

A 50 años de su asesinato, la Municipalidad de La Plata homenajeará al ex intendente de la ciudad Rubén Cartier, asesinado en el ejercicio de su cargo el 14 de julio de 1975, este lunes a las 12 horas en el Salón Dorado del Palacio Municipal.
Durante la jornada será presentado el libro “La Plata, 1975. Cartier, Intendente asesinado en democracia”, "como resultado de la investigación y como iniciativa de recuperar su figura en la memoria institucional", según fuentes comunales.
Nacido en Chivilcoy el 16 de agosto de 1918, Cartier se había graduado como profesor de historia y geografía en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
Entre otros establecimientos de La Plata, Brandsen y Magdalena, fue director de la Escuela de Educación Media N°3 de Los Hornos y dirigió distintas cátedras en el Colegio Nacional Rafael Hernández de la capital bonaerense.
Además, fue funcionario en la entonces Secretaría de Cultura y Educación bonaerense e integró la comisión directiva de la Federación Gremial Universitaria (FGU), surgida en La Plata en 1950.
Tras el golpe militar de la autodenominada "Revolución Libertadora", Cartier dejó los cargos educativos donde ejercía, debido a su afiliación política peronista, a los que volvió en 1959 reanudó su carrera docente, siendo consagrado como presidente de la Junta Coordinadora de Profesores de Enseñanza Superior de la Provincia de Buenos Aires.
Luego de ganar las elecciones del 11 de marzo de 1973, a las que se presentó como candidato de la alianza electoral conformada por el FREJULI (Frente Justicialista de Liberación) que llevó como gobernador bonaerense a Oscar Bidegain, el dirigente peronista fue electo intendente de La Plata, donde diseñó un plan de gobierno organizado a partir de la cogestión con Unidades Barriales.
Estas iniciativas, a decir de las historiadoras María Lucía Abbattista y Ana Julia Ramírez, "estaban en total sintonía con la propuesta del gobernador Bidegain de crear centros de articulación barrial, gestionados por los municipios, para controlar, por medio de la población organizada, el acaparamiento de productos, la especulación y el desabastecimiento artificial, proyectos que daban cuenta de algunas apuestas oficiales por construir formas de organización y participación popular que tendían a redefinir y minimizar las distancias entre pueblo y gobierno".
El 14 de julio de 1975, Cartier fue asesinato en Sarandí cuando se trasladaba de La Plata a la ciudad de Buenos Aires, a donde se dirigía para reunirse con dirigentes y gobernadores peronistas, entre ellos el de La Rioja Carlos Menem, para expresar su apoyo a Isabel Perón.
Los asesinos dispararon contra el auto en movimiento de Cartier desde “una camioneta Chevrolet (…) y un Ford Falcon 1974”. De sus tres acompañantes, solo fallecería el entonces director de Tránsito de la Comuna, Manuel Balverde, sobreviviendo pocas horas hospitalizado. Por su parte, Alfredo Otero, secretario del intendente, sufriría heridas leves, y el chofer, Edgardo Villalba, saldría ileso.
Según contó Frank García Hernández en este artículo, días antes de la muerte de Cartier, su familia (integrada por su esposa e hija - aun bebé-) había tenido que esconderse en la zona rural de Magdalena.
"Sin llegar a ser montonero, Cartier, viejo militante peronista, había girado demasiado a la izquierda. Desde su toma de posesión y a lo largo de su mandato hablaba insistentemente del socialismo nacional, intentaba establecer estrechos vínculos con el gobierno cubano y se enfrentaba al gobernador derechista de provincia Buenos Aires, Víctor Calabró. Pero, sobre todo, trabajaba para evitar el golpe militar con el cual Calabró conspiraba abiertamente", relató García Hernández en su artículo.
"Eran tiempos de la ominosa Triple A. No tardaron en hacerme saber que me iban a matar. No le di mayor importancia -relató, canchereando, para luego seguir-. Había combinado una entrevista con el intendente de La Plata, Rubén Cartier, y lo esperé en mi habitación del Hotel República. Pero quienes llegaron fueron el Gordo Gostanián (Armando) y otros amigos, muy alterados, con la noticia de que a Cartier lo habían asesinado mientras se dirigía a nuestro encuentro. Entonces me trajeron a esta quinta (la de Gostanián), tirado en el piso del auto, custodiado por algunos de la Federal que me eran leales y después, en cuanto se pudo, viajé a La Rioja, donde estaba más seguro", recordó Carlos Menem en una nota con el historiador Mario O'Donnell para la Revista Gente.
Aunque distintas investigaciones le adjudican el atentado a una acción planificada por integrantes platenses de la Concentración Nacional Universitaria, con la coordinación al mando del represor Carlos "el Indio" Castillo en el marco de la disputa interna que el intendente Cartier mantenía con el gobernador bonaerense Victorio Calabró, quien había sumido en enero de 1974 tras la renuncia de Oscar Bidegain al ejecutivo provincial, la organización de ultraderecha negó siempre la autoría del crimen, expresando, en un comunicado, "su más enérgico repudio por este nuevo hecho de sangre que enluta al país y que, como muchos anteriores, forma parte de la estrategia del enemigo sinárquico, cuyos objetivos son la destrucción del Movimiento Nacional Justicialista y de la Nación Argentina".