

El Senado de la Provincia de Buenos Aires tiene en tratamiento diversos proyectos vinculados a las apuestas online, un tema que preocupa a en el marco de una creciente adicción al juego, sobre todo entre los menores de edad.
Según un informe de la Defensoría del Pueblo bonaerense, presentado en mayo pasado, el 8,29 por ciento de 1000 encuestados realizó apuestas en línea, un porcentaje que se eleva al 12,5 por ciento entre los jóvenes de 16 a 24 años, y al 15,5 entre las personas de 25 y 34 años.
Además, a fines del año pasado, el gobierno de la Provincia de Buenos Aires publicó la Encuesta de Bienestar Digital, realizada a 90 mil estudiantes, en la que figura entre las principales motivaciones para apostar la ganancia de dinero para sí mismo, o para ayudar a la familia, a lo que hay que sumar la gran cantidad de publicidad circulante vinculada a las apuestas.
Otra cuestión es la facilidad de acceso de niñas, niños y adolescentes a las plataformas de apuestas con usuarios falsos y la existencia de sitios ilegales de juego, al mismo tiempo que hay un discurso que se ha profundizado en los últimos años y es reproducido por influencers, que plantea el éxito en términos de consumo de productos lujosos o costosos y el acceso “fácil” al dinero, que tiene mucha llegada a los jóvenes, incluso niños.
No obstante, al ser una práctica relativamente nueva, que se instaló sobre todo a partir de la pandemia con el crecimiento de la virtualidad, no hay una regulación pensada específicamente para esta actividad.
Además, la situación económica que atraviesa la gran mayoría de la población genera una vulnerabilidad ante este tipo de prácticas que suelen aparecer como una posible solución mágica, una manera “fácil” de ganar dinero.
Uno de los senadores que sigue la temática es Pedro Borgini, quien señaló en una entrevista con Info Blanco Sobre Negro que "las apuestas en línea son una práctica instalada en la sociedad hace apenas algunos años".
IBSN: ¿Qué análisis hace sobre esta problemática desde su rol como legislador?
Borgini: El año pasado se presentó un proyecto de ley en el Congreso de la Nación que obtuvo media sanción, con un planteo muy completo que incluye cuestiones que habíamos planteado en proyectos a nivel provincial con anterioridad y también otras cuestiones que sólo pueden resolverse a nivel nacional.
La iniciativa incluye cuestiones que no pueden legislarse desde la Provincia, prohíbe la publicidad, incorpora la identificación biométrica para evitar el acceso de niños, prohíbe las bonificaciones, crédito gratuito que dan estos sitios para iniciar o fidelizar el uso de las plataformas de apuestas y regula los medios de pago, además de incluir herramientas similares a las propuestas en nuestros proyectos.
IBSN: ¿De qué tratan esas iniciativas?
Los dos proyectos que presenté en el Senado de la Provincia se orientan a la prevención del juego compulsivo, por un lado, y a la persecución del juego ilegal, por otro. Los dos trabajan sobre leyes existentes, incluyendo especificaciones vinculadas tanto a la modalidad en línea como a la participación de niños, niñas y adolescentes.
La prevención, dirigida a los sitios de apuesta legales, propone inclusión de leyendas preventivas en las pantallas de inicio y sucesivas, acompañadas de enlaces a canales de asistencia.
Se propone también la realización de campañas de prevención dirigidas a niños, el uso de filtros en redes de internet para evitar el acceso a sitios de apuestas en escuelas y en organismos públicos, la creación de un Centro de Prevención y Represión del Juego de Azar Ilegal Online, con líneas para recibir denuncias y herramientas para desactivar sitios ilegales, y la elevación de penas para las personas adultas que faciliten el acceso a menores la participación en estas prácticas.
Lo cierto es que el tema está trabajado, ideas hay muchas, falta poder avanzar en los hechos. Si bien el gobierno de la Provincia tomó cartas en el asunto, tiene herramientas de abordaje para el juego compulsivo y realizó campañas de prevención, entendemos que hay mucho más por hacer y esperamos que a nivel nacional se pueda avanzar en este sentido.
IBSN: ¿Por qué sostiene que la problemática de las apuestas online hay que pensarla en un contexto más amplio?
Borgini: Porque el uso de tecnología y el consumo de pantallas se inicia cada vez temprano, en los primeros años de la infancia, y hay muchos estudios que dan cuenta de los efectos nocivos que tiene esto para la salud. Tiene consecuencias en la salud física, porque genera malas posturas
corporales, sedentarismo, malos hábitos alimentarios y de descanso, y también a nivel psicológico porque genera dificultades en el desarrollo cognitivo, en el establecimiento de vínculos y todo esto sucede por el nivel de dependencia que generan las pantallas a través de los famosos algoritmos, que producen la necesidad de seguir consumiendo cada vez más tiempo.
Este vínculo con las pantallas, que se da cada vez más por fuera del control de los padres, y que tiende a ser cada vez de mayor tiempo de exposición, genera las condiciones, prepara el terreno para el consumo de juegos en línea, primero entre amigos, luego con desconocidos, y finalmente las apuestas deportivas y los casinos virtuales. Por supuesto que no todos los niños recorren el mismo camino y no es un tema que pueda reducirse, pero hay algo de la lógica de consumo que se genera con este tipo de tecnologías de la comunicación y la información, que se da en términos de inmediatez, sin límites.
De hecho, hay mucha información sobre cómo los algoritmos están programados para atrapar en el consumo y es necesario brindar información y generar pensamiento crítico en toda la población y también dirigido directamente a nuestros niños. En relación con esto presenté un proyecto de ley que reconoce el derecho a recibir educación en uso responsable de tecnologías de la información y comunicación con la incorporación de contenido educativo en los niveles inicial, primario y secundario.
Ojalá podamos generar herramientas para abordar estas cuestiones tempranamente, y que como sociedad estemos cada vez más informados y atentos a las consecuencias del uso acrítico de la tecnología, las redes sociales y la información que circula.