Por: Pablo Márquez
Los albures anímicos que expresaban la vuelta del General para noviembre del 72 zarandeaban todas las capas de opinión pública del país. PERÓN volvía cuando se le cantaba. Gargantas y manos eran un sólo corazón. Y las prosas populares no se andaban con eufemismos.
En tierras etruscas Adriano Celentano, multifacético artista del viejo mundo, irrumpía en los parlantes pop con Prisencolinensinainciusol.
Una nueva canción. Tan novel como irrepetible, dado que no tenía traducción a idioma alguno, sólo sonaba parecido al inglés. Crítica furibunda a la moda y tomada de pelo que resultó casi el medio de vida de éste milanés ecologista y contestatario que queriendo burlarse con su simple llegó a liderar los chart de USA antes que en Eurovisión.
Acá Rimoldi Fraga alentaba una juventud de plomo. Allá los colores y Attention, mesdames et messieurs animaban una era de sueños y arena de playa.
Para esos días en la ciudad de La Plata, y en pleno centro universitario y tumultuoso, las asambleas permanentes y la ebullición política encontraban entre miles a dos militantes del Peronismo que, voto mediante, tallaron el bronce nacional para convertirse en Presidente y Presidenta de la Patria. Nuestros. Compañeros. Que también curtirían peñas y damajuanas. Discutiendo Trelew. Debatiendo la llegada del avión negro. Al son de Sui Generis, con rebotes del Chango Nieto. Ahí las viejas melodías cerraban La Vizcachera con letras de actualidad. Y los centros de estudiantes abrían sus altas puertas hasta altas horas. Tan altas que el parche del bombo coincidía con el sol. Ése sueño, que sí fue hermoso, se guardaba en castillos de cristal, pero también Beto Orlando y los 4 Soles, desde La Plata, vendían 100 mil copias y se colgaban un Disco de Oro.
Había música para todos los oídos, odios para todas las edades, y errores para todas las convicciones.
La historia después se vuelve amarga y conocida. Incluso aunque imberbes y peludos se entreveraran en el brete, la referencia a la música no paraba. Se habló hasta de La más maravillosa música.
El llanto de Roberto Andrés Vassie podría ser perfectamente una sinfonía del sentimiento Nacional. Lágrimas de colimba que brotaron en todo el mundo. Y otra vez, como el 26 de julio del 52, importamos flores de Chile, Uruguay y Brasil. Exilios, dolores, y ausencias más terribles que la muerte asomaban como el sol de mayo para secar la tormenta que llegó hasta entrados los años ochenta.
Tan duales, bifrontes. Como argentinos. Y el monstruo de la Guerra que nos esquivó con el vuelo de un cardenal, nos hundió fuera del escenario del conflicto. Y los pibes de Malvinas que jamás olvidaré. Siempre si hay un roto para un descosido, si hay 32 rayos, 16 son rectos y 16 flamígeros. Si hay unitarios, hay federales. La novedad empieza cuando se terminaron los señalados y los dedos ya no buscan lejos. Indican para adentro. Y hubo juicios. Y Condenados. Y no pudieron detener la primavera. Fue alfonsinista. Pero los huevos de la serpiente estaban inoculados. Como le pasó a Celentano, una mezcla de chiste y reclamo, una melodía que debía marcar un Nunca Más, se trastoca a dos o tres Más y terminamos acá. Y el PI que tomaba vino tinto que era industria nacional, aclaraba en Semana Santa que eso pasaba por no limpiar la casa.
Errores de balcón. Y boinas blancas regurgitando Montos atrás el pueblo quiere Paz. El avión finalmente había sido de Al Italia, y aunque no era negro, trajo antes y ahora a las patillas federales del segundo riojano más famoso después de Ramón Angel Díaz.
