

En el Reino Unido se pagan impuestos a tres estamentos del estado: al gobierno central, a los descentralizados y a las administraciones de nivel local.
Para describir brevemente esta triple tributación, vale aclarar que a nivel nacional el componente impositivo más cuantioso de cualquier actividad es el impuesto sobre la renta. Es el gravamen más común en todas las naciones, y su importancia radica en la progresividad que tiene: a mayores ingresos, mayores impuestos.
Se trata de uno de los llamados “impuestos directos”, ya que el valor del tributo tiene relación directa con la base impositiva.
Además, es considerado uno de los impuestos más “justos”, ya que grava el flujo de ingresos al utilizar las ganancias como base imponible, en vez de hacerlo con el consumo o el stock del que disponen las empresas o cualquier particular.
También son del orden nacional las contribuciones al Seguro Nacional, el impuesto al valor agregado, el impuesto de sociedades y el impuesto sobre los combustibles.
A nivel local vale mencionar a las tasas comerciales que existen en Inglaterra los impuestos municipales y otros gravámenes como el costo del estacionamiento público
Esos y otros impuestos se introdujeron en Inglaterra y Gales en 1990, durante la gestión del primer ministro John Major.
La Ley de Finanzas de 2004 incorporó al sistema impositivo británico el "impuesto sobre activos usados", que tiene como evitar la evasión del impuesto a la herencia. Este último tributo requiere el asesoramiento de un buen especialista en impuestos sobre sucesiones.
El impuesto sobre la renta se paga sobre los ingresos del contribuyente, en forma directa. En Argentina lo llamamos Impuesto a las Ganancias, y en otros países tiene diferentes denominaciones.
No obstante, en el Reino Unido la mayoría de los contribuyentes fueron exentos de pagar los impuestos sobre la renta en 1965 cuando se comenzó a aplicar el impuesto de sociedades.
En resumen, constituye la principal fuente de ingresos para el Estado central.
La segunda fuente más importante de ingresos del gobierno son las contribuciones al seguro nacional.
Por último, otra fuente cuantiosa, aunque de menor volumen, está constituida por esos tributos: el impuesto al valor agregado (IVA) y el impuesto a las sociedades.
Con relación a los ingresos de origen británico que son remitidos desde otros países, es importante aclarar que suelen estar gravados casi en sub totalidad.
Además, quienes residen y tienen su domicilio en el Reino Unido también están sujetas a impuestos sobre sus ingresos y ganancias internacionales. Esas remesas fortalecen el equilibrio en la balanza de pagos del Estado, y constituyen gran parte de los ingresos a las arcas estatales
Por otra parte, quienes no sean residentes durante tres años fiscales consecutivos no están obligados a pagar el impuesto británico sobre sus ingresos en el exterior, y aquellos contribuyentes que no residan durante cinco años fiscales consecutivos no están sujetas al impuesto británico sobre sus ganancias obtenidas en otros estados. Además, quien esté físicamente presente en el Reino Unido durante 183 días o más, dentro del mismo año fiscal, es considerado residente en ese año.
Una empresa es residente en el Reino Unido si está constituida allí o si su dirección y control central se encuentran también en ese lugar.