El 1 de julio pasado el Sistema ATLAS (Asteroid Terrestrial-Impact Last Alert System) desde su estación en Río Hurtado Chile descubrió el 3I/ATLAS, el tercer cometa interestelar identificado en la historia.
ATLAS en español quiere decir: Sistema de Alerta de último momento de impacto Terrestre de Asteroides. Su trayectoria, velocidad y características físicas (como una coma y cola al acercarse al sol) confirman su naturaleza de cometa interestelar.
Según los cálculos de la NASA el 3I/ATLAS viaja a más de 210.000 kilómetros por hora (60 km por segundo), una velocidad que lo impulsa a atravesar el Sistema Solar en una órbita hiperbólica, sin quedar atrapado por la gravedad del Sol.
Si bien el astrónomo Jason Wright, de la Universidad Estatal de Pensilvania, expresó el entusiasmo general al destacar que “este es solo el tercer cometa interestelar de este tipo que se ha podido estudiar”, cuando comenzaron a llegar los primeros análisis detallados el profesor Avi Loeb, de la Universidad de Harvard, mencionó que un informe indicaba que el objeto se volvió mucho más brillante de lo esperado, “mucho más brillante que cualquier cometa anterior del sistema solar, a medida que se acercaba al Sol”.
“Además, el color del objeto es azul, más azul que el Sol, y eso es muy sorprendente porque normalmente, cuando hay polvo alrededor de un objeto, debería volverse rojo”, agregó Loeb.
El misterio se profundizó con la detección de una “anti-cola”, un chorro de gas y polvo dirigido hacia el Sol, en lugar de alejarse de él. Ese fenómeno, observado por el Telescopio Óptico Nórdico de España, fue seguido poco después por la aparición de una cola convencional, en dirección opuesta.
Frente a esto, Loeb propuso una interpretación provocadora: “si el objeto es una nave espacial alienígena que está desacelerando, entonces la anti-cola sería evidencia de una maniobra de ‘empuje de frenado’, que naturalmente cambiaría a una cola una vez completado el proceso de desaceleración”.
Consultado por Info Blanco Sobre Negro, el físico, astrónomo y docente de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Eduardo Tello, sostuvo que “según estudios sobre su estructura y tamaño se observó una 'anti-cola' (una estela que apuntaba hacia el sol), la cual luego mutó y fue reemplazada por una cola convencional, así que ese proceso de mostrar la anti-cola fue temporal”.
“Quizás pueda deberse a un sesgo observacional o quizás algún evento similar al viento solar que hizo que esa cola tuviese temporalmente ese sentido que luego se normalizó”, explicó el especialista, y si bien destacó que se ha avanzado mucho en aprender sobre la dinámica, estructura y composición de los cometas de corto y largo periodo, advirtió que “poco se sabe acerca de los cometas procedentes de fuera del Sistema Solar, que provienen de ambientes extremadamente fríos y condiciones químicas muy distintas, con trayectorias hiperbólicas (cometas interestelares)”.
“Hasta el momento sólo conocemos tres objetos interestelares: 1I/’Oumuamua (2017), 2I/Borisov(2019) y 3I/ATLAS (2025). La letra I indica que es un objeto interestelar, deben de existir muchísimos, pero son muy difíciles de detectar”, recordó el astrónomo.
“Por eso, por ahora, habrá comportamientos que aún son un misterio, como el anómalo del brillo y su composición química inusual del 3I/ATLAS, pero esto no nos debe llevar a pensar casos extremos a que sea una nave extraterrestre”, señaló Tello.
“Por ejemplo, Loeb dice que el núcleo del cometa 3I/ATLAS podría tener un diámetro entre 10 y 20 kilómetros, mientras que la mayoría de autores de trabajos científicos da como máximo un diámetro de 6 kilómetros aproximadamente. Entonces, podríamos pensar que Loeb, da resultados extremos, por lo que tendría cuidado en sus resultados y sus hipótesis”, concluyó el docente de la UNLP.
Según la NASA, el evento ocurrirá el viernes 19 de diciembre, cuando el cuerpo celeste se sitúe a 270 millones de kilómetros del planeta, la distancia más corta registrada hasta el momento. Este valor equivale a 1,8 veces la separación entre la Tierra y el Sol, según precisó la agencia espacial.
Entre el 2 y el 25 de noviembre de 2025, el Explorador de las lunas heladas de Júpiter (Jupiter Icy Moons Explorer), perteneciente a la Agencia Espacial Europea (ESA), analizará el objeto interestelar al utilizar una serie de instrumentos especializados.
Las imágenes más recientes divulgadas por la agencia espacial estadounidense y otros organismos científicos muestran con gran detalle parte de su estructura compuesta por polvo y gas, lo que genera nuevas preguntas acerca de su composición.