

Los siete trabajadores de La Aguada, todos de más de 50 años, se quedaron sin su fuente laboral. Uno de ellos consiguió un puesto como mozo en un restaurante y otro planea comenzar a manejar un remis. “Yo todavía no sé qué voy a hacer. Encima es un momento difícil. Es duro, no están tomando gente en ningún lado y menos de nuestra edad”, comentó a Blanco sobre Negro Carlitos, uno de los mozos históricos del lugar. El único que llegó a jubilarse es el encargado, Alfredo Almeyda.
Con 77 años de historia, el principio del fin para La Aguada comenzó en 2001, cuando los dueños les comunicaron que iban a cerrar el restaurante. Para no quedarse sin trabajo en medio de una onda crisis, los trabajadores aceptaron seguir explotando el lugar por cuenta propia, pagando un alquiler.
“Me acuerdo que una vez se apareció el abogado de los dueños con un reconocido boxeador armado para intimidarnos”, relató uno de los mozos. La propuesta impuesta fue que los trabajadores conformasen una S.R.L a la cual le entregaban el fondo de comercio a cambio de que resignasen sus indemnizaciones.
Quince años después, los propietarios decidieron vender el inmueble y para eso el local debía cerrar. Como los trabajadores no iban a aceptar, iniciaron una causa judicial que fue tomada por el juez Civil y Comercial N° 21 de La Plata, Héctor Luján Iacomi, quien les dio la razón y dictó una orden de desalojo, sin tener en cuenta que durante todo este tiempo los dueños cobraron un oneroso alquiler pagado por los propios trabajadores en lo que podría haberse entendido como una continuidad encubierta de la relación laboral.
El inminente desalojo cobró estado público a fines del 2015 y la noticia logró notoriedad en los medios locales y también nacionales. El restaurante más viejo de La Plata estaba por desaparecer. Los propietarios y los trabajadores acordaron postergar el desalojo hasta el 15 de marzo. Todavía existía la esperanza de conformar una cooperativa y pelear por la expropiación. Sin embargo, la fecha llegó y el local se cerró definitivamente.
Aunque estaba pautado que el último día abierto sería el miércoles, el martes por la noche el salón estuvo repleto y se agotó toda la mercadería. Los trabajadores pensaron que no había una mejor forma de despedirse y decidieron comenzar con el remate de todo lo que estaba dentro del local.
Sin lugar a dudas, La Plata perdió parte de su patrimonio histórico. Por La Aguada pasaron personalidades destacadas como los ex presidentes Cristina y Néstor Kirchner, René Favaloro, Osvaldo Zubeldía, entre otros. También solía ir a comer el intendente platense Julio Garro.
“Julio venía siempre acá con su familia, hasta que empezó la campaña y no vino más. Nos hubiera gustado que se acercara cuando se generó todo el conflicto, pero bueno. Ahora le queremos regalar la mesa y las sillas que ocupaban siempre, nos encantaría que las venga a buscar y de paso se despida ahora que es intendente”, comentó Juan, otro de los mozos.