viernes 2 de mayo de 2025 - Edición Nº 29.188

Opinión | 22 dic

OPINIÓN

No era audacia: era torpeza

Por Ariel Pasini, abogado y ex diputado nacional.


EL DNU 70/23 trajo consigo la mayor cantidad de reformas jurídicas contempladas en una sola norma, abordando en un solo acto temas absolutamente dispares que exigen, en verdad, un tratamiento diferenciado en razón de su especificidad. Pero, más allá de las cuestiones atienentes al desvarío jurídico de semejante iniciativa, a sus nulidades insalvables e inconstitucionalidad manifiesta, resulta claro que hay un meta mensaje de carácter político en tal iniciativa.

Milei diseñó un avance frontal, veloz y decidido en aras de construir un primer triunfo claro y contundente que reconfigurara el mapa de poder y permitiera las sucesivas reformas que aún están en carpeta. Así fue como firmó el megadecreto de desregulación, privatización, precarización y reforma total de la economía. Lo hizo vulnerando las atribuciones propias y excluyentes del Congreso de la Nación, en un solo instrumento jurídico que pretende reformar cientos de leyes vigentes y sin reunir previamente un plafón mínimo para tal desmesura. Nunca imaginó la movilización popular espontánea, el rechazo de los legisladores opositores y de los no tanto, el malestar ciudadano y el consenso casi unánime acerca de la ilegalidad del instrumento jurídico elegido. La blitzkrieg mileísta está imbuida de un amateurismo pasmoso que pone en evidencia su falta de política y un desconocimiento llamativo de las fuerzas relativas que operan en el juego de la democracia.

Su pretendida audacia es en verdad un auténtico error de cálculo a punto de generar la primera derrota política oficialista, de efectos incalculables para el proyecto anarcolibertario. Así como festejaron un aparente éxito del protocolo que coarta la libertad de expresión y de movilización popular, a las pocas horas tuvieron que mirar por TV como miles y miles de manifestantes ocupaban espontáneamente la Plaza de los dos Congresos y tantísimos espacios públicos de todo el país. Lo que algunos desmemoriados festejaron como una genialidad resultó en el mismo día una herramienta decididamente ineficaz ante la decisión de miles de ciudadanos de hacerse oír y de expresar su rechazo inequívoco al plan motosierra de un DNU disparatado.

Las fuerzas democráticas que componen el Congreso de la Nación tienen la oportunidad de poner freno a un DNU concebido desde la megalomanía de quien dice estar ungido por designios divinos incognoscibles para el resto de los mortales. Por eso resulta relevante la movilización convocada por la CGT para el día miércoles. La masividad de la movilización será una medida del malestar profundo de nuestro Pueblo con las primeras medidas adoptadas y pondrá el marco adecuado para que los legisladores de ambas cámaras legislativas hagan lo que tienen que hacer: esto es, rechazar el DNU y evitar así la consumación de un monumental avasallamiento institucional. 

La ofensiva contra los trabajadores y sus organizaciones sindicales es brutal. Pero también lo es respecto de los empresarios nacionales que se verán jaqueados por la derogación de los regímenes de promoción industrial, la apertura irrestricta de todo tipo de importaciones, el estrangulamiento del mercado interno, el aumento de retenciones a la exportación de productos regionales y el ingreso al mercado local de jugadores externos sin ningún tipo de regulación. 

La torpeza oficialista aceleró el proceso de coincidencias de sectores que necesitan poner un freno al proyecto desregulador que motosierra en mano pretende destruir la Patria misma. 

La política tiene la oportunidad de renacer y de marcar límites precisos para que ningún aventurero se lleve puesta la Argentina.

 

 

 

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