

Por: Alejandro Rusconi
No podemos hablar de Palestina “hoy”, sin tener presentes décadas de injusticias, masacres, asesinatos, atropellos, desplazamientos forzados y saqueo ininterrumpido perpetrados contra el Pueblo Palestino por parte del Estado de Israel, desde su creación, con la complicidad de socio incondicional, EEUU, de gran parte de la comunidad internacional.
Pero indudablemente, desde Septiembre de 2023 a la fecha, el Gobierno sionista de Israel, con Benjamín Netanyahu a la cabeza y el apoyo de EEUU, viene cometiendo un verdadero genocidio contra la población de la Franja de Gaza. En tanto, en los territorios de Cisjordania se observa una escalada represiva a partir del aumento de las incursiones militares, allanamientos, detenciones arbitrarias, demoliciones, desplazamientos forzosos de la población palestina, aumento de los ataques y agresiones por parte de los colonos israelíes perpetrados ante a la inacción y complicidad de las autoridades, que van de la mano con la embestida anexionista planteada en el Parlamento Israelí.
Desde que comenzaron los ataques aéreos y los bombardeos indiscriminados por parte de Israel contra la población de Gaza, se estima que más de 60 mil palestinos/as han sido asesinados, de ellos alrededor de 18 mil eran niños/as, el número de heridos asciende a casi 150 mil, los cuales no cuentan ni con infraestructura ni insumos necesarios para ser debidamente asistidos, ya que los hospitales e instalaciones sanitarias han sido destruidos.
La dimensión de esta masacre es inconmensurable, el número de víctimas aumenta cada día, no solo por la continuidad de los ataques, sino porque Israel ha convertido el hambre en un arma de guerra, condenando a la muerte por inanición a la población palestina. Todo ello ocurre frente a de una comunidad internacional que desde el comienzo ha tenido o, una actitud de apoyo y participación directa o de silencios cómplices en algunos casos por cobardía, en otros, en defensa de intereses concretos, amparados bajo el paraguas de una supuesta “corrección política”, salvo honrosas excepciones, entre las que se destacan las posturas asumidas por algunos gobiernos de nuestra América Latina y caribeña, particularmente Cuba, Venezuela, Nicaragua, Mexico, Colombia y Brasil , que han sostenido la defensa de los derechos del pueblo palestino y denunciado ante la comunidad internacional los crímenes de genocidio cometidos contra la población de la Franja de Gaza.
En cuanto a la situación actual en Gaza, los últimos informes que circulan dan cuenta del agravamiento de las condiciones de vida del pueblo gazatí: se estima que cientos de personas han muerto por hambre y desnutrición (muchos son bebes, niños/as) y que esta hambruna, provocada ex profeso por el gobierno de Israel, se profundiza día a día producto de continuidad de los ataques y el bloqueo impuesto.
Las imágenes que nos llegan son dantescas, dolorosas y dan testimonio de la situación cruel e inhumana a la que está siendo sometido el pueblo palestino en Gaza. Esto se ve plasmado también en los informes elaborados por dos organizaciones de DDHH de Israel, B'Tselem y Médicos por los Derechos Humanos recientemente dados a conocer que, en alguna medida, rompieron el cerco mediático existente, al ser difundidos a través de los medios masivos de comunicación.
Ante este terrible cuadro de situación destacamos las sanciones impuestas por el Gobierno de Colombia, cuyo Presidente Gustavo Petro, recientemente, ordeno frenar exportaciones de carbón a Israel señalando que Colombia no será cómplice del genocidio y las del Gobierno de Brasil, anunciadas por su canciller Mauro Vieira, que involucran la suspensión de las exportaciones brasileñas de material bélico a Israel, la adhesión oficial de Brasil a la denuncia de genocidio contra Israel presentada por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia y la implementación de mecanismos estrictos de control e investigación sobre productos importados desde asentamientos israelíes ilegales en Cisjordania.
Se necesitan acciones urgentes y concretas para parar el genocidio en Gaza, poner fin a la represión, ataques, desplazamientos y terminar con la ocupación y anexiones ilegales de territorios en Palestina.
Garantizar los derechos inalienables del pueblo Palestino sobre su tierra, y el reconocimiento de su Estado, es la única forma de avanzar en una solución pacifica y definitiva. Ojalá las voces y los esfuerzos en este sentido sean cada vez más elocuentes y poderosas. Por Palestina y por los pueblos del mundo que apuestan a un orden internacional justo y basado en la coexistencia pacifica.