miércoles 14 de mayo de 2025 - Edición Nº 29.188

Información General | 12 may 2025

Ventanas eficientes: cómo mejorar el aislamiento térmico y ahorrar energía

Soluciones simples para mejorar el aislamiento térmico del hogar, reducir el consumo y ganar confort sin necesidad de hacer reformas.


En las ciudades, donde las estaciones se sienten con fuerza y el costo de la energía marca el ritmo de muchas decisiones domésticas, una ventana puede ser mucho más que un marco con vidrio. Puede ser una fuga constante de confort o una barrera invisible que cuida el bienestar interior. Mejorar el aislamiento térmico del hogar, sin grandes reformas ni gastos desmedidos, es una posibilidad concreta que empieza en ese punto de contacto con el exterior.

Aunque solemos mirar primero el diseño o el tamaño de las aberturas, su eficiencia energética puede cambiar radicalmente la experiencia de habitar. Y como muchas otras cosas importantes, no siempre se nota hasta que falta.

Qué observar más allá del vidrio

La eficiencia térmica de una ventana depende de muchos factores, no solo del espesor del vidrio. El tipo de carpintería, los sistemas de cierre, la presencia (o no) de burletes y la calidad del sellado determinan cuánto frío o calor se cuela desde afuera, o cuánta temperatura interior se escapa sin que lo notemos.

Las ventanas de doble vidriado hermético (DVH), por ejemplo, incluyen dos láminas de vidrio separadas por una cámara de aire o gas que actúa como aislante. Combinadas con marcos de PVC o aluminio con ruptura de puente térmico, ofrecen un rendimiento muy superior al de las aberturas tradicionales. Y no solo en invierno: también bloquean el calor del verano y disminuyen la necesidad de encender ventiladores o aire acondicionado.

Cómo detectar fugas invisibles

Las filtraciones de aire no siempre se sienten como una ráfaga. A veces son apenas un hilo imperceptible que enfría la casa durante la noche o que obliga a mantener la calefacción encendida por más tiempo. En construcciones antiguas, este tipo de pérdida es habitual, sobre todo en marcos de madera mal ajustados o en ventanas que ya no cierran bien.

Sin cambiar la ventana, es posible aplicar soluciones simples como burletes autoadhesivos, selladores para marcos o incluso láminas aislantes transparentes. Estas alternativas, de bajo costo, pueden reducir significativamente las pérdidas de energía y mejorar el confort sin alterar la estética del ambiente.

Vidrios que trabajan para vos

El vidrio es uno de los puntos más sensibles en el control térmico. Más allá del sistema DVH, existen tratamientos específicos como los vidrios de baja emisividad (Low-E), que incorporan una capa invisible capaz de reflejar la radiación térmica. Esto significa que, en invierno, conservan el calor adentro; y en verano, rechazan el ingreso del calor exterior.

También existen vidrios con control solar, especialmente útiles para fachadas que reciben luz directa durante varias horas. Reducen la radiación y, con ella, el recalentamiento de los ambientes. La combinación entre protección térmica y luminosidad natural es clave para mantener espacios agradables sin depender exclusivamente de sistemas artificiales.

Más allá del marco: cortinas, persianas y sombras

Una buena ventana se potencia con protecciones complementarias. Cortinas gruesas, rollers térmicos, persianas de enrollar o toldos exteriores pueden modificar sustancialmente el comportamiento térmico de una abertura. En invierno, ayudan a conservar el calor. En verano, reducen la exposición solar directa y bajan la temperatura ambiente.

No se trata solo de decoración. Elegir textiles adecuados, ubicar correctamente los sistemas de cierre o incorporar elementos de sombra inteligentes puede mejorar el rendimiento térmico sin necesidad de modificar la estructura de la vivienda.

Cuando el confort también suma valor

El aislamiento térmico no solo mejora la calidad de vida dentro del hogar. También incide en la valorización del inmueble. En el mercado actual, donde los compradores prestan atención tanto al diseño como al consumo energético, una ventana eficiente puede ser un diferencial decisivo.

 

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No es casual que, en publicaciones sobre una casa en venta Belgrano, se destaquen detalles como la presencia de DVH, marcos de alta prestación o sistemas de protección solar. Estos elementos transmiten una idea clara: esa propiedad fue pensada para vivirla con comodidad, más allá de su aspecto.

Cuánto cuesta y cuánto se recupera

Cambiar todas las ventanas de una vivienda puede implicar una inversión considerable. Pero ese gasto inicial se amortiza con el tiempo gracias al ahorro en consumo energético. Menos calefacción en invierno, menos aire acondicionado en verano, y un hogar más estable en temperatura durante todo el año.

Además, existen líneas de crédito y beneficios fiscales que acompañan mejoras vinculadas a la eficiencia energética. En algunos casos, estas herramientas hacen que el cambio sea más accesible, sobre todo si se planifica por etapas o se priorizan las zonas más críticas de la casa.

Mejorar sin reemplazar todo

En viviendas donde no se pueden hacer cambios estructurales –por normativas del edificio, restricciones patrimoniales o motivos económicos– existen alternativas intermedias. Colocar una segunda hoja de vidrio en el interior (tipo sistema "doble ventana"), aplicar burletes de goma, instalar cortinas térmicas o sellar uniones con silicona específica son acciones efectivas que no requieren obra.

También existen láminas adhesivas que se aplican sobre el vidrio para mejorar su comportamiento térmico. Estas soluciones, si bien no reemplazan a un sistema completo, sí logran avances significativos cuando se combinan con buenos hábitos de uso.

Pequeños gestos que cambian el ambiente

La eficiencia energética empieza en los detalles. Una ventana que cierra bien, una cortina cerrada en el momento adecuado, un vidrio tratado contra la radiación solar. Cada acción suma. Y cuando se integran de forma coherente, se convierten en un sistema invisible que mejora el día a día sin que lo notemos.

En tiempos donde el confort se vuelve un valor en sí mismo, y donde cada punto de consumo cuenta, pensar en las ventanas como aliadas puede ser el primer paso para vivir mejor sin hacer grandes sacrificios. Una decisión que, aunque discreta, tiene efectos tangibles en el cuerpo, en el bolsillo y en la forma en que habitamos.

 

 

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