Los egipcios son un pueblo muy acogedor y hospitalario. Sienten gran orgullo por descender de los míticos faraones y también ese país encierra un capítulo intrigante y sobre el que cada vez se conocen más detalles: la historia de los coptos.


Los egipcios son un pueblo muy acogedor y hospitalario. Sienten gran orgullo por descender de los míticos faraones y también ese país encierra un capítulo intrigante y sobre el que cada vez se conocen más detalles: la historia de los coptos.
Esa comunidad cristiana estuvo presente allí desde hace siglos. Están en todo el país aunque solo representen el 10 % de la población.
El desierto, otro de los lugares que identifican al país en todo el mundo, se extiende desde el Nilo y el Mediterráneo hasta Sudán y Libia.
Es un auténtico mar de arena que tiene cinco grandes oasis, muy atractivos para el turismo: Siouah, Bahariya, Farafra, Dakhla y Kharga.
También vale mencionar las formaciones rocosas del desierto blanco, un paisaje inolvidable repleto de picos de una blancura única y extrema.
El río Nilo, otra de las bellezas del país, nace de la confluencia del Nilo Blanco, cuyo manantial forma un arroyo en las colinas de Burundi, y del Nilo Azul, que procede de las altas mesetas etíopes.
El Nilo es el río más largo del mundo, con 6 700 kilómetros, y vale aclarar que es posible conocerlo a través de un crucero.
También Egipto ofrece mar adentro un oasis submarino que debe su riqueza a su clima cálido.
Allí podemos conocer más de mil especies de peces, todas impresionantes: peces ángel, peces loro, rescazas voladoras o peces payaso.