lunes 2 de junio de 2025 - Edición Nº 29.188

Internacionales | 31 may 2025

EE.UU.

La Salida de Elon Musk: El final de un bien desechable


Por: Gastón Landi

Días atrás, el mundo periodístico se encontró con la sorprendente noticia de que el encargado del Departamento de Eficiencia de los Estados Unidos abandonaba su cargo. Elon Musk, el excéntrico empresario y outsider que acompañó gran parte de la campaña presidencial de Donald Trump para luego integrar su gobierno, tomó la decisión de regresar a sus actividades. Su partida estaba acompañada por un pequeño descontento entre el empresario y el presidente, debido a ciertas políticas que se venían aplicando, las cuales ponían en tensión tanto su visión como el cargo que ocupaba. El magnate expresó en su canal de X:

                                                              "A medida que mi tiempo programado como Empleado Especial del Gobierno llega a su fin, me gustaría                                                  agradecer al presidente Donald Trump por la oportunidad de reducir el gasto innecesario. La misión solo se fortalecerá con el tiempo a medida que se convierta en una forma de vida en todo el gobierno".

Por otro lado, también circuló la información de que Elon Musk se encontraba molesto con la administración del gobierno, ya que se estaba poniendo en marcha un programa político con un fuerte gasto público; aunque lo calificó de gran proyecto, no le resultaba agradable. Asimismo, cabe recordar que su ingreso a la política estadounidense tenía fecha de vencimiento: caducaría a los 130 días en el cargo, donde además tenía el compromiso de reducir la administración con grandes recortes. De los embates del empresario a cargo del Departamento de Eficiencia Gubernamental se derivaron recortes muy importantes en Alaska, Kentucky, West Virginia, Mississippi y Carolina del Sur, con la idea central de recuperar aproximadamente un billón de dólares.

La figura de Elon Musk ha trascendido los límites del empresariado para incursionar de lleno en el escenario político global. Su presencia junto a Donald Trump durante la campaña presidencial, su reciente aparición levantando una motosierra junto a Javier Milei en la cumbre de la CPAC, y sus conocidas discusiones con funcionarios de la Casa Blanca, como Peter Navarro, dibujan un panorama de altibajos. Estas interacciones, descritas por algunos como una mezcla de luces y sombras, resaltan la compleja relación entre el poder empresarial y el poder político, donde la influencia del magnate a menudo choca con las dinámicas tradicionales del gobierno.

La relación entre Elon Musk y Donald Trump siempre pareció fluida, marcada por la cercanía pública del empresario. Se le vio en primera fila en varios eventos presidenciales, asistiendo a cenas y reuniones en la oficina de Trump, e incluso le obsequió un automóvil Tesla que estacionó a las puertas de la Casa Blanca. A pesar de estas demostraciones de proximidad, nunca se percibió un protagonismo significativo impulsado directamente por el presidente hacia Musk, lo que sugiere una dinámica de apoyo más bien tácita o estratégica por parte del líder republicano.

No obstante, su política, enmarcada en una visión típica del mundo empresarial, se topó con las medidas de la política tradicional, donde los negocios poseen una dinámica diferente a la que él está acostumbrado. Fue ahí donde se produjo una principal tensión con el presidente, quien le señaló que fabricar autos en Asia era un error muy grande que debía reconsiderar pronto. Claramente, el empresario dueño de Tesla, Starlink, X, entre otras, no previó la importancia que suele tener para la política el diferenciar el electoralismo del gobierno. No sabemos si su experimento en la política cumplió con sus objetivos, al margen de los 130 días como funcionario que había acordado de antemano, pero el mensaje que enciende una alerta es el que expresó en una entrevista realizada en la cadena CBS News, donde dijo: "Me siento decepcionado por el proyecto de presupuesto del presidente Trump", agregando que "socava el trabajo que está haciendo el equipo de la DOGE".

Es probable que en los próximos días surjan nuevos detalles sobre el inesperado desenlace entre el empresario y la Casa Blanca, aunque la incógnita radica en el límite que existe entre la política y el mundo de las excentricidades de las redes. Todo indica que existe una distancia entre lo plenamente electoral y las prácticas del estado. En algún sentido, existen dos posibilidades: que Musk fue absorbido por la corporación política para luego caer en el olvido, o tal vez es el final de algún acuerdo que suelen tener los empresarios con los candidatos presidenciales.

 

 

 

 

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