oficial una ideología meramente punitivista que nunca va acompañada con resultados de envergadura: no se descubrió ni una sola cocina de paco en La Plata. ¿No las hay? ¿Lo asegura la secretaría de Seguridad de la MLP? En esta ciudad faltan más colegios y trabajo que operativos donde, como se informó hoy, decomisan una piedrita de marihuana del tamaño de una uña. Sí, o si prefiere, del tamaño de una colilla de cualquier cigarrillo.

Segundo: “Minutos antes de la detención, un grupo de masculinos deambulaba por la zona en actitud sospechosa”, dice el comunicado de prensa. ¿De la Policía Bonaerense? No, del área de comunicaciones de la MLP. O sea, para la Municipalidad, un joven detenido es “un masculino” preso. Sobran gorras y demagogia en 12 y 51, y faltan libros.

Tercero: Tiene 20 años y difunden su nombre con letras mayúsculas. ¿Es necesario que un joven que traslada uno o dos porros sea demonizado con un parte desbordante de prejuicios, y en claro lenguaje policíaco?

Pero sobre todo: ¿es necesario que se divulgue su apellido? Ya que se está poniendo de moda el espíritu antinarcótico en el Palacio Municipal, ¿tienen ganas los funcionarios de debatir en serio la relación entre drogas y política, y el consumo de drogas entre los funcionarios públicos? ¿Tienen ganas?

Por último: en el parte de prensa destacaron que hubo una pequeña persecución al fuma-porros que circulaba en una motito. ¿Piensa definir Julio Garro cuál es su política de seguridad para La Plata? ¿Es mucho pedirlo cuando en breve se cumplen ya dos años de gestión? ¿Por qué las noticias abundan cada vez más en torno de las razzias policiales y nada se consigna sobre alguna investigación criminal verdadera, que incluya alguna estrategia superior que las persecuciones a modestos fumanchines de dos décadas de edad?

¿Necesita Garro policía e información para detener a los dealers? Bien, tiene delegados municipales que saben fehacientemente (salvo que sean estúpidos) dónde se vende la droga en cada barrio, y tiene la Policía Local a su alcance. ¿Entonces? ¿No es muy mediocre querer instalar la idea de que en La Plata existe una política de seguridad porque se persigue a “un masculino” (como parece que mencionan los funcionarios del PRO a los platenses de 20 años)?

¿Por qué NUNCA se informa desde la municipalidad sobre el desarrollo de las causas que involucran a ex funcionarios?

¿Qué es más exitoso: organizar asambleas o foros de seguridad, o incluso apoyarlos, o integrarlos en una política integral de prevención, o “perseguir a un masculino” que lleva un cachito de marihuana que los hijos o los amigos de los funcionarios podrían fumarse un sábado cualquiera?

Son interrogantes que nadie responderá. La comunicación de los actos de gobierno, o es show propagandístico, o es la triste copia de la vieja prensa amarilla de la que casi ni rastros quedan.

Cambió el mundo y las sociedades, y con ello la manera de hacer periodismo y comunicar. Leer partes policiales disfrazados de noticias oficiales hace que los vecinos de esta ciudad retrocedamos en cuatro patas, y que la ciudad de las luces (que supo de la capital bonaerense) continúe con su penoso descenso cualitativo y de lenta conurbanización. Hasta que casi no quede nada del sueño inmenso de Dardo Rocha y de nuestros fundadores.