

En el verano de 2001, a un año del asesinato de su amigo “Jorgito”, Juan José Casarini, más conocido entre los taxistas de La Plata como el “Indio”, prometió que no se volvería a cortar el pelo hasta que condenasen a los culpables del crimen. En un juicio controvertido, los magistrados habían decidido absolver a todos los imputados.
El crimen de Jorge Barranechea (“Jorgito”) generó una gran conmoción entre los taxistas de La Plata. El 2 de enero del 2000, Jorgito viajaba por pedido de su jefe, Miguel Ángel Calabrese, rumbo a la localidad de Ranchos. En su casa esperaban su regreso pero nunca sucedió. El jóven chofer de 27 años apareció muerto, debajo del puente conocido como “caída del agua”, cerca del citado poblado, con tres disparos, dos en la cabeza y uno en el tórax.
Además de Barrenechea, al menos otras tres personas habían emprendido el viaje. Un hombre de apellido Llanos iba junto a “Jorgito” y un ex policía llamado Gastón Escobar conducía una camioneta detrás del taxi. A este lo acompañaba una menor que luego se convertiría en la testigo clave del caso.
En reiteradas declaraciones, ella contó que Escobar y Llanos tenían la orden de Calabrese, dueño de una flota de taxis y jefe de Barrenechea, para amedrentar al joven conductor porque sospechaba que este tenía una relación con su mujer. También declaró que “Jorgito” había visto un bolso con droga y que por eso lo mataron.
El “Indio” era muy amigo de “Jorgito” y de su padre Jorge Barrenechea, con quien todavía comparte la relación. Cuando se conoció la absolución, los taxistas de La Plata iniciaron una histórica medida de fuerza que paralizó todas las unidades en la Ciudad. “Hasta que no caiga alguien, yo no me corto más el pelo”, le prometió Juan José a la madre de “Jorgito” en la esquina del Tribunal de Casación Penal de 7 y 57.
En homenaje al compañero asesinado, la parada de taxi de calle 42 entre 4 y 5, a media cuadra de la terminal de colectivos, lleva el nombre “Jorge Barrenechea”.
“Jorgito siempre me jodía con mi pelo; decía que quería tenerlo como yo, porque el era medio colorado”, relataba el Indio cada vez que algún pasajero le preguntaba por su cabello que llegó a pasar su cintura. “Lo tuve muy largo, pero con los años se me empezó a caer solo y se fue acortando”, explica el taxista.
En 2007, el “Indio” casi rompe su promesa. Se acercaba el cumpleaños de 18 de su hijo y no tenía dinero para hacerle un regalo. Una pasajera le ofreció 200 pesos a cambio de su cabellera. “Me fui a hablar directamente con Jorge y le comenté lo que me estaba pasando. Enseguida él me dijo ‘¿Cuánto necesitás?’ y me dio la plata para poder hacerle un asado a mi pibe”, recordó Juan José.
Pero el gran día de dar el punto final a esta historia finalmente llegó el domingo pasado. Es que hace algunas semanas quedó firme el fallo que dictaminó en 2012 el Tribunal Casación bonaerense. Los jueces decidieron revertir lo resuelto en primera y segunda instancia y declararon culpables a Calabrese (jefe de Barranechea) y al ex policía Escobar. Ambos fueron condenados a cadena perpetua.
Luego de 14 años, Juan José Casarini organizó un asado con todos sus amigos, muchos de los cuales también lo fueron de “Jorgito”, donde se cortaría el pelo. También la familia del muchacho joven asesinado en el verano del 2000 estaba en la reunión. Con mucho esfuerzo, una tijera acabó con la melena. El “Indio” había cumplido con su promesa.