

Un nuevo estudio argentino, pionero en el mundo hispanohablante, revela por primera vez qué zonas del cerebro se encienden cuando entendemos el sarcasmo… en español.
Un equipo interdisciplinario del Instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional (IIMT) de Universidad Austral -CONICET, con el acompañamiento de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), diseñó una tarea inédita adaptada íntegramente al español para estudiar el sarcasmo con imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI).
Durante el experimento, 18 personas leyeron historietas breves con frases ambiguas como “¡Qué bien que estás prestando atención!”, acompañadas de viñetas ilustradas que daban o no contexto. La estrategia permitió a los investigadores aislar con precisión qué zonas del cerebro se activan cuando interpretamos una frase como sarcástica y no literal.
Los resultados mostraron que entender el sarcasmo no es una simple cuestión de lenguaje: requiere el trabajo conjunto de múltiples regiones cerebrales, mayormente en el hemisferio izquierdo, incluyendo:
- Corteza prefrontal medial (BA 10): clave para inferir intenciones y pensamientos ajenos (Teoría de la Mente).
- Giro frontal inferior (BA 44/45/47): donde se integran lo que se dice, el tono y la intención.
- Amígdala e ínsula: que decodifican señales emocionales y empatía.
- Giro temporal superior y medio, polo temporal, unión temporoparietal: que nos permiten interpretar el contexto y la intención social.
En resumen: el cerebro debe combinar lenguaje, contexto, emoción y empatía para “entender” un comentario sarcástico. Todo esto sucede en cuestión de milisegundos.
Este estudio marca un hito en la neurociencia del lenguaje: es el primero de su tipo realizado íntegramente en español, una lengua con más de 330 millones de hablantes nativos en el mundo.
Hasta ahora, casi toda la evidencia científica sobre procesamiento del sarcasmo se basaba en experimentos en inglés. Este trabajo abre una nueva línea de investigación más inclusiva, representativa y culturalmente sensible.
El estudio tiene implicancias clínicas. Muchas de las áreas que se activan con el sarcasmo han sido clasificadas como “no esenciales” en neurocirugía. Sin embargo, removerlas podría afectar habilidades sociales sutiles, como captar una broma, una ironía o una crítica indirecta.
También podría ayudar a entender por qué personas con condiciones como autismo o daño cerebral tienen dificultades para detectar el sarcasmo, y abrir caminos para diagnósticos más precisos o terapias adaptadas.
Publicado en Brain Topography (Springer, 2025), este trabajo fue publicado en una de las principales revistas internacionales de neurociencia cognitiva, y sus datos —incluyendo el paradigma experimental— están disponibles en acceso abierto.
Como dice Lucía Alba-Ferrara, investigadora principal: “Entender el sarcasmo va mucho más allá del lenguaje literal. Es una habilidad social compleja que revela la sofisticación de nuestro cerebro social”.