domingo 4 de mayo de 2025 - Edición Nº 29.188

Información General | 25 jun

Biosolarización

En el cordón hortícola platense prueban una novedosa técnica para mejorar los suelos con energía solar

En la estación Experimental de Gorina del INTA, técnicos de este organismo realizan pruebas de biosolarización, un tratamiento de la tierra con altas temperaturas y humedad que activan y eliminan los microorganismos patógenos, nematodos y semillas de malezas sin utilizar productos químicos. Buscan fomentarlo entre los productores del cinturón frutihortícola de La Plata


La biosolarización es una técnica recomendada para reducir las poblaciones de patógenos y malezas sin utilizar productos químicos. Actualmente, en la Estación Experimental de Gorina, técnicos del INTA realizan ensayos para aplicarla en el cinturón frutihortícola de La Plata.

En los últimos años, investigadores de todo el mundo concentran sus esfuerzos en desarrollar técnicas no contaminantes para la desinfección del suelo. En este sentido, especialistas del INTA San Pedro trabajan en la aplicación de la solarización combinada con biofumigación para el cuidado de los suelos, una técnica que demostró un alto potencial para controlar las malezas y los patógenos.

Mariel Mitidieri, especialista en manejo integrado de enfermedades en cultivos intensivos de esa unidad del INTA, explicó que “la combinación de ambas técnicas disminuye el uso de plaguicidas en la producción de hortalizas y flores, ya que no se utilizan compuestos tóxicos”.

La biosolarización puede aplicarse a todas las producciones, pero estas técnicas tienen una mayor aplicación en los cultivos hortícolas y florícolas.

Con la mirada puesta en producir un cultivo con bajos niveles de agroquímicos y con técnicas de bajo impacto ambiental, la biosolarización crea la posibilidad de obtener un valor diferencial y una posibilidad de posicionar mejor el producto en el mercado.

Mitidieri explicó que la solarización “es el uso de la energía solar para pasteurizar el suelo con la finalidad de disminuir la población de patógenos y malezas sin utilizar plaguicidas de síntesis química”. Por otro lado, la especialista del INTA señaló que “la biofumigación es el control de plagas y patógenos del suelo por medio de la liberación de compuestos originados naturalmente de la descomposición de residuos orgánicos”.

Si bien los resultados dependen del grado de infestación del cultivo, la especialista del INTA aseguró que “en un invernadero con alta presencia de nematodos y patógenos en el suelo, el rinde en un cultivo de tomate puede aumentar hasta un 40 % después de aplicar la biosolarización al suelo”.

“La adopción de estas técnicas necesariamente debe ser parte de una gestión integral”, señaló Mitidieri que además recomendó al productor “la planificación de las actividades en el invernadero a través del diseño de un sistema que determine los momentos óptimos para biofumigar o biosolarizar, para evitar pérdidas económicas”.

De acuerdo con Mitidieri, “las experiencias indican que lo más efectivo es combinar ambas técnicas, debido a que el aporte de materia orgánica contrarresta la pérdida por mineralización que producen las altas temperaturas”.

LA BIOSOLARIZACIÓN

La solarización incluye tratamientos repetidos con altas temperaturas y humedad en el suelo que activan y eliminan los microorganismos patógenos, nematodos y semillas de malezas. Con esto, se logra el saneamiento de toda la estructura del invernadero. Además, se puede aplicar en parcelas al aire libre.

Para captar la energía solar es necesario trabajar el suelo, colocar el sistema de riego y tapar herméticamente con un plástico. De esta manera, por acción de la radiación solar, aumenta la temperatura del suelo y se repite el proceso todos los días.

“El suelo debe estar húmedo, para que el vapor de agua que se genera profundice el efecto deseado, ya que la humedad activa los propágulos de patógenos que luego mueren por el efecto de las altas temperaturas”, explicó la especialista del INTA.

Para que se den las temperaturas óptimas requeridas –50 y 60º C– es recomendable en la región pampeana aplicar la técnica en enero, mes en el que existe mayor probabilidad de alta radiación y temperatura.

La biofumigación, además de permitir la mejora de la calidad del suelo a través del aporte de materia orgánica, reduce el costo y el impacto ambiental de la producción debido a que puede realizarse con los rastrojos de los cultivos que se generan en la quinta, incluidas aromáticas como la mostaza.

Profesionales del INTA realizaron experiencias exitosas en distintos puntos del país han realizado experiencias de solarización y biofumigación. Una de ellas se lleva a cabo en la Estación Experimental de Gorina, ubicada en el cinturón frutihortícola platense.

“En este territorio y otras localidades se llevan parcelas demostrativas en campos de productores, que actualmente se interesan más por la técnica dado el alto valor que han adquirido los fumigantes químico”, expresó Mitidieri.

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