

Las primeras etapas del lanzamiento del satélite geoestacionario se ha cumplido con éxito. El proceso total se culminará en 30 días, cuando el ARSAT-1 entre en su órbita geostacionaria, comandado por la estación de control ubicada en la localidad bonaerense de Benavídez. Mientras tanto, el ARSAT-2 ya está en etapa de pruebas y se lanzará en 2016
La cuenta regresiva comenzó y el tiempo se paralizó. Lo que tantas veces se vio en la televisión y en las películas por primera vez tenía a la Argentina como protagonista. Gracias al desarrollo del INVAP, el país ingresa a la lista de las 8 con capacidad de construcción de satélites.
“Estamos con el satélite prácticamente en el espacio, tienen que pasar un montón de cosas pero sabemos que está bien hecho y nos sentimos contentos con el resultado”, había dicho el presidente de la empresa estatal Arsat, Matías Bianch, antes del lanzamiento. Sus expectativas fueron largamente satisfechas.
Para que ese abrazo final entre los operadores de la base de control fuera realidad se comenzó a trabajar en 2006 cuando comenzó a materializarse este proyecto. Además, hace un mes y medio un equipo de 20 personas trabaja en el lanzamiento que tuvo lugar en las Guayanas Francesas.
La primera etapa exitosa fue la del lanzador soltando el satélite a 250 kilómetros de la Tierra, desde donde éste debía remontar hasta los 36 mil kilómetros en la posición orbital definitiva comandado desde la sala de Operaciones Satelitales dirigida por Juan Aurelio, en la estación terrena en la localidad bonaerense de Benavídez.
“Pasa de una órbita elíptica como la de un balón de rugby a la redonda de una pelota de fútbol”, sin variar el punto en el que se estaciona encima de la Tierra, durante un mes de maniobras con un motor que gasta el 80 por ciento del combustible del aparato.
Mientras tanto, el Arsat-2 ya fue construido, está en etapa de ensayos y con lanzamiento previsto en 2016. Un tercer Arsat tiene previsto su lanzamiento para 2018.
Bianchi informó que “Argentina gasta anualmente unos 25 millones de dólares en alquiler de capacidad satelital que, una vez transferidos los clientes al Arsat-1, va a dejar de gastar”.
El proyecto Arsat-1 demandó 270 millones de dólares y permitió que Argentina no perdiera la posición orbital 81, codiciada porque enfoca desde Estados Unidos hasta las Malvinas, y con el Reino Unido en espera en la Unión Internacional de Telecomunicaciones.
El riesgo de pérdida de la posición orbital se remonta a cuando la empresa Nahuel tenía el servicio satelital privatizado y debía construir el segundo Nahuel-SAT, pero discontinuó la actividad; en 2006, el gobierno de Néstor Kirchner decidió crear Arsat.
En 2007 el primer Nahuel-SAT salió de servicio por acabar su vida útil y Argentina debió alquilar el AMC 6, desde donde irán migrando los servicios hacia el flamante satélite geoestacionario nacional. Gracias al ARSAT-1, ahora Argentina ingresa a la lista de países con soberanía satelital.