Ahí a sólo 10 años del año 2000, el tiempo ni se acabó ni llegó la era nuclear. El muro tambaleaba y el País se debatía ya claramente entre: Peronistas y Anti Peronistas. Y dentro del Peronismo entre: Peronistas y Anti Peronistas. Y los Rolings canchereaban y se hacían los satánicos, queriendo que adivinemos el nombre del Diablo, y que encantados de conocerlos, cuando acá la Telesita se prendía fuego para que no la rete el padre y transformaba en flor desde la década del 10. Acá tampoco preguntamos por tu amor, porque nunca lo hallaremos. Épocas de oro para sacudir el esqueleto y los extremos. Repatriamos los huesos de Rosas, en manos de un historiador comunista y radical, y entregamos hasta el caracú en la lapicera de un general liberal y padre de una hija que tenía alta Sympathy For The Devil. ¿Qué tenía ése petiso? Era diferente. El primero en hacer y decir todo lo contrario a lo que había dicho y hecho y pensado siempre. Todo en 10 años. La política había cambiado. Ya no era importante ser divertido. Cualquier equipo de publicistas de hijos tontos ciegos y testarudos que hacían famosa una cerveza o un correo privado, podían, y pudieron, poner un padre presidente que hasta la semana anterior tenía un programa para jubilados en Radio algo de una de la tarde hasta que arrancaba el fútbol porteño de descenso eterno. Hijos que reemplazaron la pizza con champán por sushi. Ya empezaban a poner de titular a una piba que nunca fue lo que aparentó, como el ser Argentum de Francella ( y esos dos directores sin alma) no puso jardines, ni le devolvió el 13 por ciento a los Jubilados que escuchaban en AM a la jóven promesa que acompañó a Balbín mientras la Casa de Gaspar Campos hacía famosa la ventana y el tapado a cuadros. Tienen el poder y lo van a perder. Y Shakira pudo despegar su carrera internacional, justo cuando Norma Plá se había convertido en leyenda y Sonia le pedía a su marido que se dedique a sus nietos y no a las finanzas. Muchas mujeres llegaban al nuevo siglo de la mano de programas transgresores. Del Kaos en la Ciudad. A la Seria miseria de Arbolito un helicóptero. 5 o 6 presidentes. La crisis se cobraba dos nuevas víctimas y en Avellaneda cambiaba el nombre de la estación del Tren.
De cabeza a la historia. Andate a dormir vos, si estás más duro que una mesa. De Lomas a Río Gallegos. Porque en la carrera presidencial, como en Las Vegas, el Lole de la invencible Santa Fé veía o no veía carteles y señales. Él eligió cual respetar, cual ignorar, y cuando retirarse. Pero del mundo de la velocidad y las fórmulas venía otro piloto. Que había dejado parte de su vida también en el Paraná. Y ahí se armó la yunta ganadora. En las elecciones más recordadas del nuevo siglo. Donde un riojano y un salteño, desafiaban en la pelea de fondo a un bonaerense y un santacruceño. Justo una dupla de Telecom contra una de Telefónica. Partidos al medio como EnTel, como la nación, como el Peronismo.
Esa tenida ya sabemos que terminó con el repliegue de los herederos de Felipe Varela, pero no para esconderse en los llanos. Sino para ocupar hasta hoy cargos casi de Lores. Incluso mientras se seca ésta tinta Juan Carlos Romero hasta vuelve a ocupar un cargo ejecutivo en el equipo de Javier Gerardo Milei. Un arquero que pasó por Chacarita, que no llegó ni a ser @Baldocero pero que sabe cuánto pesa el Bastón de Rivadavia.
El lobo tuvo Primera Dama, y me lo dijo una gitana y no le quise creer. Y equipo que gana no se toca. Con un vice que tocaba la guitarra. Amigo de la Mancha. Terminó salpicado.
Y como si faltaran televisores para verte gambetear, al ritmo de Arde la ciudad, sin mirar atrás, los saltos ridículos e inescrupulosos de un chico rico con tristeza marcaban desde la Boca un nuevo Campeón para la ex y eterna Capital Federal. Un hijo herido en su orgullo, tan pobre que sólo tenía dinero.
Pero Cristina nos hacía suspirar y fantasear como si nos piropearía lo mejor de la Década Ganada. Pero nada es suficiente y todo todo fue mucho.
Momento fundante 200 años después. Con la espada de Bolívar y San Martín poniendo en alerta al Mundo. Porque en Plaza de Mayo caminó la dignidad de América Latina, de Hispanoamérica, de Nuestramérica. Y desde el fin del mundo llevamos un Papá. Que se transformó en líder. Añejado en barricas de injusticia y opulencia opresora. Y rerum novarum hablaba de Justicia Social. Pero acá se había materializado ¿Como? Con decisión. Logrando independencia económica, para tener soberanía en la política y llegar a completar el círculo virtuoso de la realidad efectiva. Hubo un tiempo que fue hermoso.
