

A los 22 años, Federico Agustín Ávila pasó de atender en su estudio de tatuajes y barbería en un pueblo del sur argentino a liderar las ventas de una de las academias de formación más reconocidas de Latinoamérica.
En la actualidad, trabaja 100 por ciento online como Closer de Ventas, factura más de 9.000 dólares mensuales, vive en la ciudad que soñó y se proyecta hacia un futuro que parecía imposible desde el lugar donde empezó.
“Sentía que por más que trabajara, no estaba avanzando. En un pueblo chico, la economía también es chica. No había libertad financiera, ni de tiempo, ni física. Necesitaba un cambio”, recordó Ávila.
Ese cambio llegó cuando conoció a Tino Mossu, referente en el mundo de las ventas digitales, y se sumó a su programa La U del Closer. “Me atrapó su forma directa de hablar, y ver que él también había recorrido un camino parecido al que yo quería hacer. Compré el curso sin pensarlo mucho. Fue una de las mejores decisiones que tomé”. destacó el joven.
Antes de dedicarse a las ventas, Federico Ávila había probado con el e-commerce, trading, Amway, e incluso tuvo un local físico propio. No obstante, sentía que no progresaba.
“Quería una vida mejor para mí, para mi pareja y para mi familia. Pero no encontraba el camino”, declaró Ávila sobre su pasado reciente. Finalmente, en menos de dos meses de entrenamiento como Closer, logró su primera venta. Un punto de inflexión. “Ese día entendí que si podía cerrar una venta, podía cerrar mil. Ahí ya no hubo vuelta atrás”.
Hoyel jóven es director de Admisiones en Factor Studios, una de las academias que más ha crecido en el sector, y está entre los mejores vendedores de toda la empresa. “Todos los días hablo con personas que, como yo antes, quieren salir de la rutina y encontrar algo que los haga sentir vivos”, explicó.
Con sus ingresos actuales —muy por encima de la media nacional— logró mudarse a Capital Federal, construir nuevos proyectos con su pareja y planificar un futuro a gran escala.
“Quiero vivir en Estados Unidos, tener mi propia empresa, invertir, manejar el auto de mis sueños. Y sé que lo voy a hacer, porque tengo el vehículo correcto y la mentalidad adecuada”, proyectó Ávila.
Además de sus resultados económicos, el closer destaca el impacto personal de su nueva profesión: “cada cierre de venta no es solo una comisión. Es ayudar a alguien más a tomar una decisión que puede cambiarle la vida, como me la cambió a mí”.
“Que no se conforme. Hoy hay oportunidades gigantes en el mundo digital. Si yo pude arrancar desde un pueblo de 10 mil personas, sin contactos ni experiencia previa, cualquiera que esté dispuesto a esforzarse también puede lograrlo", concluyó Ávila.