sábado 3 de mayo de 2025 - Edición Nº 29.188

Información General | 2 may 2025

Un antitumoral es la clave

Desde un laboratorio en el Conurbano bonaerense quieren darle un golpe mortal al Mal de Chagas

Un fármaco desarrollado para tratar el cáncer de hígado y de riñón mostró resultados prometedores frente a la etapa crónica del Chagas, una enfermedad olvidada que afecta a millones de personas en América Latina. El hallazgo, liderado por investigadoras de la UNLaM, la UNSAM y el CONICET, podría abrir una vía hacia terapias más efectivas y accesibles, en un contexto de fuerte desfinanciamiento del sistema científico.


Por: Magalí de Diego

Una droga pensada originalmente para tratar el cáncer de hígado y de riñón podría abrir un nuevo camino contra una de las enfermedades más desatendidas de América Latina: el Chagas. Desde un laboratorio en el Conurbano bonaerense, un equipo de investigadoras argentinas explora el potencial de un tratamiento combinado que podría cambiar el rumbo de la fase crónica del Chagas, una etapa donde los pacientes suelen quedar sin opciones eficaces de tratamiento.

El equipo está integrado por Gabriela Levy y Analía Níttolo, investigadoras de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), la Universidad Nacional de San Martín, el CONICET y la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC-PBA). En el trabajo, plantean que el sorafenib, una droga antitumoral aprobada por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos), podría servir para frenar al Trypanosoma cruzi, el parásito causante de la enfermedad. “Sería especialmente útil en su fase crónica, donde el tratamiento estándar -con un compuesto llamado benznidazol-  muestra escasa eficacia y una alta tasa de abandono por los duros efectos adversos que presenta”, asegura Levy a la Agencia CTyS-UNLaM.

 

Un trabajo sobre el Chagas sostenido en el tiempo

El hallazgo no es casual ni milagroso. Es el resultado de años de estudio con un pariente cercano del Trypanosoma cruzi, el Trypanosoma brucei. Este parásito es el causante de enfermedades como la tripanosomiasis africana, también conocida como “enfermedad del sueño”. A diferencia del Chagas, que es endémico de América Latina, la tripanosomiasis afecta principalmente a países del África subsahariana. Ambos parásitos pertenecen al mismo grupo, lo que permitió extrapolar hallazgos y avanzar en nuevas líneas de investigación.

El equipo sostuvo su línea de estudio durante años, incluso siendo un área que suele recibir poco apoyo económico. “Son escasas las farmacéuticas que financian investigaciones sobre enfermedades olvidadas”, explican, a la vez que destacan que “en ese contexto, la UNLaM fue la única institución que apostó por el proyecto desde el inicio a través de los subsidios (PROINCE, CyTMA 2 y Vincular) para la obtención de reactivos claves para comenzar”.

 

 

El sorafenib y un paso hacia mejores terapias

La investigación se encuentra en una etapa preclínica. Los ensayos actuales utilizan modelos de infección crónica en ratones, un paso clave para evaluar la eficacia de tratamientos a largo plazo. Además, comenzaron a probar una posible combinación de sorafenib con benznidazol, para estudiar si la sinergia entre ambos podría reducir la dosis necesaria del fármaco tradicional y minimizar sus efectos adversos, sobre todo en adultos.

“La gente tiende a abandonar el tratamiento con benznidazol por los efectos adversos que produce. Si lográramos encontrar una combinación que permita mantener el tratamiento con menores efectos secundarios, podríamos mejorar mucho la calidad de vida de los pacientes”, explica Levy.

En un escenario donde la ciencia pública argentina atraviesa una de sus crisis más profundas, iniciativas como esta demuestran que el compromiso sostenido puede abrir caminos para resolver problemas estructurales. Tal vez no sea visible en las tapas de los diarios, pero en los laboratorios silenciosos de las universidades del conurbano hay quienes todavía eligen investigar para curar lo que otros prefieren ignorar.

Ningún ente privado va a querer financiar tratamientos para una enfermedad de pobres. Ahí es donde entran en juego las universidades nacionales y el CONICET, que siguen apostando, incluso con presupuestos recortados, a mejorar la calidad de vida de las personas. Esto nos llena de felicidad en un contexto tan difícil para la ciencia argentina”, asegura Níttolo.

 

Resultados prometedores

El proyecto, que nació de la ciencia básica, busca ahora financiamiento para avanzar en estudios preclínicos más profundos y, eventualmente, ensayos clínicos. “Muchas veces empezamos por conocer detalles mínimos del parásito y, en el camino, se abre una ventana que permite pensar en un nuevo tratamiento. Pero sin ciencia básica, eso no pasa”, aseveran. 

Los próximos pasos del equipo apuntan a seguir profundizando los ensayos preclínicos para evaluar la eficacia y seguridad de la combinación entre sorafenib y benznidazol. Buscan establecer cuál sería la dosis óptima que permita mantener la acción antiparasitaria del tratamiento tradicional, pero con menores efectos adversos, sobre todo en pacientes adultos con infección crónica. “La idea es que la combinación permita sostener el tratamiento en el tiempo, algo que hoy resulta difícil por las reacciones que provoca el benznidazol”, detalla Níttolo.

Además, proyectan avanzar con estudios toxicológicos más amplios y, en una etapa posterior, iniciar ensayos clínicos en personas. Para eso, advierten, será clave contar con apoyo institucional y financiamiento específico. “Tenemos resultados que entusiasman, pero para que se transformen en una opción terapéutica concreta necesitamos políticas públicas que acompañen la investigación en salud”, remarcan.

Agencia CTyS-UNLaM

 

 

 

 

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