

“Grupo Plaza de Inversión S.A., actualmente conocido como Grupo Plaza, es una corporación de transportes públicos y uno de los grupos multinacionales y económicos más importantes de Argentina. Es administrado por los hermanos Cirigliano: Claudio, en las líneas de transporte y Mario, encargado de Cometrans (Consorcio Metropolitano de Transporte)”, según consigna Wikipedia.
“Los Cirigliano no tuvieron problemas en llevarse bien con los últimos gobiernos. Explotaron durante la década del menemismo, principalmente luego de lograr varias concesiones, como la del servicio de trenes urbanos. Con De La Rúa también tuvieron excelente relación y hasta formaron parte de comitivas oficiales en viajes al exterior; actitud que mantuvieron con Duhalde y afianzaron con Néstor y Cristina”, destacó el portal mendocino Mendoza On Line, en un viejo informe tras la masacre de Once.
Como se describe en ambos sitios web, se trata de un poderoso grupo empresarial. El poder que tiene alcanza límites inimaginables, tal como venimos denunciando en Info BLANCO SOBRE NEGRO.
Desde hace un año, según confirmó a este portal en off un empleado de la aseguradora de la empresa, llamada Protección Mutual de Seguros del Transporte Publico de Pasajeros, Plaza no paga los accidentes ni los daños contra terceros en La Plata. Tenemos la grabación que nadie desde la empresa aún desmintió, ni podría desmentir.
Sí lo hizo una empleada de la compañía de seguros (la mencionada Protección Mutual de Seguros del Transporte Publico de Pasajeros), que pese a haber ofrecido una respuesta a los casos que consignamos en notas anteriores de este portal, se excusó alegando que los responsables de Grupo Plaza en La Plata rehúsan remitir los partes sobre siniestros en esta Ciudad. Y nadie hace nada.
La Defensoría Ciudadana de la Municipalidad de Las Plata, a cargo de Florencia Barcia, requirió a la empresa Plaza a través de una abogada que explique si esta situación es transitoria , pese a que lleva un año destrozando vehículos de particulares que después no arregla.
Hasta este viernes, los responsables de la firma en La Plata se siguen riendo de la breve gestión que ese organismo realizó para que los directivos locales de la firma involucrada en la masacre de Once den alguna respuesta.
Esta tarde info BLANCO SOBRE NEGRO dialogó con una vecina de La Plata que aportó datos de interés en relación al pacto de impunidad que protege a los Cirigliano en La Plata. Un pacto mucho menos aberrante que el que hizo posible que en la estación de Once murieran 51 personas, pero que no deja de llamar la atención por la pasividad cómplice de los organismos reguladores y de los que deberían defender a las víctimas de la larga mano de los Cirigliano, que lleva los aportes dinerarios que garantizan su inmensa impunidad.
Según confirmó N.H. (resguardamos su identidad por temor a represalias físicas que, asegura la víctima, puede recibir de mano de obra desocupada “muy pesada” que trabaja para los Cirigliano) , si los daños que cualquier colectivo de Plaza (Línea 129) ocasiona a particulares que circulan con sus automóviles no supera los 120 mil pesos, la franquicia debe ser asumida por la Línea 129, de los Cirigliano, a través de Plaza.
Ergo: si a Ud. , estimado vecino, estimada vecina, algún colectivo de Plaza le destroza su automóvil por un valor inferior a los 120 mil pesos, la compañía de seguros (que en realidad oficia como “eventual compañía de seguros”, puesto que como aclaramos, interviene sólo ante siniestros en los que Plaza rompe, daña, o mata por un valor superior a los 120 mil pesos), encomiéndese a Dios o contrate a algún abogado para ver si antes del próximo milenio los letrados que patrocinan a la empresa que tiene en La Plata zona liberada para hacer lo que quiera responden algún escrito.
Ya se dijo mil veces, la corrupción mata. Que el grupo Plaza circule destrozando coches de trabajadores y trabajadoras de La Plata, y se burle de las víctimas interponiendo a una aseguradora (la mencionada “Protección Mutual de Seguros del Transporte Publico de Pasajeros”, que atiene sólo en la CABA) que no da respuestas con el argumento de que “la empresa no remite los partes con los choques”, como se nos informó, resulta inaceptable a esta altura del proceso de supuesto “sanaemiento moral de la república”. A La Plata ese saneamiento no llegó, y las mafias tan mentadas, ¿andan sobre ruedas? ¿Y nadie ve nada?
Los Cirigliano siguen imponiendo la ley del más fuerte, de los poderosos, la misma que se llevó la vida de decenas de usuarios del Tren Sarmiento, y que tanto criticó el actual gobierno y amplios sectores de la dirigencia política.
En La Plata nadie de Plaza pone la cara ni responde las requisitorias que se le hacen por las víctimas de accidentes ocasionados por sus vetustas y mugrientas unidades.
Sólo un empleado insiste con el mismo relato: “La empresa remite los partes por accidentes a la aseguradora”. En Protección Mutual de Seguros del Transporte Publico de Pasajeros, por el contrario, aseguran que no reciben los informes. El cuento de la buena pipa.
“Todos los trámites son complicados” le dijeron a este portal desde la boletería de la línea 129. Y rehusaron continuar con el diálogo, ofuscados, molestos, incómodos. “Yo hablé y dicen que el parte de los accidentes se entregan”, alegan.
Y mencionan al gerente, Alejandro Nicolas Calello, como la persona responsable de recibir, y que retendría, los partes de accidentes en esta región.
Según informó a este portal personal de la CNRT en funciones, Calello sería “el hijo de la hermana de Mario y Claudio Cirigliano, y un hombre del corazón de la firma”.
“Quizá Calello no esté al tanto de esta situación, pero eso es muy poco probable”, advirtió una fuente de la empresa. Los empleados de Plaza aseguran que envían a su despacho los reclamos por accidentes y que Don Calello los usa para hacer avioncitos de papel, es decir, o los encajona, o los archiva, o los usa para sonarse los mocos. Pero a la aseguradora de la Línea 129, según los testimonios, nunca llegan.
En la semana entrante haremos una radiografía sobre la trama de complicidades y los roles que desempeñan todos los que protagonizan este desatino que parece propio, como dijimos, de una republiqueta de la África subsahariana, reinos de impunidad, de negociados, donde nadie ampara a los usuarios de las empresas que “se llevan bien” con un Estado ausente, mientras mucho dinero corre de mano en mano, aunque las deudas, las paga Dios.