jueves 4 de diciembre de 2025 - Edición Nº 29.188

Información General | 1 dic 2025

El Sebastucho, el bromista colombiano que hundió su auto en el mar y ahora quiere entrar a La Casa de los Famosos


En un ecosistema digital saturado de challenges, trends efímeras y bromas cada vez más extremas, aparece un nombre que empieza a resonar con fuerza más allá de Colombia: El Sebastucho. Este creador de contenido, que ya reúne más de dos millones de seguidores en Instagram, se ha convertido en tema de conversación en distintos rincones de Latinoamérica luego de publicar un video donde ingresa su auto al mar con su madre y su tía a bordo, en medio de una de sus clásicas bromas familiares.

La escena parece escrita para una comedia, pero sucedió en la vida real: El Sebastucho maneja con total naturalidad, mientras su mamá y su tía comentan el paseo, hasta que el vehículo empieza a internarse en el agua. Entre gritos, risas nerviosas y una cámara que no pierde detalle, el auto termina literalmente metido en el mar. El video se viralizó en cuestión de horas y, lejos de quedarse solo en el impacto del momento, el creador lo presentó como el “intro” con el que busca llamar la atención para conseguir un cupo en La Casa de los Famosos Colombia, uno de los realities más comentados de la región.

Para el público argentino, acostumbrado históricamente a realities de fuerte carga emocional, convivencia intensa y personajes que se vuelven parte de la conversación cotidiana, la figura de El Sebastucho no pasa desapercibida. Su propuesta es clara: trasladar a la televisión la dinámica que lo hizo crecer en redes sociales, basada en bromas constantes a su familia y amigos, una energía desbordante frente a cámara y la capacidad de convertir cualquier situación en un momento de humor.

Desde sus inicios, el contenido de El Sebastucho ha girado alrededor de su entorno cercano. Su madre, su tía y sus amigos son protagonistas recurrentes de sus videos, en los que se mezclan cámaras escondidas, situaciones inesperadas y reacciones que oscilan entre el enojo, el desconcierto y la carcajada final. No es casual que su comunidad lo vea como ese “pariente bromista” que todos tienen o han tenido alguna vez, capaz de sacar una risa incluso en los contextos más cotidianos.

Pero el video del auto entrando al mar no solo ha despertado risas; también ha reabierto el debate sobre los límites del contenido viral. Tal como ocurre con otros fenómenos digitales que también se discuten en Argentina, las preguntas se repiten: ¿hasta dónde es válido llegar para entretener? ¿Qué responsabilidad tienen los creadores cuando su audiencia incluye adolescentes y jóvenes que pueden intentar imitar estas escenas? Diversas voces han señalado la importancia de subrayar que este tipo de acciones no deben replicarse y que, detrás de la broma, deben existir medidas de seguridad y planificación.

Aun en medio de esa polémica, lo cierto es que El Sebastucho ha conseguido lo que muchos aspirantes a la televisión buscan: visibilidad, conversación y una marca personal reconocible. Sus más de dos millones de seguidores en Instagram se han movilizado con mensajes de apoyo, etiquetas y comentarios pidiendo que sea incluido en la próxima temporada de La Casa de los Famosos Colombia, dando una muestra del peso real que hoy tienen las comunidades digitales a la hora de empujar a sus referentes hacia formatos tradicionales como el reality show.

Desde la mirada de un portal como Info Blanco Sobre Negro, donde el análisis cultural y el cruce entre medios tradicionales y plataformas digitales forman parte del día a día, el caso de El Sebastucho funciona casi como un síntoma de época: un creador que nace en redes, se consolida con una estética de broma familiar y luego intenta dar el salto a la televisión apoyado, no por un casting clásico, sino por la fuerza de un video viral y una audiencia organizada.

Si finalmente El Sebastucho logra entrar a La Casa de los Famosos Colombia, lo hará con una carta de presentación tan polémica como inolvidable: la del hombre que convirtió un paseo familiar, un auto y el mar en su campaña para pasar de influencer a figura de reality. Mientras tanto, sigue publicando contenido y sumando seguidores, recordándole a la región que, en la era de las redes, la próxima gran historia de entretenimiento puede empezar, literalmente, con un auto hundiéndose frente a cámara.

 

 


 

 

 

 

 

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