

Los medios de pago han transformado la comercialización de la inmensa mayoría de los productos en todo el mundo. Las compras y ventas con dinero en efectivo quedaron reducidas a muy pocas transacciones, y los billetes casi no circulan entre consumidores y empresas.
La virtualidad o digitalización de la riqueza, o dicho de otro modo, de la moneda, es un rasgo distintivo del Siglo XXI, así como el crecimiento exponencial de la informática. Esta última hizo posible que entre ambas partes de cualquier intercambio dinerario puedan prescindir de la engorrosa tarea de portar físicamente el dinero.
Además, en tiempos anteriores a esta virtualidad que lo ocupa casi todo a nivel comercial, el uso de los billetes generaba inseguridad, y la apropiación indebida y/o ilegal se podía realizar con mayor facilidad.
La aparición de la tarjeta de crédito es algo confusa para los historiadores. De las distintas versiones sobre su origen, la del Banco Central de la República Argentina es de las más interesantes.
Según la entidad, todo ocurrió de la siguiente manera: “En 1949, Frank Mc Namara director de la Corporación de Crédito “Hamilton”, invitó a comer a dos colegas a un elegante y lujoso restaurante de Nueva York. La cena fue muy animada ¡hasta que llegó el momento de pagar! Frank buscó una y otra vez la billetera en sus bolsillos sin éxito. Como era un excelente pagador tuvo una extraña sensación de vergüenza. Llamó por teléfono a su esposa quien rápidamente llevó el dinero necesario para pagar la cuenta”.
Ante esa situación que le tocó vivir, el hombre pensó en un sistema por el cual las personas pudieran demostrar su credibilidad de pago en cualquier lugar sin necesidad de llevar efectivo, dando creación a Diners Club –club de Cenadores-, la primer tarjeta de crédito.
“Un año más tarde, en febrero de 1950, Frank Mc Namara volvía a cenar en el mismo restaurante, pagando su cuenta con la tarjeta Diners. Esta tarjeta, no era de plástico como las que usamos hoy sino de cartulina. En el anverso figuraba el nombre del dueño de la tarjeta, su firma, la fecha de validez y la marca “Diners Club”; en el reverso se explicitaban las condiciones de aceptación de la tarjeta. Los fundadores de Diners Club ofrecieron esta tarjeta a sus amigos y conocidos, en total, unas 200 personas y fueron 14 restaurantes de Nueva York y sus alrededores los que aceptaron su utilización como medio de pago. Los socios de Diners Club pagaban una cuota anual de tres dólares y como eran conocidos en los restaurantes bastaba su firma como promesa de pago”, agrega el BCRA en su sitio web.
Como sea, en el presente, las tarjetas de crédito permiten acceder a ofertas que en el formato de pago en efectivo resultarían más engorrosas. Así, las cuotas y los descuentos promocionales las han convertido en medios de pago más que necesarios en esta época.
Además, en tiempos de mayor inseguridad ciudadana, su utilización hace casi imposible la apropiación de nuestros recursos económicos, además de resultar más práctica en términos de portabilidad.