Y sentimos la bronca de Pedro y Pablo. Reían satisfechos, aunque hoy es mucho peor.
El Capitán Beto, que fue elegido para Volver mejores. Coincidió con una pandemia secular donde la masa madre y la estupidez humana nublaron el mundo conocido. Y como en Tron, se mezclan: Kevin Flynn con FLU con Jeff Bridges todo en el mismo tiempo y espacio. Y el resultado de ésta fina mistura entre pangolines y jeringas es un orbe balcanizado por la mezquindad los likes los rappi los cursos de papa pobre hijo millonario. Con hijos que creen que su sola existencia les garantiza el carácter transitivo de lo bueno y disfrutable. Pudiendo actualizarse como si se tratara de elecciones y no lecciones. Y con votantes que desprecian su derecho por tratarse de una obligación y eligen el virus capaz de destruir el genoma que los altera y los hace volver al presente. Aunque ése cuerpo sea el suyo y ésa destrucción incluya muchas veces su propia vida. La capacidad de la generación Game Over Insert Coin ha roto la pared y hoy preside la Nación.
No podemos esperar que el pasado resuelva lo que nos tiene que pasar en lo que viene. No se puede seguir desacoplando la realidad para cortar una muestra llevarla a un ambiente estable y controlado, resolver los problemas en la teoría y con ése fractal preparar un antídoto que salve la era en el último minuto con un centro al viejo goleador.
La más maravillosa música, fue y seguirá siendo la palabra del Pueblo.
Si Mao no podía determinar en 1950 si la Revolución del Hombre de París era buena o mala para la humanidad, por el escaso tiempo de ocurrido el suceso. Mal podríamos escudriñar la paliza electoral del último domingo.
Pero a los 4 mil años corridos de continuidad China, vamos a sombrear nuestros 209 de libertad.
Ahí podemos completar algunos casilleros que rellenen nuestras expectativas y puedan achicar nuestras dudas fundadas en las caras de placer de los que gobiernan al ritmo de recortar plata, derechos, e identidades. Sujetos perniciosos que actúan como fuerza de ocupación.
Que se enorgullecen rematando el acervo cultural para ser entregado en bandeja a ignorantes, in-sabios, chorros, criminales y estafadores. Heridos por un sable sin remache, lloran a mascotas espectrales y tarotistas de pasta ballina.
Y después de comprobar que la sociedad desde sus herramientas ha otorgado un respaldo sin dobleces a un Gobernador que dice y hace; a un Intendente que dice y hace; y un Pueblo que aceptó el desafió y marcó hacia donde filar las velas. La respuesta inicial de perdimos y entendimos el mensaje. Parece teñirse balsámica-mente por algunos propios que indagan si el que perdió lo hizo a sus sabiendas. O el que ganó entró a la cancha cuando el rival ya se había hecho los goles en contra sólo.
Lo más dramático de la batalla es el repliegue, decía Lopez Jordán. Porque en la desesperación, entre la polvareda y la falta de estandartes que guíen, terminan muchas veces enredados propios y ajenos. Hermanos en la desgracia que dependen ahora del que recibió el enjambre de sangre, barro, y miedo.
Por eso, nuestra bandera lleva el sol. Y la de guerra ya la llevaba. Y los que antes habitaban éste suelo ya lo usaban. Que brille. Bien alto. E importa y mucho quien lo lleve, es decisivo quien lo blanda. Y atrás iremos todos.
Hubo aviones que nublaban el día. Hubo goce en la masacre. Sufrimiento. Robo de identidades.Tenemos un camino que otros marcaron a fuego. Necesitamos recuperar las acciones que nos determinan y nos igualan con la historia de nuestro Movimiento.
Es tiempo de nuevas manos para nuestras legendarias banderas. Es momento de honrar el grito patriótico de los que estuvieron antes.
Nacimos para seguir torneando el destino de la Patria en favor de las mayorías. Es hoy, es ahora: democracia paz y peronismo