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Información General | 21 mar 2015

Berisso

Vino de la costa: ascenso, caída y renacimiento de un orgullo de la Región La Plata

El vino de la costa se empezó a producir con la llegada de los inmigrantes, en su mayoría italianos y portugueses, a fines de 1800. Tuvo su época dorada en las décadas del ’40 y ’50, cuando se llegó a elaborar cera de un millón de litros por año. La última dictadura militar lo prohibió y restringió la plantación de la uva Isabella. En 2003 se creó la Cooperativa de la Costa y empezó a renacer con vigor apalancada por el esfuerzo y la lucha de pequeños productores.


Los niveles de producción del vino de la costa son un reflejo bastante exacto de la historia del país. Comenzó a elaborarse por los inmigrantes que llegaron a la región a fines del siglo XIX, y en un principio estaba destinado al consumo familiar. El desarrollo de la zona con el crecimiento de la actividad de los frigoríficos en la calle Nueva York, hizo que el vino de la costa empezara a consumirse en fondas y hosterías y lograra gran popularidad.

El período de mayor auge se dio entre 1940 hasta 1960, cuando la producción alcanzó su máximo histórico, llegando a un millón de litros anuales. Este vino acompañó a los miles de trabajadores que el 17 de octubre de 1945 coparon las calles para reclamar la liberación de Juan Domingo Perón, lo que hizo de Berisso el “Kilómetro 0 del peronismo”.

En diálogo con el programa “De Cara Al Sol” de Radio Universidad, el presidente de la Cooperativa de la Costa, Andrés Aguiar, aseguró: “Se consumía desde Punta Indio hasta La Boca. Algunos historiadores incluso afirman que fue el primer vino que se llegó a exportar porque se mandaba de contrabando en los barcos de carne”.

“Está muy ligado al movimiento obrero, siempre se dijo que el vino de la costa era el vino de los trabajadores porque se producía en la zona y tenía un precio accesible”, comentó Aguiar.

“Con el decaimiento de la actividad frigorífica se comenzó a perder la producción de vino. En los años de la dictadura salió una resolución que directamente prohibió la producción de vino a partir de la variedad de uva Isabela”, dijo y agregó: “Fue una medida que buscó fortalecer a Cuyo como zona vitivinícola. Esto hizo que prácticamente muera la producción de vino de la costa”.

El vino de la costa entró en un profundo declive que duró décadas. En 2001, se producían solamente 2 mil litros por año. Además, se extinguió el oficio de hacer vino y las quintas quedaron abandonadas.

En 2003 se creó la Cooperativa de la Costa de Berisso. Los productores comenzaron a trabajar en forma coordinada con la Facultad de Agronomía de la UNLP y el gobierno municipal. “Esas tres patas empezaron a recuperar un poco el saber hacer vino y volvió a tomar fuerza nuevamente la producción”, aseguró el vitivinicultor berissense.

“Se empezó a plantar de nuevo, se recuperaron los viñedos y parras que estaban abandonadas. Actualmente estamos en una producción cercana a los 100 mil litros”, detalló Aguiar y agregó: “Esto también cambió el paisaje de Berisso. Hoy hay alrededor de 17 quintas que están produciendo y no tienen nada que envidiarle a los viñedos a una quinta productora de Mendoza”.

La Cooperativa reúne a la mayoría de los productores vitivinícolas de la zona. En Berisso hay casi 30 hectáreas de viñedos, lo que representa apenas el 0,002 por ciento de la superficie implantada en todo el país.

LA PUJA CON LAS GRANDES BODEGAS DE MENDOZA Y SAN JUAN

Para que se vuelva a legalizar la producción del vino de la costa, la Cooperativa y la Municipalidad de Berisso presentaron ante el Instituto Nacional Vitivinícola (INV) una fundamentación histórica sobre este producto típico local y se logró una legislación que habilitó su elaboración bajo el rótulo de vino regional.

“Esto generó disgusto en Mendoza porque no querían que en la Provincia de Buenos Aires pudiera producirse vino”, relató Aguiar. “Ellos decían que la normativa iba a bajar el estándar de vino argentino para las exportaciones”, explicó.

“Nosotros respondimos que con el 0,002 por ciento de la superficie implantada de todo el país y con la concepción de que es un vino regional y familiar, no estamos ni apuntamos a exportar. Buscamos consolidar una economía social y defendemos nuestra historia vitivinícola”, aseguró el presidente de la Cooperativa.

“Pasa por una cuestión de diversidad, no aceptan que haya otra variedad en otra zona del país y que también se llame vino. Las críticas no vinieron de pequeños productores de Mendoza y San Juan, sino de las grandes bodegas que se tiran contra la agricultura familiar y los pequeños productores”, añadió.

“Ahora se terminó de hacer el censo vitivinícola en la región, se registraron los viñedos y se marcaron las coordenadas por GPS. A cada uno de los productores se le entregó una credencial del INV reconociéndolos como productores vitivinícolas. Era el último paso por el que estábamos luchando”, comentó Aguiar.

El vino de costa ascendió en su denominación de producto casero a artesanal, lo que les permite a sus productores tener un mayor volumen de elaboración. “se incluyó a estos productores para que puedan seguir creciendo sin restricciones”, concluyó el presidente de la Cooperativa.

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