

Una tradición histórica en La Plata y en cualquier ciudad del país son las calesitas. Hoy, con la tecnología 3D y 4D, pueden parecer demasiadas sencillas. Pero las calesitas siguen funcionando, quizás con menos afluencia de gente que antes pero continúan teniendo vigencia.
Una de las calesitas que permanece funcionando a pleno es la de Plaza Paso, en 13 y 44.
Su dueño se llama Adrián Rino Demarchi. La compró en 1997 al propietario de otras calesitas: las de plaza Belgrano y la de la Hipólito Yrigoyen. Las tres fueron hechas por él.
En diálogo con Info Blanco Sobre Negro, Demarchi contó que en el año 2000 era mucha la cantidad de chicos y chicas que asistían para dar una vuelta en el carrusel y así poder recoger la tan deseada sortija.
Por durante esa época en plaza Paso había una puesto de venta de panchos que se llamaba, precisamente, "Pancho Villa". Era mucha la gente que comía allí, y que antes o después de consumir iban a llevar a los más chicos para que dieran una vuelta en la calesita.
Según contó a este medio, el carrusel que administra "no paraba nunca". Recibiía a niñas y niños desde que Demarchi la ponía en marcha, aproximadamente a las tres de la tarde, y dejaba de circular a las siete. "Pero estaba siempre en movimiento", aclaró.
No obstante esa situación cambió con los tarifazos que ordenó el ex Presidente Mauricio Macri a partir del año 2016.
“En ese momento cuando no había clientes la paraba, porque me venía mucho de luz. De hecho, si había un nene solo no la prendía porque no me rendía económicamente”, manifestó Adrián Demarchi, que comenzó en ese negocio a los 17b años ayudando a un amigo en plaza Blegrano y se enamoró del oficio.
Actualmente la boleta de luz que le llega es de 3 mil pesos.
Las sucesivas crisis que vivió la Argentina también fueron sufridas por el entrevistado, que destacó por sobre otras a las de 2001, 2009 y 2018.
En 2020, con la pandemia Adrian no pudo trabajar a tiempo completo, pero desde que abrió nuevamente los niños y niñas no paran de ir a disfrutarla, siempre con todos los protocolos.
En la charla nos contó que si bien algunos calesiteros utilizaban la sortija para que los chicos dieran más vueltas, si subían tres hermanos, a uno se la daban pero no a los otros dos. Lo hacían para que le pidieran otra vuelta. Pero Adrian asegura que les da la oportunidad de sacar la sortija a todos en la primera vuelta.
Hoy, ni la luz ni la tasa municipal son el problema mayor, sino el mantenimiento de la calesita por el elevado precio de los materiales.
Pero sigue girando, y con música infantil para que chicos y también grandes se diviertan un rato.
“La mayoría de los padres que traen a sus hijos son aquellos que tienen lindos recuerdos de las veces que iban a alguna calesita cuando eran pequeños”, explicó Adrian Demarchi.
Al final de la tarde, cuando caía el sol lo saludamos antes de irnos de la plaza. Lo vimos feliz imaginando el sol tibio y más amigable de la primavera que llegará el mes que viene, mientras recogía la sortija para guardarla en algún sitio seguro y se preparaba para seguir dándole vida en la siguiente jornada a esa maravillosa tradición histórica.