jueves 30 de octubre de 2025 - Edición Nº 29.188

Opinión | 30 oct 2025

Elecciones 2025

Cristina, un salvavidas de plomo

Los grandes ausentes fueron la falta de un programa político y la renovación que demanda la sociedad.


Por: Gastón Landi

El duro revés electoral sufrido por la oposición pone nuevamente el foco en un problema que lleva años sin resolverse. Hay candidatos que no logran el apego de la sociedad, tanto por su pasado como por su falta de discurso, lo cual ha dejado en un estado crítico la conducción y la unidad del peronismo. En cuestión, la verdadera problemática hoy rige, en principio, a un motivo del que nadie quiere ver (al menos por ahora): que es el salvavidas de plomo que significa tener a la expresidenta Cristina Kirchner.

El tejido de las postulaciones electorales en las elecciones provinciales había dejado muchas cuestiones en juego, desde candidatos exigentes que tomaron voz en el armado de listas, hasta tensiones de ruptura de cara al cierre. En ese sentido, CFK puso toda su influencia para generar caos interno y así, en cierto modo, acomodar a una gran cantidad de candidatos a su gusto, quitándole protagonismo al gobernador de la provincia.

Ya desde ese momento todo demostraba que las cosas no estaban del todo bien; aunque avanzaron, se pusieron de acuerdo y ganaron las elecciones provinciales en un cuestionado desdoblamiento por parte del ala camporista. La elección resultó positiva para un espacio que parecía estar bajo las cuerdas de un oficialismo que esperaba ganar cómodamente, lo que envalentonó al electorado peronista y le dio más protagonismo al gobernador por el triunfo.

Cristina, un salvavidas de plomo para el peronismo

Ya con las elecciones de octubre a la vuelta de la esquina, la cosa pareció volver al principio: idas y vueltas para ubicar a los candidatos y, lo que es peor, Cristina de nuevo tomando las decisiones finales. Apelando a su histórica falta de tacto electoral, decidió poner a los candidatos más rancios que el espacio podía tener: Jorge Taiana y Juan Grabois.

Sin embargo, eso pasaba desapercibido mientras viralizaban los vínculos del candidato de la otra vereda, José Luis Espert, con el narcotráfico. Los candidatos de la oposición creyeron ser los nuevos paladines de la moral, aprovechando el acorralamiento de La Libertad Avanza, buscando torcer equivocadamente la decisión de la gente. Mientras esto ocurría, la tensión interna era ineludible: aun con el triunfo de septiembre, se le seguía acusando al gobernador de no entender de política por su decisión de desdoblar.

Como se observa, el gran ausente en todo esto fue la falta de un programa político, y también la renovación que demanda la sociedad. La campaña se centró únicamente en acusaciones contra los oficialistas, un espacio donde ni sus propios miembros superan una prueba de integridad contra la corrupción.

Como resultado se combinaron varios factores: entre otros, la falta de una propuesta mientras lo único que se proponía era “frenar a Milei” sin explicar cómo ni con qué, así como la ausencia de ideas para explicar lo que se viene en materia legislativa. A simple vista se puede observar que su único camino era llegar al Congreso y nada más, cosa que el electorado pudo percibir rápidamente.

Claramente, con ese panorama la derrota estaba muy cerca, hasta que se concretó: el peronismo no pudo mantener su caudal de septiembre y perdió por una impericia táctica provocada por quien ya acostumbró al espacio a efectuar su camino al abismo: “Cristina y sus laderos de La Cámpora”.

Ya en el acto final de la derrota, se vio a Máximo Kirchner hacer gestos de alegría por el resultado cuando el gobernador hablaba a la militancia, algo nunca visto en toda nuestra historia. Lo que demuestra que este resultado era el esperado por un sector que quiere a toda costa bajarle el precio a la candidatura del gobernador a presidente. Quien también se sumó a esta contienda fue Mayra Mendoza, tuiteando la frase “Cristina tenía razón”, alimentando el fuego del incendio interno que existe por estos momentos. Lo que deja ver que la vieja alianza entre kicillofistas y camporistas va llegando a su final.

El peronismo vive un momento de extrema tensión, donde la brújula directiva parece haber perdido su rumbo. La falta de renovación, sumada a la muy escasa propuesta, tiene como resultado un desprecio muy grande por gran parte de la sociedad, a la cual le hablan poco, o al menos con una narrativa que poco interesa a la gente común.

Hoy, la encrucijada es desestimar aquello que no suma; el Partido Justicialista (PJ), cooptado en sus estructuras formales por La Cámpora, se ha convertido en un antro donde lo que menos se discute es política y donde no se permite el ingreso de cuadros nuevos.

Al peronismo le quedan dos años de gestión, por un lado, y también le urge una fuerte reestructuración para al menos ofrecer, de cara a lo que viene, un sentido de transparencia acompañado con un programa político coherente y fresco.

 

 

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias